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El sentir de las almas: Muerte #21

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Steve Williams January 05
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Will, indeciso, atravesó el brillante portal junto con el resto de sus compañeros. La luz intensa lo cegaba por completo mientras avanzaba hacia delante sin rumbo fijo y, de repente, todo oscureció. Parpadeaba velozmente tratando de calmar el picor en sus ojos y de acomodar su vista nuevamente. Tras unos segundos y ayudandose de sus manos, logró ver nuevamente. El paisaje era tétrico y siniestro. Frente a él había un gran edificio claramente dividido en dos alas opuestas. Su aspecto demacrado ayudado por la luz de la luna lo hacían ver sumamente sombrío. El edificio se encontraba cercado por una valla alta con forma de red de varios metros de altura y, a su vez, la valla estaba rodeada por varios árboles dispersos entre los que se colaba la luz y formaban terroríficas sombras alargadas. El airé silbó agitando las hojas de los arboles y, tras mucho tiempo, Will volvió a sentir el frío de una brisa golpeando su rostro. Ese simple hecho lo emocionó y lo obligó a luchar contra sus impulsos para contener sus lágrimas. Aunque sabía que su cuerpo solo era como una ilusión, por ese breve momento se sintió vivo nuevamente. El general llamó a todos los presentes haciendo uso del aparato de comunicación, dió las instrucciones y formó los equipos. La misión consistía en encontrar a varios grupos de adolescentes que, curiosos e irresponsables, decidieron entrar al edificio. Se formaron diez grupos de cuatro personas cada uno, con la intención de abarcar la mayor cantidad de área posible. Era una operación de rescate, así que eliminar al ente sobrenatural que hubiera estado custodiando a los jóvenes no era prioridad. Con todo listo, Will fue a reunirse con su grupo. Se alegró mucho al trabajar con Liz, ahora como aliada, había otra chica de nombre Cleo que parecía distante y desinteresada de trabajar en equipo y por último, Milo, el apuesto, eficaz y poderoso guerrero, tan indiferente como siempre. Milo lideraba al grupo, camino a la cerca, Will cubría la retaguardia caminando detrás de todos. Milo usó su espada para cortar la valla y ambos cuatro la atravesaron. Tan pronto Will atravesó la valla lo sintió, sus músculos se tensaron y cada célula de cuerpo le gritaba que se alejase de aquel edificio. Sus piernas flaquearon pero se las apañó para controlar el temblor de sus rodillas. La expresión en los rostros de todos indicaban que también sentían aquella maligna presencia, incluso Milo, quién siempre estaba calmado, sus hombros estaban completamente tensos. Este último, con gestos y miradas, ánimo al grupo a seguir. Todos caminaron hacía la puerta principal sin romper la formación. La puerta era grande, de cristal y dividida en dos. Al entrar se podía ver claramente de que se trataba, era un instituto. La conserjería, la sala de reuniones y los despachos del director, jefes de estudios y secretarios se veían desde el humbral. Conforme más se adentraban en el lugar peor se volvía la sensación para Will. Por momentos no sabía si era su instinto o simplemente los nervios de estár por primera vez en una misión real. A pesar de sus conocimientos y su gran habilidad en el combate, ya había sido advertido de como actuaban los demonios y demás entes sobrenaturales y eso lo preocupaba. El edificio era enorme y estaba repleto de aulas, tanto que un segundo grupo se encargaba del ala Este mientras el equipo de Will se ocupaba del ala Oeste. El grupo caminaba cautelosamente mientras inspeccionaban cada habitación una por una, encontrando el mismo panorama en cada una de ellas. Pintadas satánicas, grafitis, pupitres y sillas destrozadas y altas cantidades de polvo y ceniza. Cuando los cuatro se disponían a revisar la última sala, un fuerte grito, lleno de miedo y desesperación proveniente del otro ala, llamó el interés de todos y fueron corriendo hasta el único pasillo que conectaba una zona con la otra. Tras atravesarlo vieron a una chica de otro grupo, arrodillada en el suelo, llorando y temblando de miedo. Will, ansioso, preocupado y un poco asustado también, se arrodilló al lado de ella para darle consuelo y tranquilidad. "Dime, ¿Que pasó? ¿Donde está tu grupo?". La chica, temblorosa, alargó su brazo y señaló el pequeño muro que delimitaba los pasillos. Milo se asomó por encima del muro y el desagrado en su rostro le hizo saber a Will que fuera lo que fuera que Milo hubiera visto, no era bueno. Will sostuvo a la chica entre sus brazos tratando de calmarla mientras Milo, Liz y Cloe revisaban las aulas cercanas sin encontrar nada. Cuando la chica se calmó lo suficiente y dejó de temblar Will la dejó, concediéndole espacio. "¿Cual es tu nombre?". Preguntó Will tratando de generar confianza. "Marta...". Respondió la chica aún claramente alterada. "Bien Marta, dinos, ¿Que fue lo que pasó? ¿Donde está tu grupo?" "Yo...no lo sé... Nos separamos un segundo mientras buscábamos en las aulas y cuando salí...Caspian estaba muerto y los otros dos desaparecidos. Grité al ver a Caspian, yo...no sé qué le pudo haber pasado..." "Bien, escúchame, vendrás con nosotros, buscaremos a tu grupo y seguiremos la misión". En ese mismo momento Milo intervino. "¡¿Acaso estás loco?! No es nuestro problema. Ella puede venir si quiere pero no podemos gastar tiempo buscando a dos participantes" "Estoy de acuerdo con él". Añadió Cloe. "No sabemos si están vivos, y, aunque lo estén, no pasarán la prueba y los eliminarán una vez regresemos a la División". Will quedó pensativo por unos segundos. Lo que decían tenía sentido y sabía que llevaban razón, aún así, él se negaba a abandonar a nadie. "Está bien, ustedes vuelvan y sigan buscando fuera del edificio, yo me quedaré". "¡Vamos Will! ¡Sé razonable!". Espetó Milo. "Tenemos que seguir buscando a los adolescentes, así que separemosnos y abarquemos más área". Dijo Will en respuesta. Milo frunció el ceño mientras Marta y Will se ponían ambos en pié. "Yo iré con él". Dijo Marta de manera tímida. "No solo eran compañeros, también eran mis amigos...". Las palabras de la chica generaron un nudo en la garganta de todos, no obstante, sirvió para ablandar a Milo, quién suavizó su expresión y se despidió con la mirada mientras guiaba a Liz y Cloe. Por su parte Will continuó investigando cada una de las habitaciones que había sin encontrar nada. Comenzaba a frustrarse. Revisó varías veces cada una de las aulas sin hallar rastro de los guerreros perdidos ni de los mortales, tampoco de quien o que había atacado al grupo de Marta. Cansado de buscar en el mismo lugar, comenzó a caminar hacia la salida, seguido de Marta, cuando de entre las sombras algo golpeó la espalda de Will y lo hizo caer al suelo. El golpe fue seguido por el grito de una aterrorizada Marta. El grito fue ahogándose y terminó siendo sustituto por el sonido de una bestia gruñendo en un tono grave que calaba hasta el alma, y el sonido de carne y huesos siendo arrancados y partidos. Cuando Will miró hacia atrás desde el suelo, tan solo pudo ver una sombra alta y ancha, con aspecto humanoide y la cabeza de Marta que asomaba levemente sobre el hombro de la criatura, con los ojos abiertos pero sin vida y su rostro completamente lleno de sangre.

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