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El desastre III [Fanfic] #BestFanfics1

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Dark Claw 02/04/20
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El día era demasiado caluroso, incluso para un Akaviri como lo era Baez-Til-Morzal, cada día hacía más calor,tanto que el río por el que antes pasaba el camino por el que iban, se había secado y tan solo quedaban mosaicos irregulares de tierra. Lo extraño es que el calor aumentaba conforme se hacercaban a las ciudades que los invasores tomaron. Los sacerdotes pronosticaron que Akaviri vencería mas la victoria se veía lejana, e no ser que su misión triunfará tal vez la guerra sí se extendiera por más años.

Hace veinte días que el séquito había salido de el campamentos, todos hermanos que estaban comprometidos a poner fin a el sufrimiento de su nación. La plaga "imperial", como se hacen llamar los extranjeros, ya tenían dos ciudades bajo su yugo y se contaban monstruosidades sobre como los humanos quemaban vivos a los prisioneros desarmados y crucificaban madres que intentaron defenderse de ser violadas, todo esto lo había dicho un sobreviviente que logró escapar de milagro mientras lo llevaban para interrogarlo. Era cierto que antes Akaviri intentó conquistar Tamriel, mas no había sido él, ni su familia, ni sus amigos, ni los habitantes de las ciudades, ni las madres asustadas durante el saqueo. Por estas razones, Baez, fue el primero en ofrecerse para la misión.

Poco antes de llegar a la ciudad los alcanzaron unos treinta hombres montados en bestias de caras largas y de diferentes colores, con estandartes que, de emblema, tenían un dragón plateado sobre rojo. El que parecía el líder llevaba una armadura parecida a las que tiempo atrás eran utilizadas por los guerreros de su patria. Baez no comprendían como se atrevían a utilizar ese tupo de armaduras contra quienes las crearon en primer lugar, si lo que buscaban era burlarse de ellos y que se molestarán aún mas, lo habían logrado.

La ciudad los recibió con estandartes gigantes colgados en las murallas con el mismo emblema que traían quienes los recibieron. Se nos ordenó que sólo pasaran un pequeño grupo para entregar la carta que aceptaba una negociación, los demás nos tendríamos que quedar alejados de las murallas.

Ciento ochenta nos quedamos acampando a las afueras mientras veinte entraban para ser recibidos por quien fuera que estuviera a mando.

A donde sea que mirara no encontraba hembras crucificada ni prisioneros quemados, ¿se abrían enterado de que venían y los ocultaron?, ¿eran desvaríos del sobreviviente que llegó al campamento?, ¿pero qué ganaría él diciendo cosas así?, tal vez sí quedó loco pero de otra manera.

El atardecer llegó antes de lo esperado, ese día se supondría que se consagra a la deidad de el agua, generalmente se toman bebidas que te entorpecen y se comen hierbas que adormecen.

<<Hoy no>>, dijo para sí mismo Baez esperando que los dioses lo perdonarán. Refeccionó sobre lo que iba a pasar esa noche, tanto si el plan funcionaba como si no él moriría esa noche y no sólo él, sino todos sus hermanos que fueron a las murallas de lo que, anteriormente, era una gran ciudad Tsaesci y ahora era profanada con un nuevo nombre.

Desde que fue entrenado le habían inculcado que el único deber que tenía era hacia su nación. El desobedecer y traicionar sería una deshonra aún más grande que matar a su sangre, puesto que traicionar un país era como matar a todos tus hermanos. Por estos motivos la traición se pagaba con el despellejamiento y la exposición al público, para que la gente contemplara al hermano que los traicionó. Así que a ningún Akaviri ahí presente le importaba que no volvería a ver a su familia, o el ser olvidado, o el que se le considere en un futuro un guerrero sin honor por las acciones que llevarían a cabo esa noche, puesto que sus conciencias saben que sólo llevan a cabo órdenes y si lo que se necesita es apuñalar por la espalda para que miles más vivan, que así sea.

Horas posteriores a la noche, los Tsaesci tomaron sus armas, se alinearon en la oscuridad para esperar a que la puerta se abriera y alistarse para cualquier cosa que saliera de ésta, tanto fuese aliado como enemigo. Cuando la luna se encontraba en lo más alto, las puertas se abrieron con un estruendo de bisagras oxidadas y de ellas emanaron como nacidos de la misma oscuridad, los hermanos que mandaron a "negociar".

Los Akaviri avanzaron para entrar en la ciudad e intentar tomar el palacio. Poco a poco se abrieron paso entre la poca resistencia que había mientras los humanos dormían. Las alarmas no se hicieron esperar, mas ya estaban cerca del palacio. El grueso de las fuerzas se quedó a las afueras del palacio, mientras Baez y los negociadores entraron a las habitaciones del, como le llamaban los conquistadores "emperador", la guardia de éste peleó con fiereza contra los negociadores, que en realidad eran guerreros Tsaesci de élite, al igual que Baez, perosu misión no era matar unos guardias, sino colarse en las habitaciones del emperador y clavarle una lanza en el pecho.

Entró en el cuarto y se encontró frente a frente con el emperador el cual se acababa de poner su armadura. El terreno no era favorecedor para un Tsaesci, habían bastantes cosas estorbando y no le permitirían danzar para cansarlo por lo cual, Baez, decidió usar su lanza y mantenerlo a distancia. El emperador bloqueaba todos los intentos de Baez por golpearlo con la lanza, el guerrero con armadura dorada avanzaba con el escudo por delante para evitar el ser tocado por la lanza Akaviri. Baez pronto entró en pánico, no podía aserrar ni un solo golpe y si el emperador se acercaba lo suficiente, el Tsaesci no podría matarlo antes de que él lo hiciera primero, a menos...

El emperador seguía ganando terreno hasta que su espada estuvo al alcance de el Akaviri. Uriel V de un solo ataque con la punta de su espada atravesó al hombre serpiente en las costillas. Baez sintió como el acero atravesaba cuero, piel, carne y huesos, la vida se le desprendía a Baez con cada centímetro que la espada se enterraba más y más. <<Cayó en la trampa>> se dijo Baez mientras desenfundaba su espada corta y la clavaba en la axila descubierta del emperador, éste soltó un grito y antes de morir retorció la espada todavía en su mano. Baez al fin murió y su cuerpo cayó de bruces contra el suelo, su último pensamiento fue a su familia, sonrió ante lo irónico de ésto. Es raro pensar cómo los dioses se burlan de los mortales mostrándoles la verdad segundos antes de morir.

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Quería poner la de "mentiras bonitas" del coyote pero no encontré ninguna imagen chida
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