028;; 𝓐𝓽 𝔂𝓸𝓾𝓻 𝓼𝓮𝓻𝓿𝓲𝓬𝓮 | 𝓹𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓸

Hyunjin despertó drásticamente en su hermosa cama, cubierta por su manta de terciopelo rojo que tanto amaba. Había tenido una pesadilla, como era bastante habitual, no se puso a pensar mucho en ello. Se limitó a sentarse en la cama y mirar a su alrededor, todo era igual de aburrido y monótono como siempre.

Tres golpes en la puerta rompieron el silencio del entorno.

- Joven ama, ¿ya ha despertado? -preguntó la sirvienta de pelos castaños, siempre tenía su cabellera recogida en un moño-, si es así, baje a desayunar.

- Tráeme la comida a la habitación, no quiero salir -respondió fríamente la joven de ojos rasgados.

- Señorita, a su madre no le gustaba que las mantas se llenaran de migas, ¿por qué no baja y- fue brutalmente interrumpida.

- Si vuelves a mencionar a mi familia, me encargaré de que te quedes sin trabajo -dijo Hyunjin, sin siquiera verla a los ojos.

- E-enseguida le traigo el desayuno - respondió con temor la empleada, para salir corriendo aterrorizada.

La joven de cabellos largos y oscuros miraba la ventana de su habitación con melancolía. Su vida era simplemente sosa. Siempre era lo mismo, una repetición de sucesos que simplemente te llevaban a la desesperación. Su vida se convirtió en eso en el momento en que murieron sus padres, no fue nada especial o romántico, simplemente sus progenitores se fueron de caza un día y un jabalí los mató a ambos, fin.

A su única hija le afectó demasiado estas muertes, tanto que, aquella niña sonriente y amable, se convirtió en una bola de tristeza y sufrimiento. Sus padres eran todo para ella, y los perdió tan rápido como los tuvo.

Después de recordar esas horribles memorias del pasado, se quedó mirando sus delicadas manos por unos segundos, se sentía muy sola. Y justamente por esa razón, decidió arrodillarse a los pies de su cama, no iba a rezar. Era más bien una petición.

- Si hay alguna identidad omnisciente allá arriba, por favor, concedeme este deseo: quiero que aparezca un salvador de mi sufrimiento, no me importa que criatura sea, solo quiero, alguien que me entienda y me ayude. Mi salvador o salvadora.

Después de hacer su petición, se levantó del suelo y se giró, dispuesta a cambiarse. El problema fue el ver a una hermosa chica de pelo castaño y largo viéndola directamente a los ojos.

- ¿Qué piruetas acaba de pasar? - preguntó Hyunjin, haciendo que la otra chica en la habitación se riera por la expresión. Realmente, Hyunjin era una joven muy inocente y linda.

- Un gusto conocerla, a m a.