037;「 One-shot III 」#byAnahiStorm

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✧ ｈｏｌａ ｃｏｍｕｎｉｄａｄ ✧

ᵇᶤᵉᶰᵛᵉᶰᶤᵈᵒˢ ᵃ ᵘᶰ ᶰᵘᵉᵛᵒ ᵇˡᵒᵍ

1 8 / 0 2 / 1 8        :hearts:         0 4: 4 6 ａ. ｍ

ⁿᵉʷ ᵇˡᵒᵍ

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† ¡Hello my delicious cattle and katsudon! †

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¡Es un gusto leerlos de nuevo!

Hoy les traigo el especial de San

Valentín, atrasado, pero aquí está.

Pero... ya saben, como dirían por

ahí, es mejor tarde que nunca.

Algún día iba a actualizar, porque

una promesa es una obligación.

Lamento haber tardado tanto, es que

tenía una idea al comienzo pero después

cambié de opinión, se me pasó la fecha

olvidé todo y... ya saben, la clásica

historia de su servidora, Anahí~

Pero no vengo únicamente con un

one-shot, sino que aquí dejaré una

encuesta para mis siguientes fanfics

de temática OnS, con los que podrían

sentirse atraídos. No olviden pasarse

y dejar su preciado voto :3

¡Sin mas que decir, comencemos!

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íｎｄｉｃｅ

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                   ┃   • Declaimer: 愛の偶像

                   ┃   • Nombre: “Futuro inesperado”

                   ┃   • Pareja: Mikayoi | Lacusyuu

                   ┃   • Género: Romance|fantasía|comedia

                   ┃   • Escrito: Takaya Kagami

                   ┃   • Ilustrado: Yamato Yamamoto

Futuro

inesperado

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–Te encontrará, Yoichi es tu padre, él encontrará la manera de venir por ti –Mencionó Mikaela cuando presentía que el adolescente de su edad estaba a punto de llorar nuevamente.

En realidad había algo en aquel muchacho que inquietaba, algo que le hacía sentirse mal cuando comenzaba a hacer esa cara de llanto, suponía que por ser el hijo de Yoichi él sentía alguna responsabilidad, aunque no había compartido ese pensamiento con nadie.

–¿Y tú?

–¿Qué?

–Si fuera tu hijo y te avergonzara demasiado, si solo te desobedeciera y me metiera en problema tras problema, aún así, ¿Me buscarías?

Mika con la pequeña botella de sangre en sus labios miró rápido al pequeño castaño que estaba detrás de una montaña de libros con sus compañeros, para saber si estaba atento a aquella conversación, y para su beneficio el menor aún estaba buscando una manera de regresar al adolescente a su tiempo correspondiente.

A pesar de que sabían que la única forma de conseguirlo era desde el lugar donde se había hecho el hechizo, osea la época del adolescente.

Regresó su vista al menor frente a él, que en realidad tenía un año menos.

Tenía cabellos rubio con una apariencia idéntica a la de Yoichi, brillantes ojos verde olivo, piel pálida y llevaba un extraño uniforme que era una mezcla del traje de los vampiros y el de los humanos.

–¿Soy feliz?

–¿Qué?

–Con Yoichi, él y yo, ¿Somos felices?

El joven suspiró con pesar sabiendo que todos habían terminado descubriendo su mentira a final de cuentas. En realidad daba asco mintiendo, o engañar a tantos soldados que fueron víctimas de traiciones y decepciones era misión imposible.

Ya no servía de nada seguir con el juego, ¿No?

–Mucho. Todo el mundo dice que parecen hechos a la medida.

–¿Y tú? ¿Eres feliz?

Gabriel miró a los, actuales, ojos rojos de su padre y Mikaela interpretó el silencio

Después de todo, la gente no piensa de repente en la respuesta de si es o no realmente feliz, ¿Cierto?

–Termina de comer y vamos a ayudar al resto.

El menor de cabellos rubios no se dió cuenta de la reacción de su futuro padre y continuó por tomar la hamburguesa mientras la veía con cara de asco y pocos amigos.

Sabía que su padre amaba la comida rápida pero él ni siquiera podía soportar la carne, es más, era vegetariano. Le sacó la carne al pan dejando solo los vegetales y el queso, Mikaela le miraba con el mismo asco que Miguel a la hamburguesa.

–Hey, ¿Qué rayos estás haciendo? –Interrogó con un deje de molestia.

El adolescente menor miró su comida y luego al Hyakuya mayor, sin entender qué era lo raro de sus acciones.

–Comer, dijiste que lo hiciera.

–No estás comiendo, la estás descuartizando

El primogénito rodó los ojos. Hace mucho tiempo ese tipo de discusiones, entre ambos, ya habían sido zanjadas y si en el futuro su padre de por si era cabezota, no quería imaginarse como sería ahora.

–Odio la carne, soy vegetariano, bueno, lo que odio es la comida rápida en general.

Apenas escuchar eso un tic nervioso apareció en la ceja de Mikaela, ¿Qué no le gustaba la carne? Es más, ¡¿Qué era vegetariano?

Los gritos del vampiro alertaron al resto del escuadrón Shinoa, quienes alzaron la vista con curiosidad.

–¿Yuu-chan te enseñó eso? ¿La rara de cabello morado? –Mika intentaba no perder el control.

Shinoa se sintió ligeramente ofendida y rodó los ojos.

–No –Respondió con simpleza el menor volviendo a tratar de morder la comida otra vez. El rubio volvió a interrumpirle.

–¿Entonces, fue Yoichi? ¿Con esa mierda de “tienes que comer todos tus vegetales”?

–Dios, no, él cree el katchup es un vegetal –Tomó una bocanada de aire soltando la hamburguesa convencido de que no podría comer hasta terminar de decirlo –Tu me prohibiste la comida rápida, cocinas todo para mí; el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, ¿Contento?

El Mikaela del futuro estaría indignado por tanta insolencia, pero él no era el futuro Mika.

–¿Con qué tiempo? ¿Dejé de ser un soldado, acaso?

El seguir con esa conversación alteró a Miguel que realmente empezaba a escuchar las amenazas de su estómago sobre no ser saciado ahora mismo.

–No, dejas post-it en el refrigerador con mensajes y esas cosas, ¡¿Puedo comer, ya?!

Mika abrió aún más los ojos y respiró hondo, exageradamente, varias veces, llamando la atención de todos los demás, quienes creyeron que Gabriel le había hecho algo, el chico levantó ambas manos, en señal de inocencia mientras el vampiro rubio mayor hablaba.

–¡No solo crié un vegetariano con Yoichi! ¡Sino que además soy la “mamá”!

Yuu se acercó a su hermano adoptivo intentando entender por qué de preocupaba tanto, Lacus entraba en la habitación y rápidamente se acercó al azabache sin preocupación alguna.

–Vamos, Mika, estás casado con el mejor amigo de tu hermano, ¿Y? Y te he visto ligar con cosas peores, como Chess –Alegó Lacus que ya estaba al tanto desde que vió por primera vez a Miguel de quién era realmente.

Dicha palabras congelaron al rubio.

¡¿Casado?! ¿Criaba un hijo con Yoichi? Su amigo y el mejor amigo de su hermano, error, ¡¿Con su esposo, Yoichi?! Con el estupor inundando su rostro miró al rubio menor, esperando una respuesta, una negación por ejemplo. Algo que le dijera que no estaba relacionado, de esa manera, con el castaño de baja estatura.

Miguel rodó los ojos, mientras se palmeaba la frente. No podía ser posible que su irable padre en el pasado hayas sido tan lento.

–Hace unos minutos me preguntaste si tú y Yoichi eran felices JUNTOS –Hizo énfasis –Creí que habías entendido.

–¡¿Qué?! –Mika le miraba como si le hubieran lanzado un golpe en la cara –¡Me refería a algo así como: “Mika-kun, embaracé a ésta chica, ahora tengo un bebé, sé mi mejor amigo también y criémosle”! –Decía imitado una mala voz de Yoichi quien se sentía un poco ofendido –¡A eso!

Yūichirō le miró incrédulo apoyando su brazo en el hombro Lacus.

–¿Qué tipo de amigo haría eso?

–Yo, haría eso por él –Apuntó Yoichi sonrojado. El castaño miró a su protegido sin saber que más decir. Mikaela se molestó ante tal actitud.

–¡¿No vas a decir nada?! ¡Están diciendo que somos gay, Yoichi!

–Yo...

El vampiro rubio dejó de oír al castaño para sonreír de forma triunfal.

–Ahí lo tienes, Yoichi es demasiado inocente como para hacer esa clase de cosas.

Yoichi jugó con sus dedos, la cabeza gacha y las mejillas sonrojadas a más no poder. Los chicos del escuadrón Shinoa podían dejar su heterosexualidad por aquella expresión y las chicas estaban encantadas.

–Yo... creo sería feliz de ser tu compañero en todos los sentidos. Mika-kun me agrada, es fuerte, amable y atractivo.

Eso terminó por hacer explotar al rubio mayor.

–¡Váyanse todos a la mierda! Ni siquiera sabemos si su historia es real, siquiera sé si me conoces realmente.

–Ah, ¿Eso crees? Puedo decirte algo que nadie más sepa, siquiera el tío Yuu –Le reto Miguel, Mikaela que no era ajeno a querer tener siempre la razón, aceptó.

–Seguro, ¿Por qué no?.

–Di algo de los enamorados Yoichi y Mika –Opinó Yuu siendo secundado por Lacus y lo demás.

Miguel sonrió engreído cruzándose de brazos, totalmente envuelto en esa aura familiar sobre avergonzar a sus padres. Yuu y los demás miraban la escena absortos por saber la verdad.

–Pues... –Se mordió el labio –Pues él siempre entra a verte dormir –Señaló al castaño quien volvió a sonrojarse –Y se sienta en la orilla de tu cama.

El rubio rodó los ojos triunfante.

–Ya, eso es muy raro y todo pero no tiene nada que ver conmigo lo que él haga.

–Tu lo sabes, siempre lo has sabido y solo finges no darte cuenta para que se quede. Porque detiene tus pesadillas saber que él está a tu lado cuidándote. Me lo dijiste una vez cuando de niño me sentía mal por tener pesadillas –Mencionó ésto último en un susurro, y es que recordar aquello le avergonzaba.

Y si, el rubio menor estaba avergonzado, ni hablar del vampiro rubio que se había puesto rojo hasta la raíz del pelo, al tener la mirada de todos los “malditos humanos”, y la mirada brillante del castaño, en él.

–¡¿Qué?! –Atacó contra aquellos que lo veían.

–Mika-kun, si eso te hace descansar mejor podías decírmelo, yo había ido más seguido.

–¡Váyanse al infierno! ¡Todos ustedes! –Paso por delante de todos con su rostro oculto y salió de la habitación como un rayo azotando la puerta detrás de sí.

Los demás se miraron entre sí y luego a Miguel.

–¿Fui un poco adverso, no?

–Definitivamente tocaste su punto débil –Contestó Yuu, Lacus elevó sus hombros.

–Bien, al príncipe no se le pasará lo molesto en un rato, pero por ahora , ¿Pueden mover el trasero y hacer algo útil, humanos inútiles?

El escuadrón Shinoa regresó a la investigación, ya era una costumbre que Lacus tratara a todos como ganado siendo Yūichirō la única excepción del pelimorado.

–¿Hasta cuándo piensas seguir ofendido tu hermano? –Preguntó Lacus mientras mordía un lápiz luego de tachar la opción número 67 para regresar al rubio menor a su época.

–No está ofendido, está avergonzado –Recalcó el azabache alcanzandole a su sobrino una ensalada.

Miguel asintió al tiempo que estiraba su brazo para alcanzar una de las cervezas en el centro de la mesa que había traído su tía Shinoa, aunque sus planes se vieron frustrados por una espada roja que se clavó en la mesa, cerca de su mano.

–Si no comes comida rápida, mucho menos beberás cerveza.

–Es linda –Dijo Miguel irando la vieja espada de sangre de su futuro padre.

Sin tiempo a seguir hablando, la puerta de la biblioteca donde estaban desde el día anterior fue abierta con brusquedad con una patada por un adolescente de cabellos morados, casi azabaches, y ojos verde esmeralda.

Luci agitado, y tenía un uniforme casi idéntico al de Miguel, salvo que un poco más desarreglado.

–¡Miguel, ¿Donde estás?!

–¿Y ese quién es? –Inquirió Mitsuba alzando una ceja.

–Rompió la puerta en dos –Apuntó Kimizuki viendo los restos de madera –No estaba cerrada, en primer lugar.

–¡Uriel! –Exclamó el rubio menor con los ojos brillantes.

–¡Miguel!

El mencionado estaba por saltar en brazos del azabache-pelimorado cuando éste repentinamente golpeó si cabeza con fuerza y lo tiró al suelo con brusquedad aplicándole una llave perfecta.

El rubio se separó de su mejor amigo rápidamente y comenzó a correr alrededor de la única mesa de la habitación.

Uriel vociferaba diferentes insultos a su persona por haber sido infantil, inútilmente curioso e irresponsable. A la vez que le avisaba al rubio menor que iba a castigarlo por hacer idioteces sin él.

Por inercia, Miguel agarró la espada que seguía clavada en la mesa y sin ver a dónde lanzaba, tiró ésta en dirección a la puerta. La espada de sangre quedó clavada en el marco de la puerta.

Justo al lado del rostro de su padre, sus verdaderos padres.

–Hijo de puta, ¡Casi me matas! ¿Que mierda haces con una espada? ¿Qué se supone que te he dicho de las armas?

Realmente eran sus padres, ellos estaban ahí.

Mikaela con el cabello un poco más largo y sujeto en una coleta baja, ojeras de cansancio y la espada a unos centímetros de su rostro, Yoichi mirando confuso y cuestionándose por qué había fallado si su hijo nunca fallaba un tiro.

–¿Papá? –Murmuró sintiendo como le fallaban un poco las piernas –Pensé qué... pensé qué, santos ángeles...

La voz de le fue.

Yoichi del futuro, aquel que no tenía tanta pinta de adolescente avergonzado corrió a sujetarlo para abrazarlo, mientras le revisaba cada signo vital de su cuerpo.

Mikaela con la misma rapidez llegó a su lado, ambos preguntarían luego por el motivo que su hijo lanzó una espada al azar de Dios.

–¿Estás bien cariño? –Preguntaba el castaño.

–Estábamos preocupados –Decía Mikaela, ahora con ojos azules.

Ambos le besaron las mejillas y la frente relajándose al fin después de tantos días al saber que su hijo estaba bien.

Mika miró a su pasado “yo” por primera vez, y se percató de que la imagen que estaba dando podía ser algo confusa. Lo más seguro es que lo apuntará con su espada si no estuviera clavada en el marco de la puerta.

–Está bien, mi ángel, todo está bien ahora –Seguía diciendo Yoichi abrazando a su pequeño mientras Uriel esperaba a un lado su turno con Miguel.

Mikaela del futuro se levantó del piso mirándose a sí mismo, unos casi veinte años atrás, antes de que su vida valiera la pena por alguien más que no era su hermano adoptivo.

–No es lo que parece –Fue lo primero que dijo.

El otro Mika, el joven y tosco, elevó ambas cejas apuntando a su supuesto hijo.

–Ha soltado la lengua como si le pagáramos por ello, yo creo que sí es lo que parece, ¡Arruinaste mi vida! ¡Yoichi es el mejor amigo de única familia! ¡Y yo vivo por Yuu-chan! –Ambos castaños voltearon a ver a los rubios con la boca a entreabierta; el Yoichi del futuro soltó una risa junto a su hijo y ambos Mikaela contestaron al mismo tiempo: –¡¿Qué tiene de gracioso?!

–Nada, Mika-kun –Comentó evitando que se molestará más –¿Podemos irnos más? Creo que Uriel quiere tener una seria conversación con nuestro hijo.

–Oh, eso sí que no. Él estará castigado hasta que los cerdos vuelen –Dijo su esposo dejando a su yo del pasado con las palabras en la boca y se acercó a su familia, la que formó con Yoichi –Uriel, antes de irnos, ¿No crees que deberías hace esa cosa donde “bum”? –Extendió su palma hasta su frente haciendo un ademán raro en dirección a su sobrino.

–¿“Bum” significa borrarles la memoria?

–Si, solo por si se me ocurre que esto es muy loco y entonces quiera mandar a Yoichi al infierno antes.

Uriel rodó los ojos al mismo tiempo que Yoichi, aún así se acercó al pasado de Mikaela pero antes de hacer lo suyo, Miguel detuvo su mano y se ubicó delante del pasado de su padre.

–Soy muy feliz, lo juro, no puedo quejarme de una sola cosa y tú... –Miró a Mikaela específicamente –Nos eres como tus padres, nunca lo fuiste, ni una sola vez. ¿Entiendes? Eres el mejor padre que que cualquiera podría desear, y él es la mejor opción que podrás hacer –Señaló a su sonrojado padre Yoichi del pasado, quien parecía avergonzarse más que en el futuro, y Miguel creía que era imposible.

–Miguel, vamos –Dijo Yoichi desde el marco de la puerta.

–Voy~ –De apresuró a llegar hasta su padre castaño que lo envolvió en sus brazos –Sigo sin saber cómo se enamoraron.

–¿Por eso querías venir al pasado? –Inquirió su padre de cabellos rubios.

–Si.

–Es una historia para otro día –Se burló Yoichi acariciando los cabellos de su primogénito –Regresemos, tu tío Yuu y Lacus nos esperan en casa.

–Haz tu magia, Uriel –Alegó Mikaela.

Uriel se ubicó delante de todos los presentes.

Agradeciendo que tanto él, como Miguel eran mitad ángel, el mayor de ambos alzó su mano derecha de donde desprendió una fuerte luz blanca que dejó cegados a todos los presentes.

Despertaron a la mañana siguiente, ninguna comprendía que hacían en la biblioteca ni cuando habían sacado tantos libros.

Despedida

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G o o d b y e

m y d e l i c i u s c a t t l e a n d k a t s u d o n!

Es corto pero se los advertí~

❀ ¡Próximamente habrá más actualizaciones! ❀