El emperador Uriel V se podría describir con la ambición de Reman II, el deseo de conquista de Tiber Septim, la fiereza de Brazzollus Dor y su mismo interés en lo que sucedía en el imperio. Uriel V, aún con las características antes mencionadas, no tenía el Numidium de Talos, ni el reino en suficiente estabilidad como Reman II, ni un gran potentante como Brazzollus Dor y no siempre le hacía caso al consejo, esto sumado a la ebriedad que le causó el haber conquistado otras tierras, fue la respeta perfecta para el desastre.
Solamente una vez Tamriel ha intentado conquistar Akavir con un plan tan ambicioso que deja a Cercei al nivel de mi vecino que tiene todo el dinero del mundo pero se enoja con su esposa cuando gasta más de 100 pesos en comida.

El plan de Uriel V era conquistar cuatro islas que se encuentran entre Tamriel y Akavir, así tener todo despejado para una invadió masiva contra el continente, lo anterior puede parecer buena idea, lo malo es que las tenciones en Tamriel eran demasiadas, con jente inconforme con el imperio y rumores de posibles levantamientos armados, el imperio no se podía permitir muchas legiones para esta campaña.
Aún con todos estos problemas, la conquista no esperó y Uriel tomó la primera isla de cuatro. Roscrea es una isla en el mar de los fantasmas al noreste de Skyrim. Posteriormente Cathnoquey la segunda isla que está en algún lugar entre Tamriel y Akavir, Yneslea la tercera isla con las mismas características que la segunda y, por último, Esroniet con su puerto principal de nombre Black Harbor fue un gran logró para el imperio puesto que consiguió un lugar estratégico.
Después de liberar el camino hacia Akavir, el emperador dirigió su mirada hacia Akavir. Algunos creen que si se hubiera detenido en ese punto y centrar su atención en resolver los problemas en el imperio y después regresar con una fuerza más grande y el continente estable podría haber logrado su objetivo. Sin embargo, Uriel V, decidió que era hora de atacar Akavir.
El primer ataque fue relativamente sencillo, el lugar que fue escogido por los barcos de exploración era perfecto para un desembarco. La resistencia fue mínima y la ciudad tomada, antes de los Tsaesci, pasó a manos de Uriel y fue rebautizada como Septimia. Posteriormente, Uriel dirigió sus tropas contra otra gran ciudad, la cual también fue tomada desprevenida, conquistada y rebautizada como Ionith.

Aquí fue donde el emperador tuvo, lo que le parece a muchos, una mala idea, no volvió a salir de la ciudad de Ionith. Los Akaviri no habían reforzado la Ionith después de la toma de Septimia por lo cual parecía que los Tsaesci no se habían organizado todavía, mas en vez de seguir con la conquista, Uriel decidió enviar cartas para negociar, al parecer el emperador se olvidó que los Tsaesci son unas sierpes, literalmente.
Con el paso de los días la guerra se estancó, sin ninguna batalla significativa y el ejército imperial construyendo caminos y protecciones para Septimia y Ionith mientras el ejército Akaviri se organizaba a lo lejos.
Todos los habitantes de las ciudades se habían ido antes de la llegada del imperio, por lo cual no se tenía mano de obra para las cosechas así que el consejo estuvo de acuerdo en enviar civiles para las cosechas de las ciudades conquistadas.
De pronto la isla de Yneslea se levantó en armas lo cual ocasionó que dos de las cuatro legiones que acompañaban a Uriel regresaran a mantener la isla bajo el control imperial.
En este punto, el consejo, insistió en que el emperador volviera a Tamriel y dejará Akavir hasta que se estabilizara el imperio, el emperador, como era de esperarse, se negó lo cual, aunque suene irónico, resultó ser beneficioso ya que una tormenta destruyó la flota que iba de regreso, la temporada de tormentas durante ese verano fue inusualmente severa, casi parecía que las tormentas fueron enviadas por obra de magia...
Después del verano llegó el invierno y los Tsaesci, ya reorganizados comenzaron a atacar puestos construidos en el camino entre Septimia y Ionith. Los recursos eran escasos en las ciudades y no había como aprovisionar desde el mar.

Un día llegó el séquito Akavir a Ionith con una supuesta propuesta de su rey, durante la noche entraron Tsaesci a la ciudad mataron a los guardias, lograron abrir las puertas a unos guerreros Akaviri, mas el intento de asesinato del emperador fue repelido por la décima legión.
Finalmente se fueron las nieves de estrella de la mañana y llegaron las flores de segunda semilla, pero esto no trajo nada bueno, el calor era tal que las cosechas no se dieron y un rio se secó.
El mal clima obligó a la flota a quedarse estancada en Black Harbor, cuando por fin logró salir, las tormentas azotaron a los barcos los cuales llegaron apenas a Septimia. En resumen a los imperiales les llovió sobre mojado.
Cada día la situación era más crítica y el consejo insistió una vez más en que el emperador volviera a Tamriel, mas la flota ya no era lo suficientemente grande para transportar a las dos legiones y prefirió arriesgar a las dos que dejar una atrás.
Uriel se enteró de dónde se encontraba el ejército Tsaesci, en un intento por terminar de una vez con la pesadilla en la que se había convertido la campaña. El rápido avance de los imperiales logró tomar por sorpresa a los Akaviri, sin embargo estos hicieron retirarse a las legiones, lo cual costó mucho al ejército del emperador.
En este momento ya estaba asediada Ionith y el ejército imperial no podría resistir más. El colmo fue que la flota de nuevo se detuvo en Black Harbor gracias a las tormentas. El consejo ordenó que la flota inmediatamente saliera hacia Septimia, gracias a los dioses la flota llegó con bien y logró comunicarse con Ionith la cual todavía resistía. En ese momento se idearon planes para que las fuerzas de Ionith salieran hacia Septimia y que los llevara la flota a casa, mas tendrían que romper el asedio.
El día que se supone que llegarían los hobres de Ionith solo aparecieron restos de la decimocuarta legión los cuales contaron la historia de cómo el emperador Uriel y la décima legión se sacrificaron para que ellos llegaran a Septimia.
Esa misma noche llegaron a Septimia dos últimos dos de la décima que lograron escapar mientras los Tsaesci festejaban su victoria, contaron cómo vieron a Uriel caer después de ser abatido por varias flechas mientras organizaba una pared de escudos.

Con la muerte de Uriel V terminan las campañas de Tamriel en Akavir y las posibilidades de invasión, al menos hasta estos tiempos, Tamriel no se puede permitir intentar de nuevo una invasión a Akavir.

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