Teman.
Lloren.
Tiemblen.
Porque el miedo a perder
es también el motivo por el que amamos.
No temo que mi corazón deje de latir,
sino que al morir… me vaya.
Deje.
Deje el amor.
Las promesas.
Las cosas pequeñas que aún no han sido.
No quiero dejar de dormir con mi madre.
Quiero abrazarla mientras pueda,
llamarla con voz firme,
decirle "te amo" todos los días
antes de que ya no pueda.
Pero también…
quiero morir sabiendo que fui amado.
Me aterra no poder seguir amando después.
Irme sin ellos.
Tiemblo cada noche
por temor a que el alma de alguien
se me escape entre sueños.
Por eso amo fuerte.
Desbordo cariño.
Beso mejillas.
Abrazo hombros.
Y nunca me despido sin decir "te quiero".
Muchos me llaman intenso, raro,
demasiado emocional.
Pero yo solo tengo miedo:
de irme
sin que alguien sepa cuánto lo amé.
Lloro,
porque nunca me parece suficiente.
Ni lo que digo,
ni lo que hago,
ni lo que entrego.
Así que por favor:
Acepta mis besos sin asombro.
Mis abrazos sin necesidad de devolverlos.
Mis palabras sin miedo.
Normalicemos decir "te amo" a todos.
El amor no es solo romance.
Es forma.
Es vida.
Es lo único que deja huella cuando partimos.
Enamórense del ahora.
De quienes los rodean.
Y si no se sienten correspondidos…
Crean.
Crean que yo
los amé un poco,
sin que hiciera falta conocernos.
Porque mi mayor temor
no es morir,
sino convertirme en silencio
sin que nadie sepa
que mi amor estuvo aquí.
Recuérdenme así:
una chispa sin nombre,
que solo quiso
encender a los demás.
y que, como todos…
temía morir.

Comment