K i l l i a n 「Fic JongKey」Cap. 18

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S h a l l

w e

s t a r t ?

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Y e s , i t ‘ s

S H I N e e

T I M E

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• Capítulo 18 •

Jamás dije lo contrario

JongHyun suspiró al sentarse, o más bien tirarse, en aquel sofá en la sala de descanso del hospital. Aquella semana había sido agotadora, y no precisamente por las operaciones, sino por un joven de 28 años llamado Lee TaeMin.

La energía que aquel niño poseía era como la de KiBum y JongHyun... y puede que también la de MinHo y Onew sumadas, era algo sobrehumano. Por supuesto, la mejor manera de lidiar con aquello era salir e ir a diferentes lugares, cosa que la pareja no podía hacer y el bailarín no estaba dispuesto a alejarse de ellos porque 1. quería conocer mejor al novio de su mejor amigo y 2. quería pasar más tiempo con su mejor amigo.

El primer par de días no fue así, TaeMin aún estaba ligeramente incómodo y apenas hablaban de trivialidades ya que el peliazul tenía la extraña costumbre de perderse en sus pensamientos. Pero no tardó en ser más abierto con ahora su apodado "cuñado" y con ello empezaron las interminables conversaciones.

¿Cómo pasó de hablar con monosílabos a gritar durante horas en tres días?

Su móvil volvió a sonar y, como imaginaba, era TaeMin de nuevo enviando mensajes describiendo cada momento que pasaba en el set de rodaje de KiBum, el cual TaeMin había ido únicamente para distraerse.

— ¿Es el niño de nuevo? —preguntó animadamente MinHo acompañado del pediatra.

— ¿Quién iba a ser si no?

— Te quejas mucho de TaeMin y sus mensajes, —comentó el mayor mientras se sentaban uno a cada lado del rubio— pero aún no te he visto pedirle que no envíe más.

El ataque solo hizo que provocar una sonara risa en MinHo y mantener una alegre expresión malvada en Onew. JongHyun solo pudo resoplar incapaz de defenderse, ciertamente, a pesar de sus quejas, amaba aquellos reportes y era por ello que el pequeño seguía enviándoselos. Pasaba horas y horas alejado de KiBum y de aquella manera tenía una falsa sensación de poder verlo en público. Estúpido pero extrañamente eficaz.

— ¿Disfrutáis arrinconándome, cierto?

— No te imaginas cuanto —sonrió MinHo.

— Mira, mocoso- —empezó a decir JongHyun con una mirada mortal cuando un sonido del móvil lo alertó. Un sonido diferente a un mensaje de TaeMin.

— ¡Date prisa JongHyun, no hagas esperar a Key! —gritó medio riendo el mismo alborotador de siempre.

— ¿Cómo sabéis que ese tono es el de él? —frunció el ceño intrigado.

— La cara de estúpido que se te queda cuando contestas ese mensaje es bastante esclarecedora.

— Yo no podría haberlo descrito mejor, JinKi.

Con unos empujones medio en serio medio en broma, indicó a aquel par que se alejaran, y ambos acabaron saliendo de la sala de descanso mientras reían a costa de la vergüenza de JongHyun.

— Jjong~ ¿te lo estás pasando bien leyendo los reportes de mi acosador? —JongHyun rió al leer el mensaje de su pareja.

— No exageres, KiBum. Te aburres en el set.

— Me declaro culpable, aunque ver cómo TaeMin me vigila con ojos de halcón y apunta todo en su móvil es excesivamente raro. Le has caído muy bien ¿debería preocuparme de que mi amigo ayude más a mi novio que a mí?

— Por supuesto que no, me parece algo genial —el médico pudo imaginar el resoplido de KiBum al leer el mensaje.

— Me vengaré de esto.

— Me amas~

— Jamás dije lo contrario.

JongHyun no pudo evitar taparse la boca alterado. Incluso por mensajes KiBum era innegablemente directo, hasta un punto que sus comentarios le alteraban muchísimo.

— ¿Te has sonrojado, Jjongie? —el rubio miró a su alrededor, vigilando que estuviera solo. Lo estaba para su suerte.

— ¿Por qué debería?

— JongHyun.

— ¿Qué?

— Te amo —el médico volvió a sentirse alterado—. ¿Te he puesto nervioso de nuevo, amor? —¿desde cuando KiBum se estaba metiendo con él? ¿No estaba él riéndose por el acoso de TaeMin?

— ¿No tienes escenas de Sherlock que grabar?

— JongHyun ahora en serio, —el corazón del médico se aceleró llegando a velocidades que solo alcanzaba cuando estaba con KiBum— estoy contento y feliz de que vaya a ser contigo con quien revele mi sexualidad.

— Gracias... yo... me halagas, aunque no te merezca me gusta escuchar eso, KiBum —el rubio no sabía que decir, su pareja era un profesional en el arte de dejarle sin palabras.

— JongHyun, mira, no se te ocurra decir eso de nuevo, —después de escribir aquello pudo ver como el actor se desconectaba alrededor de medio minuto. Seguramente le estarían llamando desde el set o habría alguien cerca, era común que aquello les pasara a ambos— me llaman para grabar, Jjong.

— Ve, vamos, no les hagas esperar.

— Lo que sea, pueden esperar unos segundos— incluso sin verlo, JongHyun pudo imaginar al actor rodar los ojos—. No digas que no me mereces.

— Vale, vale.

— No, no vale. ¿Te tengo que dar la charla de la importancia de las dos partes de una relación teniendo 31 años?

— No, KiBum —le contestó seriamente—, no te preocupes. Ve tranquilo.

— JongHyun, te amo. No estoy exagerando y no voy en broma.

— Lo sé, yo también KiBum. Vamos, no te entretengas más y ve a grabar.

— Vale, nos vemos en casa, Jjong.

— Suerte, ¡y cuidado con el acosador!

— Te juro que como me vuelva a seguir a los baños, lo mato. Adiós.

JongHyun rió hasta que escuchó que habrían la puerta de la sala  donde se encontraba. Como acto instintivo dejó el móvil en la mesa de delante del sofá, boca abajo evitando que se viera la pantalla en caso de que le llegara un mensaje, y dejó de reír para mostrar una expresión seria hacia la enfermera que acababa de entrar.

Con algo de cuidado al hablar al importante cirujano, la mujer le indicó que lo buscaban en la zona de horarios para que hiciera un intercambio de guardias nocturnas con otro neurocirujano que estaría ausente por problemas personales. Así que pensando en lo poco que le gustaban aquellos cambios repentinos, salió de la sala de descanso junto a la mujer que le seguía a una prudencial distancia.

Tal vez fue porque estaba pensando en otras cosas, que no se dio cuenta de que no había recogido el móvil de la mesa. Y allí seguía el aparato, solo, boca abajo y con un montón de secretos que en aquel momento peligraban.

***

HyunShin vio como JongHyun salía de la sala de descanso seguido de una enfermera, al cruzar miradas pudo ver incluso en la distancia su asco. Se odiaban.

La mayoría de los peces gordos del hospital babeaban cuando él les adulaba, su especialidad. Pero como en todo había excepciones, JinKi y MinHo eran del tipo que educadamente se alejaban de él, pero JongHyun no, tenía claro que debía ser directo con su desagrado hacia él y no parpadeaba al decirle palabras siempre con clase, aunque llenas de odio y molestia.

Llegaba a un punto en el que HyunShin ya estaba cansando del neurocirujano. Sobretodo había empezado a dejar de intentar acercarse a él desde que estaba saliendo con aquella mujer que mantenía en secreto. Posiblemente famosa, pero ni le apetecía investigar la vida de aquel idiota.

Era como un modelo, aunque muy bajo, inteligente y uno de los genios de su generación, de los Kim que poseían acciones en decenas de campos y eran absolutamente ricos. Solo el nombre de JongHyun ya le producía una expresión de desagrado.

Al principio había intentado acercarse a él por todos los medios, pero su personalidad era la mismísima basura. Todo el hospital era conocedor de aquel dato. Él en cambio, era amigo de todos, sonreía a todas horas y todo el mundo lo amaba.

HyunShin era la falsedad en persona, más falso que una moneda de madera de tres dólares.

El cirujano entró a la sala de espera mientras miraba a la lejanía por donde se había ido el rubio que con solo un tinte de pelo había enamorado a medio hospital. Absurdo.

Para su alegría la sala estaba vacía así que con tranquilidad se sentó en uno de los sillones apoyándose en el respaldo. Suspiró cansado y después de permanecer unos segundos en aquella posición, relajándose, se incorporó.

— ¿Hmmn?

Miró la mesa enfrente del sofá, lejos, en un extremo había un móvil negro de lo más nuevo que permitía el mercado actual. Se levantó acercándose curioso al objeto, y antes de tomarlo miró de un lado a otro como si estuviera cometiendo algún delito. Por alguna razón se sentía culpable.

Lo cogió y lo observó hasta recordar por qué se le hacía conocido: era el del idiota, JongHyun.

Solo alguien como él tendría un móvil negro sin funda y con un fondo de pantalla de bloqueo absolutamente negro. Aunque para ser sincero, jamás había visto el móvil encendido, porque cuando él se acercaba, JongHyun impedía que la pantalla se viera ya fuera alejándola de la vista o bloqueando el aparato.

Como mucho solo había visto el movimiento del rubio al desbloquear el patrón, uno tan sencillo como una común y simple V.

Rió. ¿Cómo alguien que ocultaba todo de si mismo podía ser tan descuidado? Ojeó su alrededor de nuevo, mirando fijamente la puerta, mitad alterado mitad asustado. ¿Debía verlo?

No, pero lo quería.

Con rapidez marcó el patrón, viendo como el móvil había sido bloqueado mientras JongHyun hablaba por mensajes con alguien.

— ¿Killian Bummer?

Ojeó la conversación sin prestar demasiada atención, ¿qué le interesaba si el idiota hablaba con algún amigo extranjero? Pero algo le congeló, aquel mensaje que se destacaba del resto: “te amo”. Sonriendo con malicia comprendió que aquel nombre debía ser una tapadera para su novia, aquella mujer le llamaba “Jjong”, solo tenía sentido si era su pareja. ¿Quién más le daría un apodo tan íntimo?

Así que subió al primer mensaje de la más reciente conversación, había sido no hace mucho, posiblemente antes de que se cruzara con JongHyun en el pasillo.

Pero, jamás habría imaginado lo que estaba leyendo en aquel instante.

“Novio, pareja, KiBum, TaeMin, Sherlock, grabar, sexualidad,...”

Cada palabra describía más el secreto que tanto había ocultado el rubio, cada mensaje estaba situado de manera que parecía escrito con la intención de que HyunShin entendiera todo lo que sucedía allí, cada carácter hacía crecer más la sonrisa del cirujano.

Las posibilidades de lo que podría hacer con aquel secreto eran inimaginables. Y aunque usualmente habría pedido alguna cantidad enorme de dinero, aquella vez no le apetecía. Podría vender aquella información a las revistas, con ello también provocaría el infierno del idiota. Y por inhumano que fuera, le apetecía ver sufrir al niño perfecto. Siempre había visto a JongHyun mirarle como si él fuera menos que el neurocirujano, como si su popularidad, su dinero, su imagen le convirtieran en alguien superior.

Estaba cansado de ello, quería ver por primera vez al idiota por encima del hombro y sonreír con malicia mientras JongHyun dejaba su neutral imagen para expresar todo el dolor que estaba sintiendo. Quería verlo llorar, quería verlo gritar de rabia, quería que JongHyun fuera consciente de que con Lee HyunShin no se juega.

El hombre más insensible del hospital había resultado ser gay... si era un sueño no quería despertar. No pudo evitar reír ante aquel dato, era tan irreal que incluso a él le costaba creerlo. Pero las pruebas estaban allí, además de que las cosas coincidían.

JongHyun había sido el encargado de cuidar al famosísimo actor cuando estuvo en el hospital, ¿la química nació entonces? ¿mantuvieron el o? ¿desde cuándo salían? ¿cómo de en serio van? Las preguntas eran infinitas.

Quién sabe, las historias ya las escribirían en las revistas, el solo necesitaba fotos y datos.

Con rapidez y una alegría que era incapaz de ocultar, HyunShin sacó su propio móvil y fotografió la conversación entre el cirujano y el supuesto Killian Bummer. La tentación le pudo y no escatimó en datos, haciendo fotos también al número de Key, conversaciones anteriores, mensajes de TaeMin reportando movimientos del actor. Todo y más en una rapidez que apenas llegaba a los cinco minutos.

Entonces guardó su móvil y miró el negro riendo alegre. Kim JongHyun, el neurocirujano genio con personalidad de mierda estaba saliendo con un hombre, no cualquiera, sino Key, Kim KiBum, el maldito actor del siglo. EL actor.

Esto se iba a poner interesante y él estaría en la primera fila viendo el espectáculo.

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