Me encuentro aquí, postrado una vez más bajo la penumbra de la noche, en completa soledad.
He perdido la noción del tiempo desde la última ocasión en que pude llevar alimento a mi boca; mis fuerzas se han desvanecido, soy incapaz de procurarme sustento .
Juraste ofrecerme una existencia colmada de dicha, afecto y compañía, pero llevo semanas vagando por estos caminos, sumido en el llanto y el abandono.
Jamás imaginé que mi destino desembocaría en esta desolación. Siempre albergaba la esperanza de una vida próspera, un porvenir radiante en el que me erigiría como el mejor entre los mejores, resurgiendo de cada adversidad y celebrando cada triunfo como si fuese el último. Creí que a tu lado lograría todo ello.

No pienses que guardo rencor, pues sería incapaz de semejante sentimiento.
En su lugar, me embarga la confusión; ignoro en qué fallé, qué fue lo que te llevó a tomar la decisión de marcharte sin siquiera tener la dignidad de mirar atrás y contemplar las consecuencias de tu abandono.
Esta noche, la lluvia cae sin tregua. Siento cómo mi llama se extingue lentamente y no sé cuánto más podré resistir en esta desamparada soledad.
Mis lágrimas se diluyen con las gotas que descienden de un cielo cubierto de tinieblas; la luna permanece oculta, inalcanzable para mi vista. Solo los recuerdos de la felicidad que antaño conocí se proyectan ante mis ojos, junto con la emoción que sentía al verte cruzar la puerta de nuestro hogar tras una larga jornada de ausencia.
Prometiste que regresarías, pero la esperanza comienza a desvanecerse.
Mis párpados, pesados, se cierran poco a poco mientras intento protegerme con una hoja que apenas cubre mi cuerpo.

El temblor me sacude sin cesar, y a mis espaldas percibo la presencia de depredadores que acechan, aguardando el momento oportuno para aprovechar mi vulnerabilidad.
Aterrado, aguardo mi destino. El ataque comienza y soy incapaz de defenderme.
De repente, todo se detiene. Voces humanas irrumpen en la oscuridad.
¿Eres tú? ¿Has vuelto al fin?
No, esas voces me resultan ajenas, desconocidas. Sin embargo, al ser alzado en esos brazos, un calor familiar me envuelve. No es el hogar que anhelaba, pero es un hogar. O así lo siento
Todavía tembloroso, cedo ante la debilidad y me entrego al sueño.
Al despertar, descubro con asombro que me encuentro sobre una cama. ¿Dónde estoy?
Desorientado, me aventuro fuera en busca del lugar donde prometí esperarte, aferrándome a los últimos vestigios de esperanza.
Y ahí estás. No mentías, has regresado.
Pero algo en ti ha cambiado. Ya no percibo en tu presencia el calor de un hogar.
El lazo que una vez nos unió se ha roto, desvanecido en el tiempo y el engaño.
En cambio, aquel joven que me rescató de la tempestad, él sí me brinda el calor de una verdadera familia.
Y así, en este instante crucial, tomo la decisión más trascendental de mi vida: debo comenzar de nuevo, lejos de ti, de tus promesas vacías y de tus mentiras, para hallar cobijo en la autenticidad de su cariño.

Gracias por mostrarme lo que no es el amor, pues gracias a ello ahora sé reconocerlo y valorarlo.
Qué curioso, al final, sí me enseñaste algo.
Por más que me duela, ahora tengo que decirte adiós.
Hasta siempre.



Comments (6)
Es muy tierno :heart: disfruté del amor que le pudo ofrecer el destino a éste pequeño.
La vida al final le compensó con el calor de un hogar
Charmander :ghost:
Está flama el pibe al final
Responder a: •𝐊𝐚𝐭𝐚𝐧𝐚•
Así essss.... Wtf porque sos cura!!!!!
Responder a: •𝐊𝐚𝐭𝐚𝐧𝐚•
Ya vi estás aprueba XDD. Bue lo importante aquí es la flama del pibe de fuego