039;「 Pieces Of My Treasure VI 」#byAnahiStorm

28|02|2018

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Aquí Anahí regresa con un nuevo fanfic

~ :cherry_blossom: Pieces of my treasure :cherry_blossom: ~

Está historia se basará en el Gyumiverse de Califlair y Evenica, artistas increíbles~

Cómo se habrán dado cuenta, no estoy actualizando mis otros fanfics. Esto se debe a que todos los capítulos de estos se encuentran en revisión, así que no habrá actualizaciones por un tiempo.

Pero como soy alguien que no puede evitar seguir escribiendo, “Pieces of my treasure” estará en emisión.

¿Por qué siempre elijo nombres en inglés? Debería cambiar eso...

No voy a hacer muy larga está introducción, los dejo con el tercer capítulo.

Sin nada más que decir, vamos con la información necesaria~

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F A N   F I C C I O N

G Y U M I V E R S E

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Pieces of my treasure

❝ Mikaela y Yūichirō han sido pareja desde más de dos años. Tiempo en el cual volvieron a reencontrarse y el mundo volvía a estar mínimamente como cuando eran niños.

Ambos estaban bien el uno con el otro, ¿Que podrían necesitar para completar esa felicidad?

Al parecer, era un pequeño con menos de 50 centímetros, que solamente sabía llorar, babear y gritar, ¿Podrán estos iniciados padres cuidar al nuevo miembro de su familia? ❞

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⇒ C A P Í T U L O S ⇐

Capítulo I: No es un perro

Capítulo II: Noches de llanto

Capítulo III: Historia de amor

Capítulo IV: Celos de famila

Capítulo V: Malos entendidos

Capítulo VI: Primeros pasos

Capítulo VII: Lo que hay que saber

Capítulo VIII: Rebeldía

Capítulo IX: Desaparecido

Capítulo X: Un día en la playa

Capítulo XI: Así es la adolescencia

Capítulo XII: Tienes que estudiar

Capítulo XIII: Mika, yo y mi otro yo

Capítulo XIV: Respecto a Gyurei

Capítulo XV: ¿Tal vez?

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Puntos a tener en cuenta:

• La historia transcurre en un universo donde el reino de Krul y los humanos tiene buena relación.

• El único fin de este fanfic es la comedia, así que habrá muchas cosas que NO tendrán sentido.

• No hay mprg (embarazo masculino)

• No hay un orden cronológico.

• Luego de haber rescatado a Krul Tepes y Ferid Bathory, los progenitores se marchan, ella retoma el cargo de reina y decide cambiar las relaciones entre humanos y vampiros.

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–Voy a cambiarle el pañal –Aclaró Mikaela.

Sacó a Michirou de casi dos años de su corral, el niño estaba energéticamente cantando algo que ni de broma el rubio estaba entendiendo, pero más le valía parecer emocionado por ello o ésto podía ponerse peor.

En los terribles dos años, todo podía ponerse peor.

En especial con alguien que tiene tanta energía como Michirou, en serio, siquiera parecía humano por la poca cantidad de horas que dormía y toda la energía que rebosaba de su pequeño cuerpo.

Yūichirō asintió y siguió leyendo algunos planes que eran trazados por su escuadrón acerca de su siguiente misión. Guren estaba allí y en cierto punto se había aburrido, así que se dirigió a la sala donde estaría su nieto.

No se tardó más de dos minutos en llegar a la habitación cuando Michirou estaba tirado en el suelo llorando mientras su hijo Shiren le miraba con expresión preocupada.

Mikaela estaba viendo un libro sin un deje de preocupación.

–Mocoso –El rubio emitió un sonido bajo con su voz sin alzar la vista ni abrir la boca –Tu mocoso está en el suelo llorando.

–Ah, si –Le dió una mirada al niño de reojo y volvió a lo suyo –No quiere cambiarse el pañal. Sobrevivirá.

Pasó una de las páginas del libro al tiempo que veía como Guren quería agacharse de mala gana para levantar al menor. Pero Mikaela le detuvo en el acto.

–No, déjalo revolcarse un rato. No me gustan las rabietas.

–Pero sales con Yuu.

–Es diferente. Él no llora porque no quiere ir al baño.

Al final, los dos adultos presentes salieron de la sala ante la mirada incrédula de Shiren, al final Michirou dejó de gritar comenzando a sorber y salió corriendo detrás de su padre.

–¡Papi, papi! –El rubio sonrió. Esperaba que aquello le quitará las rabietas por un buen tiempo, así que se volteó para ver a su hijo.

–Ahora si tienes mi atención, ¿Quieres ir a cambiarte el pañal ya?

El niño asintió estirando su mano que abría y cerraba como agarrando algo mientras refregaba sus ojos con la otra. Mikaela lo cargó sonriendo y besó sus cabellos azabaches.

–¿Ves? Cuando pides las cosas bien todo el mundo puede hacerte caso.

Guren y Shiren aún tenían la boca abierta de la sorpresa, el azabache mayor creía que Mikaela era casi tan buen padre como él, realmente buen padre, pero no sé imaginaba que casi estuviera a su nivel.

Guren cargó a su hijo encima de sus hombros y ambos siguieron al vampiro que se dirigía al baño.

–¿Cómo hiciste eso?

–He leído –Alegó el rubio –Luego de lo que sucedió cuando Michirou aprendía a dar sus primeros pasos, no tuve alternativa.

En ese baño tan apretado, se sintió de pronto ese típico olor. Guren no iba a mirar aquella bomba apestosa, pero eso no le evitaba burlarse del vampiro.

–Espero que tu lectura te sirva con eso, genio –Le palmeo el hombro y Mikaela hizo una mueca de asco mirando sus manos.

–Realmente tienes que aprender a ir al baño Michi, esto es asquerosos –El niño se miró a sí mismo riendo avergonzado pero divertido –¿Cómo hacían Shinya-san y tú? No pareces ser muy... paternal.

–Yo crié al mocoso que tienes por pareja.

–Si, creo que Yuu-chan mencionó algo relacionado con que le regalaste una espada siendo un niño –Dijo con ironía al niño –Y ese niño que tienes en tus hombros recibió un regalo, de tu parte, de una ballesta.

–Lo estoy entrenando –Comentó con orgullo Guren agarrando las manos de su hijo menor.

–¡Tiene seis años!

–Él es feliz –Guren miró encima de su cabeza intercambiando miradas con su hijo, quien le sonreía de la misma forma que Shinya –¿No?

–¡Si! ¡Quiero ser tan fuerte como papá!

–Ese es mi hijo.

_Vaya, al menos uno de tus hijos aún quiere pasar tiempo contigo –El rubio se reprimió por haber tocado aquel tema, era bien sabido que el mayor de los niños Ichinose era... rebelde y eso aún afectaba al orgullo paternal de Guren, él no poder controlar a su hijo Gyurei con tan solo seis años –Bien, terminamos.

–Por cierto, ¿Qué sucedió cuando Michirou aprendía a caminar?

–Ah... eso...

Mikaela y Guren salieron del baño y tomaron asiento en la sala, aquel sería un tiempo de suegro y yerno.

Shinya era el único que pasaba tiempo con aquella familia, Guren también debía entablar lazos e intentar llevarse bien con la pareja de su hijo adoptivo. Ya que ahora eran, literalmente, familia por ley.

Era una mañana común y corriente en casa, ese día Yuu-chan tuvo que salir de casa para ayudar en algunas estrategias a Shinoa y los demás. Como aún era un principiante en esto de la paternidad, pedí ayuda a Krul, René y Lacus para cuidar a Michirou.

Estábamos en la cocina, cerca de su corral, le dábamos apoyo para que diera sus primeros pasos.

Cuando un grito involuntario de Lacus llamó la atención de Krul, ella entendió que debía intervenir.

El cuarto estaba patas arriba, aunque luce mucho mejor que en los días que Yuu-chan cocina. Para que Michi aprendiera a caminar, tenía una cuerda de un lado al otro de la que debía sujetarse para cruzar desde mi hasta Lacus.

–¿Qué se supone que están haciendo? –Inquirió Krul.

–Enseñándole a caminar –Aclaré con una sonrisa que parecía insana por lo que estaba haciendo.

–¿Es en serio? ¿Apenas aprendió a colocarse de pie solo y ustedes ya lo están torturando? De verdad que son vampiros inútiles.

–¿Eso sirve? –Preguntó Shiren, aún encima de los hombros de su padre.

–Funcionó contigo –Aclaró Guren en un murmuro.

De cualquier modo, ni Lacus y yo estábamos dispuestos a rendirnos colocando el inicio de la cuerda para comenzar de nuevo. Fuera lo que Krul creía acerca de su nieto, dijo que parecía feliz de estar jugando con su padre y tío.

Pero nos dijo que estábamos explotando al pobre niño. Ella por pura precaución se quedó sentada en una de las sillas fingiendo que leía.

Entonces sucedió el acto de traición más fuerte que podía cometer un hijo con su padre.

–Escucha atentamente, porque aún estoy molesto contigo Michi –El niño de cabellos azabaches río y aplaudió efusivamente –Ríe ahora.

Cuando Michirou pasó frente a Krul, él se detuvo. Aquella masa de carne que entonces llevaba pañales y un traje de abeja, se quedó mirando a su abuela con una sonrisa de cuatro dientes que ella no pudo evitar corresponder agitando su mano.

Eso parecía ser suficiente para Michirou que me ignoró totalmente aún cuando seguía hablándole. Soltó la cuerda para acercarse un paso por si solo a su abuela, dió el primer paso y parecía que el pañal le pasaba demasiado, por suerte antes de que siquiera se balancera de espaldas hacia atrás, había ocho manos sujetándole. De esa forma Michirou se carcajeo feliz.

Los cuatros nos miramos a los ojos en ese entonces.

–Bien, tal vez si somos un poco sobreprotectores –Mencionó Krul relamiendo sus labios.

–La moraleja de la historia, es que Michirou nos estaba viendo la cara porque cuando Yuu-chan regresó, él se levantó del suelo y dió pasos torpes en su dirección.

–Te ganó un niño de 1 año, eres patético.

–Shiren, ¿Quien les enseño a caminar a ti y a Gyurei?

–¡Papá Shinya! También tía Sayuri, los dos nos daban premios por cada paso. Gyu-nii nunca aceptaba los dulces, así que tenía muchos para mí –El albino menor estiró sus brazos a los costados como si enseñará una enorme cantidad de premios.

–Tu eres el verdadero patético, que siquiera estuviste con tus hijos –Se burló Mikaela dejando a su hijo sobre la alfombra para que jugará con un enorme oso de felpa.

–Cállate, Mi-chan... –Guren utilizó el apodo que le dió al rubio hace años, el cual molestaba a Mikaela.

–¡Maldito viejo!

–¿Qué? ¿Quieres pelear, mocoso?

–¡Patearé tu arrugado trasero!

Yūichirō se asomó por el marco de la puerta al oír demasiados gritos en su hogar.

Michirou estaba jugando con un oso de felpa mientras que Shiren le hacía reír haciendo muecas extrañas, por otro lado, su padre adoptivo y pareja estaban discutiendo como dos niños.

Sin llamar la atención de los mayores, se acercó a los niños.

Cargó a su hijo en brazos y le indicó con la mirada a Shiren que también viniera con ellos, ya que las discusiones de Guren y Mikaela solían contener vocabulario no apto para todo el público.

–¿Padre y abuelito van a pelear? –Preguntó Michirou con los abiertos como platos.

Yūichirō cambio a su hijo de brazo y antes de responder, las voces de los dos hombres de su vida llegó a sus oídos:

–¡Te mataré! –Gritó Guren –¡Dame tu poder, Mahiru-no-Yo!

–¡Ya lo veremos! –Volvió a exclamar Mikaela casi a los pocos segundos –¡Espada, bebe mi sangre!

El resplandor de una ráfaga de colores rojos y púrpuras atravesaron la salida de la habitación detrás de Yūichirō.

Michirou intento atrapar con sus pequeñas manos algunas de las chispas, fallando en su intento mientras su padre sonreía con falsedad para relajar a su hijo.

–Ellos no van a pelear –Antes de volver a oírse los gritos, Yuu habló más alto –¡Somos familia, y la familia no pelea!

Los tres llegaron a la sala donde estaba reunido el resto del escuadrón Shinoa, los de éste comenzaron a jugar con el niño en lugar de seguir planeando estrategias.

Cómo siempre, Michirou amaba tener la atención de todos.

Aquel momento le recordaba a la vez que el menor daba sus primeros pasos. Mientras divagaba en sus pensamientos, Yuu se dejó caer en la silla.

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Hace un año...

–Quizás fuimos muy duros con él –Suspiró Shinoa.

Eran las tres de la tarde, Mikaela no sabía si Yūichirō se había ido por la mañana o por la noche porque había estado tan ocupado en sus asuntos de vampiros; solo sabía que al llegar a casa Michirou y la camioneta militar no estaban.

Guren, Shinya y Shinoa le miraban con esa típica mueca de cuando estaban molestos por verse envueltos en alguna pelea romántica sin sentido.

–¿Tú crees, enana? El mocoso se fuga con un bebé, ¡¿Y quizás fuimos muy duros con él?!, ¡¿Y tú?! ¿No vas a buscar a tu novio?

El rubio tragó saliva y rodó los ojos, porque él podía ser un vampiro pero aún le provocaba escalofríos tener la mirada de su yerno sobre él.

–Él se está escondiendo de mi, pero no entiendo. Yo no dije nada malo del bebé.

–¡Dijiste que odiabas su llanto! –Exclamó Shinya con la desesperación de sentirse menos culpable de las decisiones de su no-hijo adoptivo, el rubio asintió con obviedad.

–Porque es muy molesto.

–Grupo de inútiles –Murmuró Guren marcando nuevamente el teléfono de Yūichirō, que volvió a lanzarle al buzón.

No tuvo que maldecir mucho pues justo en la entrada cruzó el azabache cargando muchas bolsas de compras y la silla del bebé, traía una bolsa incluso en la boca.

–Hora –Alcanzó a pronunciar al verlos. Posó las bolsas de su mano en la mesa y se quitó las de la boca. Los presentes en la sala seguían mirándole con la boca abierta –¿Nos extrañaron? Fuimos de compras, es increíble la cantidad de cosas para bebé que conseguí con Krul y Mitsuba.

Mikaela, que era quien más fácil evitaba hacerle preguntas a su pareja se agachó a revolver las bolsas, incrédulo. Realmente todas ellas eran de cosas para bebé.

–Yuu-chan, tu odias ir de compras.

–Pero Michirou lo ama –Yuu sacó un par de gafas oscuras idénticas, colocó cada una a su respectivo dueño antes de mencionar alegra: –¡A juego! Es genial.

Todos seguían sin contestarle una palabra, definitivamente iba a ser Guren el primero en reclamarle.

–¡¿Qué clase de disfuncional imbécil eres para no enviar un puto mensaje?!

Yuu sonrió nervioso.

–Oh, eso, se descargó mi teléfono. Lo siento, ¿Hubo problemas mientras no estaba?

Sorprendentemente, el rubio fue el primero en relajar su expresión y acercarse a su pareja e hijo oficial para revolver los cabellos de ambos.

–No, nada, solo estábamos preocupados por tu teléfono.

Shinoa se acercó a las bolsas para ver el interior.

–Yuu-san, sabes que no será un bebé toda la vida, ¿Verdad?

–Creeme, ensuciará todo eso en tres días –Dijo Yuu rodando los ojos, agarró un par de bolsas y se dirigió a su habitación compartida con el rubio –Iré a hacerle dormir, es tiempo de su siesta.

En el interior de la habitación, Yūichirō tiró algunas almohadas al suelo para sentarse en ellas y apoyar a su hijo de un año en brazos.

Michirou tenía un traje de cerdito, intentaba por todos los medios tirar de la oreja del traje para morderla y a veces metía su mano dentro de su boca.

Yuu acunó a su hijo con una manta y le bajó el gorro de cerdito, que le quedaba bien, por cierto.

–Siempre soñé con una familia –Dijo en voz baja Yuu meciendo a su hijo, quien aún tenía energías de sobra –Pero... una familia como ésta. Shinoa y los demás son familia, pero por primera vez siento que realmente formo parte de una –Michirou comenzó a meter su pie dentro de su boca –Mika y tú ahora son mi familia.

Yuu le pasó al menor un pequeño oso de felpa de color blanco con una camiseta negra en su torso.

–Sé que no quieres un papá como yo –Michirou bajó de los brazos de su padre comenzando a gatear a su alrededor hasta quedar encima de sus piernas con el juguete a un lado –Mika es genial, alguien muy genial, pero sé que no va entender muchas cosas de ti y no sé si yo tenga la suficiente paciencia para explicárselas, si te damos a una familia normal puedes tener más probabilidades de vivir tranquilamente. Tendrás una madre que te lleve siempre al colegio, tendrás amigos y podrás presumir sobre el empleo de tus padres sin temor a que mueran de un día a otro. No tendrás que mentir, ni que extrañar a nadie porque vaya a misiones peligrosas. Estarás muy bien, haré que Mika también te visite y...

El niño que empezó a entender lo triste de la situación comenzó a llorar también, Yūichirō no se había dado cuenta que también había comenzado a llorar.

Yuu volvió a levantar a su hijo en brazos para calmar su llanto.

–Lo siento, para ti será raro tener dos papas. No podrás tener una mamá, una figura femenina y... tal vez eso sea esto cuando hables con niños de tu edad.

Yuu sabía que aquella era su única oportunidad de tener algo así, una familia con todas las letras. De cumplir esas fantasías de alguien llamarlo “papá”, en compañía de Mikaela, donde después de un largo día de trabajo pudiera llegar a casa y ser recibido por unos pequeños brazos.

Ser el héroe de alguien, sin cometer los mismos errores de sus padres.

Todos esos anhelos y esperanzas estaban en ese niño que no paraba de llorar en sus brazos, aquel que siquiera podía pensar en entregar a alguna familia “normal”, por muy egoísta que se oyera.

Después de todo, Yūichirō no podía pensar en sí mismo ni en sus sueños.

–¿Cómo resultaría? ¿Un niño criado por un experimento de los serafines que controla a un demonio y a su vez es un demonio, junto a un vampiro que también fue un experimento de los serafines? –Rió irónico –Eso sin contar todos los vampiros rebeldes y el probable apocalipsis, número cuatro, que vendría. ¿Te imaginas cómo seríamos Mika y yo con tus primeros pasos?

Tomó una de sus pequeñas piernas regordetas, era tan pequeña que podía tomarla completa con la palma de su mano.

–¿Y quién va a enseñarte las cosas normales? No sabemos nada de esas cosas... ¿Cómo conseguiremos un lugar seguro para dejarte cuando nos vayamos a las misiones? Odiaras está vida, matar vampiros y jinetes o estar solo la mayoría del tiempo porque tus padres tienen que salvar a la humanidad. La “ley familiar” no tiene nada de familiar.

El niño al seguir escuchando su voz pareció calmar su llanto y comenzó a soltar pequeños sollozos, más tranquilo.

–¿No lo crees? ¿Qué voy a enseñarte? Shinya es el de los sentimientos, yo no sabría cómo. Siquiera sé preparar tus mamillas y de seguro sentiré asco cuando te cambie.

El bebé había dejado de llorar pero él no, pequeñas lágrimas rodaban aún por sus mejillas.

La mano del niño tomó su dedo meñique, parecía saber que era el único que podría rodear con su mano mientras le miraba a los ojos, esos enormes ojos que parecían comerse el mundo cuando apretó con fuerza y comenzó a reír, en ese último año no le había visto reír de una forma tan hermosa y honesta, y no sabía si los bebés podían reírse siendo tan pequeños. Pero éste lo hacía, esperando que Yūichirō riera con él.

–No haga eso... por favor, no –Pero el niño volvió a apretar, volvió a reír robándole el aliento antes de que llegara a sus pulmones –Estaremos bien, ¿Eso quieres decir?

Muchas personas no llevan bebés en su vientre, no ayudan con su “concepción”, no los dan a luz y no los conocen desde desde que nacieron, muchas personas no tienen hijos de sangre, ellos tienen hijos de maneras más creíbles, tienen hijos cuando los ven reír en sus brazos mientras ellos solo se preocupan por cómo llegar a mañana, es como enamorarse, lentamente, con cada paso que dan a su lado, como con Guren que lo cuidaba de niño e intentaba hacerle jugar como un joven normal.

Algunas de las personas también son como él, se enamoran de golpe con esa sonrisa que es la más hermosa del mundo y se dan cuenta que su corazón no puede sentir más amor que cuando ven a los ojos de esa persona que siquiera habla.

Muchas personas eran como Yūichirō, que se descubrió siendo padre dentro de su habitación rodeado de almohadas y un niño en traje de cerdito que apretaba su dedo, con los ojos llenos de lágrimas y el cuerpo entero aterrorizado. Esa esa la magia, esa era la verdadera paternidad, no cuando un test de embarazo da positivo, ni planear un embarazo por meses, no, la verdadera paternidad es elegir cambiar cambiar tu vida, es elegir esa pequeña mano alrededor de meñique como único camino por el resto de tu vida.

Aunque no sepas cómo, ni tengas todas las respuestas y estés tan aterrado como para salir corriendo porque, él era Yūichirō Hyakuya, el hombre que sobrevivió en Sanguinem, el que superó el infierno de los demonios y sobrevivió, dos veces, quien jodidamente ha peleado con ángeles, vampiros, jinetes y demonios y, en su esplendor, sabe que es un serafín y posee un poder inigualable.

Si, estaba aterrado.

Aterrado por ese pequeño de intensos ojos azules que le miraban como si no tuvieran suficiente que ver, sin embargo, iba a hacer lo que hacía todas las veces que estaba aterrado.

Tomó aire, cargó al niño en sus brazos hasta dirigirse a la cama y llamo a Mikaela. Michirou formaría parte de su pequeña, extraña y rota famila.

–Yuu-kun, ¿Estás bien?

Yūichirō regreso a la realidad tras oír las palabras de su mejor amigo cerca.

Michirou estaba jugando con Shinoa y Kimizuki, los dos hacían caras para que el niño riera mientras estaba sentado sobre Mitsuba. Narumi preparaba una mamilla y Shiren observaba la escena de cerca.

Nuevamente, Yuu miro a su mejor amigo que seguían esperando una respuesta. Revolvió sus cabellos y con una sonrisa, dijo:

–Solo recordaba mis primeros pasos.

Aunque Yoichi no entendió, suponía que se trataba de un recuerdo agradable a juzgar por la expresión sonriente de su mejor amigo que se dirigía dónde estaba su hijo.

Lo entendería cuando decidiera ser padre, en un lejano futuro.

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Aclaración:

¿Creyeron que hablaría de los primeros pasos de Michirou? No solo eso, también los primeros pasos en la paternidad.

Supongo que no es un camino fácil~

Nuestro Yuu quería a Michirou pero luego de un año entendió que no sería tan fácil como creía, Mikaela lo acepto pocos meses después de adoptarlo en sus primeros momentos juntos.

❀ ¡Próximamente habrá muchas actualizaciones! ❀

                                                     Editado: Pendiente