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Nova: exploración y recuerdos

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La exploración es cuando una persona viaja a investigar ese lugar debido a que apenas ha sido explorado por su terreno¿pero que pasaría si es un continente desconocido en donde llevaba tiempo existiendo con civilizaciónes viviendo ahí? Es algo donde Sam descubrirá junto con sprig y ivy

Nova: exploración y recuerdos-[BI]La exploración es cuando una persona viaja a investigar ese lugar debido a que apenas ha si

En algún lugar del continente desconocido

El sol brillaba intensamente sobre el nuevo continente mientras Sam Alexander, miembro de los Nova Corps, surcaba los cielos con su casco activado. Desde las alturas, podía contemplar la inmensidad del territorio inexplorado: densos bosques, ríos que serpenteaban como venas de vida y montañas que se alzaban majestuosas en el horizonte. No podía evitar maravillarse ante la belleza de aquel lugar, un mundo desconocido que parecía prometer secretos enterrados en su historia.

"Definitivamente, este es un lugar digno de ser explorado", murmuró Sam para sí mismo mientras descendía suavemente hacia el suelo.

Al tocar tierra firme, desactivó su casco y avanzó cautelosamente por la maleza, asegurándose de no perturbar el entorno. Fue entonces cuando, a lo lejos, distinguió a dos figuras conocidas: un sapo anaranjado con chaleco azul y una joven rana verde con una bufanda roja. Eran Sprig Plantar e Ivy Sundew, dos exploradores que, según había escuchado, tenían un gran espíritu aventurero. Recordó haber oído hablar de ellos por parte de Hop Pop, el abuelo de Sprig, quien relató sus múltiples travesías y su valentía en la lucha contra el Rey Andrias.

Sam decidió seguirles con cautela, sin interrumpir su conversación. Se acercó lo suficiente para escuchar de qué hablaban, intrigado por lo que pudieran estar planeando.

"No puedo creerlo, Sprig, ¡esto es más grande de lo que imaginamos!", exclamó Ivy emocionada mientras desenrollaba un pergamino antiguo.

"¡Lo sé! Si esto es cierto, entonces estamos a punto de encontrar algo que ni siquiera el Rey Andrias pudo descubrir en su época", respondió Sprig con los ojos brillantes de emoción.

Sam frunció el ceño, curioso. ¿Un hallazgo que ni el antiguo monarca había logrado encontrar? Aquello sonaba demasiado intrigante como para ignorarlo.

Ivy señaló un punto en el mapa. "Aquí es donde deberíamos dirigirnos. Si los escritos son correctos, existe un tesoro nunca antes visto, oculto en las profundidades de este continente. Algo que podría cambiar nuestra comprensión de la historia."

Sprig asintió enérgicamente. "No solo un tesoro, sino un conocimiento perdido. ¡Imagínate lo que podríamos descubrir!"

Sam sonrió ante la pasión con la que hablaban. No cabía duda de que eran exploradores de corazón. Sin embargo, en su experiencia, cualquier cosa relacionada con tesoros antiguos solía traer problemas. Decidió seguir observando y escuchando antes de presentarse.

Horas más tarde, tras un arduo recorrido por caminos difíciles y terrenos escarpados, Sprig e Ivy se detuvieron en un claro. Exhaustos, se dejaron caer sobre el césped, disfrutando de un merecido descanso tras la intensa caminata.

"Este lugar... es increíble", dijo Ivy entre jadeos. "No puedo creer que estemos aquí."

"Sí... pero aún queda mucho por hacer", respondió Sprig, mirando el mapa con determinación. "Mañana seguiremos adelante."

Desde su escondite, Sam observó a los dos jóvenes sentados bajo la sombra de un gran árbol. Era el momento perfecto para acercarse y presentarse. Sonriendo, se preparó para dar el siguiente paso en aquella inesperada aventura.

Desde su escondite, Sam observó a los dos jóvenes sentados bajo la sombra de un gran árbol. Era el momento perfecto para acercarse y presentarse. Sonriendo, se preparó para dar el siguiente paso en aquella inesperada aventura.

Sam se acercó lentamente a la fogata donde Sprig e Ivy estaban descansando. Al notar su presencia, Sprig se puso de pie de inmediato, pero al ver el emblema de los Nova Corps en su uniforme, su expresión se suavizó.

"¡Vaya! No esperaba encontrarme con un Nova Corps en un lugar como este", dijo Sprig con una sonrisa.

Sam levantó una mano en señal de saludo. "Soy Sam Alexander, Nova Corps. Hop Pop me mencionó que estaban explorando este nuevo continente y decidí venir a ver qué están descubriendo."

Sprig intercambió una mirada con Ivy antes de extender la mano hacia Sam. "Bueno, bienvenido a nuestra expedición. Soy Sprig Plantar y ella es Ivy Sundew. Llevamos bastante tiempo explorando este lugar."

Ivy asintió. "Hay muchas cosas que aún no entendemos de este continente, pero estamos en busca de algo realmente importante."

Sam se sentó junto a la fogata y los observó con curiosidad. "¿Qué están buscando exactamente?"

Sprig se inclinó hacia adelante, su voz llena de emoción. "Una espada. Pero no cualquier espada. Se dice que esta arma es capaz de destruir cualquier cosa. Su poder es tan grande que ni siquiera el Rey Andrias pudo encontrarla."

Sam arqueó una ceja. "Eso suena peligroso. ¿Saben quién la creó?"

Ivy tomó el pergamino y señaló un dibujo de una figura encapuchada. "Según las leyendas, fue forjada por un hombre misterioso con una sabiduría sin igual. Nadie sabe su nombre, pero se dice que sus conocimientos sobre la creación de armas eran insuperables."

Sam sintió un escalofrío recorrer su espalda. Un hombre con una gran sabiduría creando un arma de poder incalculable… ¿Podría tratarse de Odín? Había escuchado historias sobre el Padre de Todos, pero nunca imaginó que pudiera estar relacionado con este mundo.

Sprig miró a Sam con curiosidad. "¿Te interesa unirte a nuestra búsqueda? Podríamos necesitar ayuda."

Sam sonrió. "Definitivamente me interesa. Si hay una espada así de poderosa, es mejor que la encontremos antes de que caiga en las manos equivocadas."

Con una sensación de anticipación en el aire, los tres aventureros se acomodaron alrededor de la fogata. Mientras las llamas crepitan suavemente, sus pensamientos se perdían en lo que les esperaba en los días venideros.

Cerrando los ojos, cada uno se sumió en un sueño profundo, preparándose para la aventura que les aguardaba al amanecer.

Sam: Mientras caminaban por el sendero, con el sol comenzando a ponerse, Sam aprovechó el momento para hablar.

"Sprig... He estado pensando en algo. ¿Anne... cómo era ella realmente? La humana que, según tengo entendido, fue tan importante para ti. ¿Cómo la conociste?"

Sprig: Sprig se detuvo por un momento, sus ojos brillaron por la nostalgia. Dejó escapar un suspiro y comenzó a hablar con calma, recordando con cariño.

"Bueno... es una larga historia, Sam. La primera vez que conocí a Anne, fue... un caos. Ella apareció en nuestro mundo, completamente fuera de lugar. Era tan... diferente. Parecía asustada, confundida, sin entender nada de lo que pasaba. Yo solo era un niño, y de repente tenía que cuidar a alguien que no tenía ni idea de cómo funcionaba nuestro mundo."

Sprig se acomodó un poco en el suelo, miró al horizonte mientras continuaba.

"Al principio, no entendíamos por qué estaba aquí. Pero rápidamente se unió a nuestra familia, los Plantar. Y aunque al principio las cosas fueron difíciles, poco a poco se fue adaptando. Anne tenía algo especial, ¿sabes? Una fuerza que no puedes ignorar. Con el tiempo, ella se convirtió en parte de nuestra familia. Su bondad y su valentía... fue algo que nos unió de inmediato."

Sam: Sam escuchó atentamente, mientras un silencio cómodo se instalaba entre ellos.

"Debió ser una experiencia única, ¿verdad? Ayudarla a encontrar su camino en ese mundo tan distinto."

Sprig: Asintió con una sonrisa triste.

"Sí... y lo más increíble fue cuando decidimos hacer lo imposible para devolverla a su hogar. Fuimos en busca de una manera de traerla de vuelta a la Tierra. Durante todo ese tiempo, Anne nunca perdió la esperanza de regresar, pero lo que no sabía es que... en el fondo, ella ya se había convertido en parte de nuestra familia. Al principio, pensaba que solo era un viaje, una misión. Pero a medida que pasaba el tiempo, todos nos convertimos en una familia."

Sprig se quedó en silencio por un momento, como si las palabras no pudieran expresar lo suficiente lo que había sentido durante esos años.

"Pero... todo cambió cuando nos enfrentamos al Rey Andrias. Fue una batalla como ninguna otra. Esa fue la última vez que vi a Anne... pensaba que la había perdido para siempre."

Sam: Sam se acercó un poco más, preocupado, pero también intrigado por lo que Sprig iba a decir.

"¿La perdiste? ¿De qué estás hablando? ¿Qué pasó con ella?"

Sprig: La voz de Sprig se apagó por un momento, como si recordar el dolor fuera difícil.

"Sí... Después de esa batalla, creí que Anne había muerto. Se sacrificó para asegurarse de que el Rey Andrias no destruyera todo lo que amaba. Fue el peor momento de mi vida. Fue como perder una hermana... una amiga que siempre estuvo allí, luchando junto a nosotros. Nunca me imaginé que me despediría de ella de esa manera."

Sprig apretó los puños, su dolor y tristeza aún presente, pero también la fuerza que había encontrado al superar esas pérdidas.

"Y aunque creí que nunca volvería a verla... cuando finalmente pudimos regresar, descubrimos que estaba viva. No todo fue perfecto, pero tuvimos la oportunidad de despedirnos. Fue un adiós difícil... pero al menos no quedó sin resolver."

Sam: Sam miró a Sprig con compasión, entendiendo el dolor y la importancia de esa relación. También sintió un nudo en su propio corazón al pensar en su padre, que había muerto cuando él era solo un niño.

"Lo lamento mucho, Sprig... realmente. Yo... también tengo algo de experiencia con las pérdidas. Mi padre murió cuando yo era joven. Eso fue lo que me llevó a unirme a los Nova Corps. Pensé que, si me convertía en alguien importante, podía honrar su memoria."

Sprig lo miró, sorprendiendo un poco a Sam con la sinceridad de su mirada.

"Lo siento, Sam. A veces las cosas difíciles nos hacen más fuertes, pero también nos dejan cicatrices. No es fácil, pero... eso es lo que nos mantiene vivos. Nos hace luchar por lo que es importante."

Sam: Sam asintió lentamente, procesando las palabras de Sprig.

"Sí... tienes razón. No es fácil, pero lo importante es seguir adelante. Seguir luchando por lo que amamos."

Sprig: Sonrió, de manera triste pero optimista.

"Así es. Anne siempre me enseñó a seguir adelante. Aunque a veces duela, hay que seguir luchando por el futuro."

Después de un largo rato en silencio, ambos se levantaron y continuaron su camino hacia el misterioso santuario, sintiendo el peso de las palabras compartidas, pero con un nuevo entendimiento mutuo. El viaje hacia el castillo y la búsqueda de la espada se volvieron un poco más significativos después de la profunda conversación sobre el pasado.

La neblina densa rodeaba el santuario mientras Sam, Sprig e Ivy cruzaban la entrada. El aire estaba cargado de historia, y una sensación de antigüedad impregnaba todo lo que los rodeaba. La estructura que tenían delante de ellos era impresionante, no solo por la majestuosidad de sus paredes, sino por el aura de misterio que parecía emanar desde lo más profundo de la antigua edificación. Un santuario que, aunque viejo y desgastado por el paso del tiempo, todavía contenía ecos de lo que una vez fue.

El lugar estaba lleno de piedras desgastadas por siglos de olvido. Los techos colapsados dejaban entrar la luz del sol de manera parcial, creando sombras alargadas sobre los muros adornados con murales y grabados. Las piedras que habían sido perfectamente talladas parecían ahora abandonadas, pero aún conservaban la energía de la civilización que alguna vez prosperó allí.

Sam, observando las paredes, no pudo evitar sentirse sobrecogido. "Esto... esto tiene siglos de historia", murmuró, tocando las piedras con la palma de su mano. "Todo esto parece tan perdido... como si el tiempo hubiera consumido todo lo que existía aquí."

Sprig, que ya se estaba acercando a uno de los murales más cercanos, asintió. "Sí... hay algo profundamente triste en este lugar. Como si alguna vez fuera un lugar próspero y lleno de vida. Ahora solo quedan ruinas."

Ivy, que permanecía algo más reservada, caminó hasta una columna en particular, examinando los textos grabados. "Estos símbolos... parecen antiguos, pero puedo reconocer algunos patrones. No sé si serán útiles, pero parece que cuentan la historia de la civilización que vivió aquí."

Sam, acercándose a Ivy, miró los símbolos grabados en la piedra. Aunque no podía entenderlos de inmediato, algo en su interior le decía que estas inscripciones tenían un propósito más grande. Decidió no interrumpir y siguió a Sprig, quien parecía completamente absorto en los murales.

"¿Ves esto?" Sprig señaló un mural de piedra que mostraba a un hombre con una espada que brillaba con una luz celestial. "Este... este es el hombre sabio del que hablaban los ancianos. Según lo que he escuchado en las historias, se llamaba Odín. Él fue quien forjó la espada, la que se dice tiene un poder inmenso."

Sam se acercó con interés, mirando de cerca la imagen del hombre con la espada. "Odín... ¿un hombre sabio? No lo conocía, pero parece importante para la historia de este lugar."

"Era mucho más que un hombre sabio", continuó Sprig, señalando la figura de Odín en el mural. "Él fue el que unificó a las tribus de este continente, guiándolas hacia la prosperidad. Pero... como todos los grandes líderes, tuvo sus enemigos. Con el tiempo, la unidad que creó se desmoronó."

Sam frunció el ceño. "¿Qué sucedió? ¿Por qué se vino abajo todo?"

Sprig suspiró, mirando con tristeza los grabados. "Las historias dicen que las tribus empezaron a pelear entre sí. La codicia, el miedo y las diferencias comenzaron a dividirlas. Las guerras internas se intensificaron, y lo que antes era un continente lleno de vida, se convirtió en un campo de batalla."

Ivy, que había estado callada hasta ese momento, habló con voz grave. "Parece que la gente aquí luchó hasta que no quedó nada. Una guerra interminable. Al final, las mismas batallas que habían empezado para proteger su hogar lo destruyeron."

Sam sintió un nudo en el estómago. "Es una tragedia. La misma guerra que destruyó todo lo que habían creado. La misma que se apoderó de sus corazones."

Sprig asintió. "La espada que Odín creó originalmente para proteger a la gente... terminó siendo el símbolo de la violencia. Nadie sabe cuándo o cómo, pero con el tiempo, la espada fue perdida, y el continente fue finalmente abandonado. Se convirtió en un lugar maldito, olvidado por todos."

El silencio cayó sobre los tres mientras observaban los murales, cada uno procesando lo que acababan de aprender. Sin embargo, algo les decía que aún quedaba mucho más por descubrir. El murmullo de la historia seguía resonando a través de los pasillos y las piedras.

Ivy se acercó a un pedestal en el centro de la sala. Sobre él, había un objeto brillante, parcialmente cubierto por polvo y escombros. "Este... este debe ser el lugar", dijo con voz baja. "El lugar donde la espada estuvo protegida. Si las leyendas son ciertas, esta es la espada que Odín forjó."

Sprig y Sam se acercaron rápidamente. La espada descansaba allí, clavada en una piedra. Era imponente, con una empuñadura adornada con símbolos que reflejaban la antigua civilización. El brillo de la hoja parecía casi sobrenatural, como si aún contuviera un poder inmenso, esperando ser liberado.

Sam observó la espada y se agachó para examinarla más de cerca. "¿Cómo es posible que una espada como esta haya permanecido aquí, intacta?"

"El poder de la espada... está enraizado en la magia antigua", dijo Sprig. "Es más que una simple arma. Es una parte de la historia de este continente."

Ivy, con cautela, tocó la piedra donde la espada estaba clavada. "Si esto es lo que creemos que es... debemos ser cuidadosos. Nadie sabe realmente lo que podría suceder si intentamos sacarla."

El ambiente en el santuario cambió ligeramente, la sensación de presión en el aire aumentó. El poder de la espada parecía estar despertando a medida que los tres se acercaban más.

"Si Odín fue quien la forjó, entonces probablemente sabe lo que debemos hacer", murmuró Sam, recordando las historias sobre Odín que había escuchado. "Tal vez esta espada es la clave para algo mucho más grande que nosotros. Algo que nos conecte con el destino de este continente."

Sprig se adelantó y tocó la empuñadura con cautela. "Vamos a averiguarlo. No estamos aquí solo para mirar; estamos aquí para descubrir la verdad de lo que sucedió aquí."

Sam asintió. "Estamos aquí para aprender, para tomar lo que esta civilización dejó atrás y usarlo para algo bueno."

Con un último vistazo a la espada, decidieron que lo que había comenzado como una simple búsqueda ahora se había convertido en algo mucho más importante. La espada de Odín tenía una historia que necesitaba ser desenterrada, y ellos eran los que debían hacerlo.

El aire en el santuario se volvía más pesado, la atmósfera cargada de una energía inconfundible. Los tres protagonistas, Sam, Sprig e Ivy, se encontraban ante el desafío de sus vidas: la espada de Odín, clavada en el suelo del santuario, esperando ser liberada. La misión que inicialmente había parecido una simple exploración ahora se transformaba en una búsqueda mucho más profunda y trascendental.

La espada parecía brillar con un poder silencioso, casi intimidante, y un suave resplandor parecía emanar de la empuñadura, llamándolos, retándolos. Sprig observaba la espada con respeto, sintiendo que el destino lo había llevado hasta este momento, hasta este antiguo artefacto de poder.

Ivy, la más pragmática del grupo, fue la primera en acercarse. Con cautela, se agachó y puso ambas manos en la empuñadura. La miró a Sam y Sprig, quienes la observaban en silencio, expectantes.

"Voy a intentarlo", dijo Ivy con determinación.

Jaló con todas sus fuerzas, pero la espada no se movió ni un centímetro. Ella insistió una vez más, pero la espada permaneció inmóvil. Tras unos intentos fallidos, Ivy se apartó, exhausta. "No hay forma... esta espada no cede tan fácilmente", dijo con frustración, su rostro reflejando el esfuerzo de la tarea.

Sam, observando a su amiga, decidió probar suerte. Se acercó a la espada con una mezcla de respeto y ansiedad. El peso de la historia que cargaba ese artefacto no era algo que podía ignorar. Posó ambas manos en la empuñadura y comenzó a jalar con toda su fuerza. Sus músculos se tensaron, el sudor cayó por su frente mientras sus piernas se flexionaban bajo el esfuerzo. Pero, al igual que Ivy, la espada permaneció inamovible.

"Esto es... imposible", murmuró Sam, respirando con dificultad mientras soltaba la empuñadura. Miró a Sprig, quien estaba observando con una ligera sonrisa, como si ya supiera que este momento llegaría.

Sprig se adelantó con confianza renovada. Sin decir palabra alguna, se agachó y tocó la empuñadura con ambas manos, sintiendo el peso y el poder de la espada. Cerró los ojos por un momento, como si escuchara algo en su interior, algo que lo guiaba. Luego, con un movimiento fluido y firme, tiró con todo lo que tenía.

La espada resistió un poco, pero luego, como si algo hubiera cedido, comenzó a moverse lentamente. El suelo crujió mientras el metal de la espada raspaba la piedra. Sprig apretó los dientes y, con un esfuerzo final, logró levantarla por completo. La espada salió del suelo con un sonido resonante, como si el santuario mismo estuviera reconociendo su liberación.

El grupo guardó silencio por un momento, y la única respuesta fue el eco del sonido de la espada en las manos de Sprig. Cuando finalmente la levantó por completo, el ambiente cambió. La espada brillaba intensamente en la oscuridad, su empuñadura dorada relucía con una luz celestial, y la hoja parecía tener un brillo casi sobrenatural. Sprig, respirando agitado pero con una sonrisa de triunfo, miró a sus amigos.

"¡Lo he hecho!" exclamó con una voz llena de orgullo y satisfacción. "¡La espada de Odín ahora es mía!"

Antes de que pudiera continuar, un suave resplandor llenó la sala. La luz aumentó y, de la nada, una figura apareció en el umbral del santuario. El hombre se acercó lentamente, su presencia inconfundible y majestuosa. Era Odín, el padre de todos los mundos, el dios que había forjado la espada. Su figura emanaba una sabiduría infinita, y su mirada reflejaba siglos de conocimiento.

Odín se acercó a Sprig, observando con aprobación la espada que ahora descansaba en sus manos. "Bien hecho, joven Sprig", dijo con voz profunda y resonante. "Has demostrado que posees la fuerza no solo física, sino también la sabiduría y la determinación para manejar este poder. Esta espada será tuya."

Sprig, sorprendido por la aparición de Odín, apenas podía creer lo que estaba escuchando. "¿Tú... tú eres Odín?" preguntó, casi en un susurro, mientras miraba al hombre con asombro.

"Sí", respondió Odín con una sonrisa leve, "Soy Odín, creador de esta espada y guardián de la sabiduría que encierra. Desde hace siglos he observado a aquellos que, como tú, buscan respuestas, y ahora veo que has encontrado una."

Sprig, aún sin poder procesar completamente lo que estaba sucediendo, sujetó con más firmeza la espada, sintiendo una conexión profunda con su historia. "Esto es... increíble. No sé si merezco algo tan grandioso. Pero lo agradezco... mucho."

Odín asintió solemnemente, sus ojos brillando con una sabiduría antigua. "Tu travesía ha valido la pena, Sprig. Has demostrado no solo valor, sino también el corazón necesario para portar esta espada. Usa su poder sabiamente, y recuerda que el destino de los mundos está en manos de aquellos que comprenden el verdadero significado de la lucha."

En ese momento, Sprig miró a Sam e Ivy, quienes lo observaban con orgullo. Finalmente, Sprig se dirigió a Odín con una pregunta que llevaba mucho tiempo guardada en su corazón.

"Odín... ¿volveré a ver a Anne? A mis amigas, Sasha y Darcy... ¿Puedo regresar con ellas?"

La pregunta parecía cargada de emoción, y la incertidumbre sobre el futuro de Sprig era evidente. Odín lo miró con una expresión profunda y llena de comprensión. "La respuesta no siempre es sencilla, joven Sprig. Sin embargo, todo en la vida sigue un ciclo, y a veces los caminos se cruzan nuevamente, incluso cuando parece que el tiempo ha pasado. No te preocupes, porque si el destino lo quiere, volverás a ver a aquellos que has perdido."

"Volverás a verlas... en Vekta", dijo Odín, como si el destino de los mundos estuviera entrelazado con las decisiones que Sprig y sus amigos tomarían.

En ese preciso instante, una luz brillante apareció en el horizonte, iluminando el santuario con un resplandor casi cegador. De entre esa luz, emergieron los ejércitos de las llaves espada, los soldados de los Nova Corps, los pocos sobrevivientes de los ISA y Helghast, todos reunidos en un ejército imponente, preparado para enfrentar lo que viniera.

Odín, con una sonrisa sabia, se dirigió al grupo. "El tiempo de la unidad ha llegado. Ahora, todos ustedes, de diferentes mundos, diferentes razas, deberán trabajar juntos para enfrentar los desafíos que aguardan. La espada de Odín es solo un símbolo de lo que puede lograrse cuando las naciones y los pueblos se unen, sin importar sus diferencias."

Sprig, sosteniendo la espada con fuerza, miró hacia el horizonte, donde el ejército de llaves espada, los Nova Corps y los soldados de ISA y Helghast se preparaban entrenando, esperando el próximo desafío que los llevaría a la batalla.

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