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Una joven de cabellos negros vivía en un pueblo olvidado hasta por sus propios habitantes. Quedaba en medio de la nada, y las redes de comunicación eran un asco por esta misma razón. Básicamente, el lugar perfecto para cometer un asesinato.

Esta joven vivía una vida de puro aburrimiento, lo más interesante del lugar era que siempre estába rodeado de vegetación curiosa. Plantas extrañas, animales peculiares, etcétera. Aunque tampoco era como si a la chica le interesara ir a ver seres vivos como a los frikis de su clase.

Para ella, el entretenimiento del lugar era una cosa llamada "Efecto Mariposa". Este consistía en que cuando vivía algunas situaciones a lo largo de su vida, ella tenía la sensación de que eso mismo estába pasando en otro lugar. No era un Deja Vu, ya que no era algo que le hubiera pasado anteriormente. Tampoco una predicción, ya que no anticipaba cosas que pasarían en el futuro. Era una situación exacta pasando en otro lugar.

Si se preguntan por el nombre, ella le puso así desde muy pequeña, ya que lo leyó en una revista de su madre y le pareció un nombre atractivo. Además, esa sensación la llevaba persiguiendo desde pequeña, así que cambiarle el nombre era innecesario.

Muchas veces le preguntó a su madre poeste efecto. No importaba lo mucho que creciera, seguía ahí, y era molesto. Claramente, su madre nunca le pudo responder, ya que no era una psicóloga de alto prestigio, o una drogadicta que se metiera cualquier tipo de sustancias en la sangre.

Un 17 de Octubre llegó una nueva habitante al pueblo, cabellos marrones y largos, con una personalidad alegre y dulce. Era proveniente de Francia y se mudó junto con sus padres al pueblo. Nadie sabía porque cruzaron tantos kilómetros para pasar de una gran ciudad a un pueblo aburrido y sin nada que hacer, razones personales.

El mismo día que llegó la familia, fueron a saludar al vecindario, incluída la casa de nuestra excéntrica protagonista. Cuando llegaron a la casa de dos pisos en la que habitaba ella y su madre, sintió uno de sus Efectos Mariposas usuales. El problema era que este fue muy fuerte, dejando a la de cabellos negros con un fuerte dolor de cabeza.

El efecto se provocó al ver a la joven sa en la puerta de su hogar, la forma en la que estaba vestida, la pose de espera a que abrieran la puerta, su mirada, absolutamente todo le provocó esa terrible jaqueca. Pero aún así, su madre la mandó a saludar a los invitados.

-Oh, esta es mi hija, Hye Joo -dijo su madre al verla bajar por las escaleras de la casa.

-Preferiría que me llamaran Olivia -dijo mientras tocaba su frente por el dolor de cabeza.

-¡Antes de pedirle cualquier cosa a nuestros invitados, saluda! -respondió su madre hacia ella, según la mujer, era una falta de respeto no decir ni un "hola".

-Mucho gusto en conocerlos -dijo con desgano, a su madre le bastó eso.

Mientras los adultos hablaban, se fijó en la chica extranjera. Era realmente misteriosa, no estába haciendo nada raro, solo miraba sus uñas mientras escuchaba a su madre, pero su aura era extraña.

-Heejin, ¿por qué no vas a la habitación de Olivia para conocerla un poco mejor? -dijo su madre con dulzura, Heejin solo asintió y subió al cuarto de Hye Joo.

La de cabellos negros estába tan pérdida en sus pensamientos que ni se había enterado del nombre de la de cabellos marrones. Pero en cuanto escuchó a su madre, entendió que tenía que subir a su alcoba.

Ya en su habitación, ambas se sentaron en el suelo. Se quedaron varios minutos en silencio, ninguna de las dos tenía la intención de hablar, pero al final Olivia dió el primer paso.

-Bueno... ¿Algo de lo que quieras hablar? -preguntó de manera desinteresada mientras miraba hacia otro lugar.

-¿Por qué llevas todo este tiempo con la mano en la frente? -preguntó al instante. A Olivia aún le dolía la cabeza. Era como si el efecto no pudiera terminar como usualmente lo hacía, seguía ahí presente.

-Oh, una simple jaqueca, nada de que preocuparse - respondió la de cabellos negros. Heejin le restó importancia y siguieron hablando de temas variados hasta la tarde.

Heejin se marchó de la casa junto con su familia a las 5:30 PM. Pasaron bastante tiempo en el lugar ya que los padres de la chica y la madre de Olivia se llevaban bastante bien. Y como dice el dicho: el tiempo vuela cuando uno se divierte.

A Hye Joo se le había calmado el dolor un poco, pero seguía sintiéndose mal, así que se acostó para tomar una larga siesta, esta duró unas 7 horas. No queda claro si era por cansancio o por el dolor como tal.

La chica entró en una pesadilla profunda. Esta trataba de ella metida en una habitación oscura, rodeada de juguetes de bebés. Uno de estos resaltaba, una muñeca muy semblante a ella, por no decir exactamente igual. Llevaba unas ropas que su madre le ponía mucho cuando era pequeña, y su pelo estába amarrados en dos coletas.

La escena era extraña, pero decidió calmarse y observar mejor el lugar, pero antes de ponerse a investigar, vió a un hombre mayor entrar al lugar. Este tenía una cara de enfado, y daba bastante miedo.

Caminó unos pasos y tomó la muñeca con fuerza y la empezó a golpear, Olivia quedó horrorizada ante los actos del hombre. Ella sentía los bruscos movimientos en su cuerpo, como si ella fuera la muñeca. Empezó a pedir ayuda, a lo cual apareció un espejo enfrente suyo. En este se reflejaba exactamente la misma escena, con la diferencia de que había una mariposa azul encima de uno de los juguetes del espacio.

Mientras Olivia se fijaba en la réplica del primer infierno, sintió un fuerte dolor en la parte trasera de la cabeza. El hombre tiró la muñeca al pisó, haciendo que la cabeza de la misma golpeara contra el suelo. Por eso ese dolor punzante en Hye Joo.

Justo en ese momento, despertó de su gran pesadilla. Estába llorando, tenía las mejillas extremadamente húmedas y no podía salir del shock que le había dado aquella alucinación. Tenía hasta ganas de vomitar.

- C-cariño, ¿te encuentras bien? - preguntó su madre con preocupación, probablemente había gritado al despertarse. Hye Joo se sentía un poco mal por despertar a su madre a altas horas de la noche, aunque no podía controlar el susto de todas maneras.

-Sí, fue solo una pesadilla, no te preocupes, mamá - dijo intentando tranquilizar a la mayor, la cual soltó un largo y pesado suspiro.

-¡Menos mal no era nada malo! ¡Me dió un ataque al corazón con solo escuchar tus llantos y gritos! -respondió mientras se tomaba el pecho con alivio.

-Gracias por preocuparte - anunció la menor antes de taparse con la manta de su cama- buenas noches.

-Buenas noches, cariño - la mayor terminó la conversación para después salir de la habitación de su única hija.

. . .

La joven despertó, ya no tenía dolor de cabeza, solo cansancio. Esto era claramente por culpa de su mal sueño, no pudo dormir nada bien. Además, que su nuevo día sea un lunes no le levantaba el ánimo.

Se arregló para su largo día de clases, no quería ir, pero claramente no se podía inventar una escusa para faltar, su madre no era estúpida. Le tocaba afrontar un nuevo comienzo de semana.

Ya en la calle, observó a una chica de pelos castaños saliendo de su casa, esta era Heejin. A la de pelos negros le pareció una buena idea caminar con ella a clases, la compañía no mata a nadie, ¿no?

-Buenos días, Heejin -saludó con la mejor cara que podía poner. La de pelos castaños se asustó al escuchar la voz de la contraria, no la había visto.

-Oh, buenos días, Olivia -dijo un poco más calmada al ver que era la chica de ayer por la tarde.

-Supongo que vas al único instituto del pueblo, ¿verdad? -preguntó la contraria, q lo cual Heejin asintió.

Ambas continuaron su conversación hasta llegar a una pequeña plaza del pueblo. Quedaba a unos 10 minutos de la institución a la que amabas asistían. Heejin se paró, y observó el lugar con detenimiento.

-¿Pasa algo? -preguntó la de cabello azabache.  

-Mira, el árbol es como una especie de trampa para mariposas. Al tener las hojas tan juntas, cualquier pequeño insecto que se pose en alguna de las hojas, no podrá salir. - Olivia miró el árbol que estába en medio de la pequeña plaza. Todas las veces que pasaba enfrente de la plaza y no se había dado cuenta de ese detalle, era...extraño.

Las alas de las mariposas brillaban. Las dos chicas estában viendo una escena de tortura para el insecto, pero para ellas era un gran espectáculo. La hermosura de la mariposa en esa situación era encantadora para el ojo humano, terrible para el ojo de un insecto.

-¿Los humanos se verán igual de hermosos en situaciones tan horribles? -preguntó la de pelos negros.

-No lo sé, tal vez si matas a alguien con tus propias manos, la escena sea romántica. Nos gusta ver sufrir a los demás, nuestro propio dolor también no hará felices, ¿no? -dijo Heejin, haciendo que la muerte se escuchará como una situación romántica.

. . .

Hye Joo despertó un 14 de Octubre. No sabía que estába pasando. Volvía a estar en su casa, en su cama. No entendía como había pasado de estar en la calle, junto con la de pelo café, a estar en su habitación, a altas horas de la noche y completamente sola.

Salió de si habitación y se encontró a Heejin llorando en el pasillo, justo enfrente de su habitación. Pensó en la posibilidad de que todo fuera un sueño, pero, parecía tan real.

- H-heejin, ¿qué haces aquí?, ¿por qué lloras?, ¿pasó algo malo? - preguntó múltiples veces Hye Joo, Heejin no respondía.

- La única manera de alcanzar la felicidad, es através de la tortura y el dolor. Yo quiero que seas feliz, al igual que yo lo fuí al matar a la persona que más amaba, me tienes cariño, ¿no? Entonces tienes que hacerme sangrar.

- ¿¡De qué rayos estas hablando?! - gritó con desespero Hye Joo.

-¿No te sentiste bien cuando entré dentro de tu cabeza? ¿No se sintió bien ese dolor punzante en tu cuerpo por culpa de un hombre asqueroso? ¿No se sintió bien que todas las personas de tu entorno te ignoraran por culpa de tus efectos mariposa?

-No, claramente no me sentí feliz o satisfecha por situaciones que Dios me dió injustamente. No estoy loca, esto mismo pasa en otro momento, al otro lado del espejo, ¡estoy segura!

-Si me quitas del camino, sentirás una satisfacción enorme, así que, ¡hazlo! ¿Cuál es la diferencia entre tú y yo? Ambas sabemos que hay algo que no podemos controlar, un lugar en donde todo lo que haces se réplica una y otra vez. Ambas sabemos que vas a disfrutar mi muerte.

Olivia no lo aguantó. Empujó a la chica de pelos castaños por la escalera. Cuando se asomó a ver que había pasado, vió un lago de sangre en la planta baja. Pero, algo no estába bien.

Había tirado a su madre, la que estába allí abajo era su progenitora. La que le dió una vida y un hogar. La había asesinado.

. . .

-Olivia, sabemos que tú no estás bien. Esa enfermedad mental no te hace tener un juicio sano, así que, ¿aceptarías ir al psicólogo por una vez? - le preguntó una de sus compañeras de casa, llamada Jiwoo.

Claramente Olivia era incapaz de decirle nada. Estába amarrada a una silla del salón, con cinta adhesiva en la boca. Había intentado matar a Jiwoo por tercera vez en el mes.

-Déjala, simplemente está loca - dijo su otra compañera de casa, no sabía como se llamaba realmente, pero siempre se presentaba como Gowon.

Las dos se fueron a dormir, dejando a Hye Joo ahí tirada. Desde el incidente que tuvo de pequeña, descubrió que lamentablemente, esos efectos mariposas era parte de una enfermedad mental que poseía, aunque nunca le diagnosticaron nada.

Esa enfermedad, más allá de hacerle la vida imposible, le hacía sentir extraña, le hacía sentir...

¿Bien?

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