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• Capítulo 9 •
Mensaje enviado
JongHyun agradeció no haber utilizado ese deseo durante todo el mes, realmente se había olvidado de que lo tenía, pero en ese momento al pensar en «ojalá KiBum me dijera su secreto», recordó la existencia de ese regalo.
La mejor idea que jamás había tendido: hacer un intercambio de deseos con KiBum.
— Espera, ¿qué?
— Ya lo has oído, KiBum, mi deseo (ese que me debes) es que me digas cuál es tu secreto —la sonrisa victoriosa que tenía el doctor se borró al ver la reacción de KiBum al explicar su deseo.
Sus ojos brillaron asustados y temerosos, su labio inferior estaba siendo mordido ligeramente y se frotaba las manos entre ellas, las cuales estaban claramente con palmas sudorosas y un fuerte temblor que el actor no era capaz de disimular.
— No puede ser, el regalo de Navidad ya ha caducado, no puedes pedirlo ahora —y a pesar de lo notablemente afectado que estaba el castaño, JongHyun no se iba a echar hacia atrás, él sabría el secreto hoy.
— No, KiBum, dímelo, lo sabes mejor que yo, si no te fuerzo a contarlo no me lo dirás nunca —el médico cogió el mando de la televisión y la apagó interrumpiendo aquella horrible película.
El actor tuvo que apartar la mirada avergonzado. Él era el que mejor lo sabía, solía ser una persona directa, pero en ese momento estaba tan preocupado que no quería decirlo. Esos sentimientos contradictorios le recordaban a su época de estudiante, cuando querías que un examen importante llegara rápido para librarte de el pero a la vez no querías que llegara nunca.
Así se sentía.
Además de la preocupación constante que tenía de la opinión de JongHyun sobre tener un mejor amigo bisexual. Mucha gente decía que no le importaba, pero cuando por fin les sucedía, intentaban alejarse de esa persona. Y aunque a KiBum no le había sucedido jamás, al fin y al cabo solo lo sabía su hermano, ese miedo que tenía a una situación posible no se iba nunca.
¿Qué haría si JongHyun se alejaba de él?
El actor ya se había acostumbrado a su presencia, a poder contar a alguien que le sucedía fuera la hora que fuese, a sacar aunque fueran unos minutos de su tiempo para enviarle un mensaje sobre su día.
KiBum estaba aterrado.
Tan aterrado como lo estuvo cuando le contó la situación a su hermano.
No.
Esa vez no tenía tanto miedo, no sentía tanto pánico. ¿Por qué esta vez es diferente? ¿Cuál es la diferencia? ¿Podía ser que KiBum confiaba en que su hermano lo apoyaría y seguiría junto a él a pesar de ello, y que creía que JongHyun no haría lo mismo? Quiso negarlo, negarlo con todas sus fuerzas, creer que debía ser otra cosa, que la diferencia era tal vez el parentesco... pero no.
No confiaba en que JongHyun seguiría siendo su mejor amigo, su punto de apoyo.
¿Qué había sucedido para que de repente tuviera tal desconfianza hacia él? ¿Cuándo había sucedido eso?
Un escalofrío hizo temblar al castaño, demasiadas preguntas con respuestas tan difíciles de aceptar.
— No puede ser eso... —susurró KiBum, lo suficientemente bajo para que solo fuera un suspiro a oídos del médico.
Unos pensamientos que para KiBum eran dolorosos y demasiado irreales. No, no podía haber sucedido lo que estaba pensando.
¿Y si... empezaba a tener sentimientos por JongHyun? Sentimientos que un amigo no debe tener por su mejor amigo.
No.
No podía.
Eso estaba más que prohibido. ¿Cómo se tomaría alguien que su mejor amigo sintiera atracción hacia los hombres y en especial hacia él? Eso solo acaba bien en los fanfics que escribían sus fans.
— KiBum, —como si hubiera salido de una burbuja, el actor fue consciente de que su amigo seguía esperando allí, sentado junto a él. JongHyun lo miraba expentante, y eso le aterrorizaba más, sentía como una gota de sudor frío le recorría la espalda a pesar de estar en pleno invierno— ¿me vas a decir el secreto? —no era una pregunta, se lo estaba ordenando.
— Yo...
El actor había pasado un par de minutos en blanco, pensando en aquellos sentimientos a los que prefería no dar nombre. Suspiró profundamente, sintiendo como cada vez que intentaba articular una palabra, esta quedaba atorada en su garganta, mandó aquellos sentimientos estúpidamente inútiles a lo más profundo de su corazón.
No era la primera vez que le sucedía. Algún cantante sexy, otro actor muy agraciado visualmente, KiBum veía a hombres que volvían locas a todas las mujeres prácticamente a diario, más de alguna vez le había caído bien alguno. Pero en ese junto momento en el que se daba cuenta de que sus sentimientos podían ir a más, los cortaba de raíz, a veces llegando a escudarse en el trabajo con tal de enfriar su cabeza y no verlo.
JongHyun se había convertido en el rey de sus excepciones.
KiBum no se había dado cuenta de esos sentimientos hasta ahora, los había dejado crecer libremente con cada mensaje, llamada, reunión, cada lágrima de JongHyun. Como se recriminaba aquello, en esos momentos ya le era doloroso y muy difícil enterrar eso que sentía.
— Jjong... —una vez más, las palabras no salían.
El médico podía ver como KiBum estaba al borde de las lágrimas, se sentía como un monstruo obligando al castaño a decirle aquello, al comenzar esa conversación él pensó que a KiBum le causaría algo de gracia la forma en la que él debía decirle el secreto, incluso pensó que le encantaría que hubiera gastado su secreto en él como así hizo el actor.
— Jjong... yo... yo...
El rubio empezó a plantearse la opción de decirle que no importaba que no se lo dijera, que pediría otro deseo, que al fin y al cabo era algo que él prefería mantener oculto y JongHyun entendía aquello.
El médico giró todo su cuerpo hacia el otro, de forma que para poder estar mínimamente cómodo sentado, tuvo que poner una de sus piernas encima del sofá, doblada para ocupar menos espacio entre KiBum y él.
— KiBum, no te preocupes, yo- —cuando JongHyun se estaba acercando al castaño para darle un abrazo y reconfortarlo, KiBum lo detuvo agarrando con sus manos cada uno de los hombros del doctor.
Tal vez a JongHyun le hubiera dolido aquel rechazo si KiBum no hubiera agachado la cabeza en el hueco entre sus dos brazos. Tal vez si no hubiera sentido esa cálida lágrima caer en su pierna, procedente de aquella persona que ocultaba su cara, pero que podías ver que estaba llorando por sus espasmos rítmicos, él se hubiera preocupado de su corazón roto y no por la persona delante suya, la persona que había roto su corazón y le había rechazado el abrazo, pero también la persona a la cual amaba.
JongHyun era un romántico, pero más que nada era un estúpido enamorado de su mejor amigo.
Por más que lo intentó, el actor no le dejó acercarse y se mantuvo impotente en aquella posición durante lo que supuso que fueron más de cinco minutos. Lágrimas caían en su pierna a cada rato, KiBum seguía sin levantar la cabeza y aquello era demasiado para el rubio.
— Yo... KiBum, mira, no pasa nada si-
— Jjong... —el doctor había perdido la cuenta de cuantas veces KiBum había intentado hablar. Parecía decidido a acabar aquello por mucho que le doliera, JongHyun no pudo ocultar la pequeña sonrisa que le provocó pensar eso. Amaba ese lado del actor.
Ya había avanzado mucho, JongHyun lo sabía, como también sabía que KiBum no retrocedería.
El actor suspiró hondo y se secó la cara con la manga de la camisa, la mano de ese brazo que había movido la puso en la mejilla de su compañero. JongHyun se habría alterado de no ser por la fuerza que ejercía aquella mano, no le tocaba la mejilla con cariño, estaba sujetándolo para que le fuera imposible apartar la mirada.
El médico se encontró de repente con la fuerte y fiera mirada del castaño, que a pesar de los ojos rojos, realmente causaba escalofríos.
— JongHyun, —el mencionado pudo ver un atisbo de duda en los ojos del actor, pero aquello pasó rápidamente haciendo preguntarse a JongHyun que diablos era aquel secreto. ¿Había matado a alguien? Había crecido en Estados Unidos.. era una hipótesis posible, ¿eran temas ilegales? ¿Qué podía ser? Los nervios lo mataban— yo... JongHyun... —pudo ver como el castaño tragaba saliva, JongHyun también lo hizo— Yo...
— KiBum, suéltalo ya. Me estás matando de los ner-
— Me gustan las mujeres... —JongHyun frunció el ceño, ¿le contaría una anécdota de como mató a una novia o algo? Lo curioso es que al rubio no le hubiera importado— Pero...
— ¿Pero qué? KiBum maldita sea suélta-
— También me gustan los hombres.
JongHyun dejó la frase en el aire, y KiBum entró en un pánico que jamás había sentido. Vale, ya lo había dicho, pero no podía dejar de analizar la reacción de su amigo.
Pudo ver como JongHyun habría su boca más que sorprendido, sus ojos no podía analizarlos de todos los sentimientos que notaba que su amigo tenía en ese momento. El actor se mordió el labio de forma impaciente, sintiendo que cada segundo que pasaba era como una tortura de horas y horas, el médico no reaccionaba y poco a poco fue soltando el agarre que tenía a su mejilla y hombro, dejando caer las manos a su lado.
Y de repente, vacío.
Los ojos del mayor dejaron de mostrar nada, y en aquel silencio sepulcral, se levantó del sofá apartando la mirada de KiBum.
El actor no podía más, las lágrimas cayeron de sus ojos ya rojos y siguió con la mirada al causante de su dolor.
JongHyun entró en silencio al baño que conectaba con el salón de KiBum, este último se levantó, no dejaría las cosas así, o no, él era Key, no iba a dejar que JongHyun se alejara y estaba dispuesto a perder todo su maldito orgullo si era necesario. Porque para él, JongHyun valía eso y mucho más.
— ¡Maldita sea, JongHyun! —el menor de ambos aporreó la puerta cerrada sin la más mínima vergüenza— ¡Contéstame imbécil! ¡Habláme! ¿¡Por qué no dices nada!? ¡Kim JongHyun!
Lágrimas corrían por las mejillas del actor, estaba rojo de ira pero podía sentir como todo su interior se desmoronaba en pocos minutos. Golpeaba la puerta con todas sus fuerzas sin temer por el ruido y agradeciendo la insonorización que tenía su casa.
No supo cuanto tiempo gritó sin parar, tal vez fueran unos tres o cuatro minutos, maldijo a JongHyun con todos los insultos que se le ocurrían, un falso odio intentando reparar el horrible dolor que sentía en el pecho. Sentía asco hacia si mismo, odiándose por no haber hecho caso a JongHyun y haber ocultado su orientación sexual.
— JongHyun... háblame, te lo suplico, dime algo... JongHyun...
Como si fuera por arte de magia, toda aquella ira se esfumó en cosa de un segundo, dejando solo aquel dolor incesante y solitario. KiBum se dejó resbalar por la puerta, cayendo sentado apoyado en esta.
Ya no golpeaba la puerta, ya no gritaba, solo lloraba y entre espasmo y espasmo le suplicaba que dijera algo. Lo que fuera.
¿Cuánto tiempo pasó? No lo sabía, había perdido por completo la sensación de los minutos al pasar, sentía que transcurrían horas por cada diez segundos. No sabía que creer.
Fue entonces cuando en el silencio de sus lágrimas, pudo escuchar a su amigo... ¿su amigo? teclear en el móvil. El terror que lo invadió fue menor que el que había sentido antes de contar aquello al médico.
Quería creerlo, JongHyun jamás difundiría su secreto aún cuando la situación en aquel momento era tan devastadora. Le creía. JongHyun no lo haría, podía apostar a que no lo diría, porque era Jjong, su Jjong, él no lo diría.
Y el tecleo terminó, pudo escuchar como sonaba el móvil al recibir un mensaje. Su móvil. El mensaje era para él.
¿Podía ser una despedida? ¿Insultos que no se atrevía a decir a la cara? ¿Siquiera era de JongHyun?
A pesar de lo dormidas que tenía las piernas, de su incesante tambaleo hasta llegar a aquella mesita de café donde descansaba la simple cena de JongHyun y su móvil, llegó a una velocidad insuperable.
Con un temblor en sus dedos, pudo ver como tenía un mensaje de JongHyun, pero por motivos de seguridad tenía activado que no se pudiera ver sin desbloquear la pantalla. Erró dos veces la contraseña, y con la dificultad de dar a la aplicación correcta, abrió el chat del cirujano.
— Perdona, pero soy nuevo en esto, ¿cuándo la persona que amas está llorando delante tuya y tienes ganas de besarlo, debes hacerlo o es mejor avanzar en la relación poco a poco?
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