“ RED LOVE „ [ c a p 4 ] TaeTen

ろㅤ꯭㇏ㅤR⠀ᰵㅤɑɩ̅mㅤ♡ ᰪ 12/13/19

251

h a l l o !

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bienvenidos sean todos

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│ │ │

│ │ 𖥸

│ 𖥸 ;; 13 dic 19 ( :cloud: )

𖥸

Los anteriores capítulos los tenía

preparados con semanas de

anticipación, pero este se me pasó

y pues lo acabo de escribir en la

noche de ayer. De todas formas me

gusta el resultado y espero que a

ustedes también.

Para los que son nuevos en el fic

aquí les dejo los anteriores capítulos.

• • •

e l m e j o r e r r o r

La fiesta se ponía intensa. Las personas se movían al ritmo de la música, y digo que moviéndose porque no sabría decir si en serio estaban bailando. Lo he visto con frecuencia, en su mayoría en bodas, pues es a las únicas "fiestas" a las que soy invitado por amigos, quienes son conocedores de mi desagrado hacia los clubes o antros.

Pues es algo curioso en lo que me fijé, sí, curioso. Nuevamente la curiosidad volvía a mí, pero no de la forma en que parece, sino que en forma de interés. Este tipo de lugares son en los que se reúne la gente que no tiene miedo de ser quien son, todo lo contrario a mí. Bailan como si supieran hacerlo, cuando en realidad hacen de todo menos bailar y no les avergüenza en lo absoluto, a pesar de estar rodeadas de más personas. No les importa, solo... se divierten.

Siempre me ha sido incómodo el tratar de adaptarme a este tipo de entornos, pero ya descubrí que la bebida sacó ese lado mío oculto, ese que no tenía idea alguna de su existencia hasta ese entonces. Con una lata de cerveza en mano, saltaba al ritmo de Oliver Heldens en medio de la pista de baile. Todos me miraban y se acercaban a mí. Mi cuerpo chocaba contra otros y no me importaba para nada, no sabían quién era y ni me recordarían, ¿qué estaba perdiendo?

Después de eso, me recuerdo parado en un escenario, moviéndome sujetando un micrófono como un genial cantante. Todos me seguían con la mirada, y cantaban a la par mía mientras levantaban los brazos. Era una estrella, o así se veía en mi mente, porque Johnny me dijo que estaba tan ebrio, tal y como los demás en la fiesta, que mi ridículo fue recordado como la mejor actuación de la noche.

—¿Y?... ¿Te divertiste? —no podría el explicar el cómo Johnny se coló en mi departamento ese día. Seguramente se había quedado con mis llaves el día anterior y así logró entrar. Me levanté a duras penas con un dolor intenso en todo el cuerpo—.

—Juro que no recuerdo nada.

—¿Nada de nada? Oh, ¡vamos! Estoy seguro que fue lo más emocionante en tu vida y no puedo creer que no lo recuerdes...

—No enciendas las luces —mi comentario fue tragado por la pared y las encendió. Entrecerré los ojos y solté un quejido—.

—Wow... amigo, estás hecho un asco.

—Ni lo comentes. Iré a bañarme, solo vete de mi departamento.

—Después que trato de ayudarte, así me pagas —dijo mientras dejaba la habitación con un puchero en el rostro. No quería lidear con sus sandeces en estos momentos—.

Abrí la llave del agua de la bañera, dejé que se llenara unos minutos. Pasados esos minutos, metí un pie tras otro en el agua, para luego sumergirme en ella. Estaba tibia, pero a la vez me resultaba refrescante. Saqué la cabeza y la sacudí un poco, haciendo que mi cabello desprendiera gotas, mojando un poco las baldosas fuera de la bañera. Tomé un poco de agua entre mis manos haciendo una especie de cuenco con ellas y me froté el rostro tratando de despertarme un poco.

En eso, lo recordé. No a mi querido desconocido de suéter mostaza, sino a ese otro chico de la fiesta. Estaba bailando, se acercó y me miró directamente a los ojos, tenía una mirada deseosa y mi inconciente se dejó llevar por ello. Fuimos a un pequeño lugar, no podía saber exactamente si se trataba de un cubículo de baño o de otro sitio apretujado. Tengo grabada en la mente su tierna sonrisa y sus regordetas mejillas, parecía un niño comparado a mí, un chiquillo que solo buscaba algo por una noche.

Estaba perdido. Eran las sensaciones las que movían mis acciones. Su rostro se veía tan infantil que me hacía sentir mal. Para suerte mía no terminó siendo lo menor que yo pensaba, casi tenía mi edad y no lo aparentaba, no sabía cómo es con ese rostro lo habían dejado ingresar a tal lugar. Como mencioné, solo puedo recordar algunas cosas, como largos besos en los que hubieron unas cuantas mordidas, tomadas de cabello, y al mirar mi reflejo en el enorme espejo que daba a la bañera pude hasta notar arañazos en mis brazos, algunos moretones en el cuello, y otras cosas.

Mientras me daba el baño, me asusté mucho. ¿Habría ocurrido algo más? Debía encontrar a ese chico, fuese como fuese. No sabía su nombre, solo tenía pequeños recuerdos de su rostro, de nosotros en un reducido espacio, y de ese momento entre dos personas totalmente fuera de sí. Este tipo de situaciones solo me ocurrían a mí. Únicamente extraños llegaban a mi vida para luego irse.

Salí de la bañera rápidamente y tomé una toalla envolviéndola en mi cintura. Fui hasta el clóset y me vestí con lo primero que encontré, fue algo deportivo, pero no me quejé. Era algo que no solía usar ni entendía el porqué poseía dichas prendas, de todas formas siempre es un buen momento para salir de la rutina.

Me aseguré de que Johnny no estuviera en el pasillo y, al confirmarlo, corrí hacia el ascensor. Veía en la parte superior de la puerta cómo los números iban subiendo, me desesperé un poco por la espera. A penas se abrieron las puertas subí, marqué el primer piso y seguí esperando. Tenía un agudo dolor de cabeza, ni siquiera había pensado en tomar algo antes de salir que lo aliviase. Puedo ser muy tonto y despistado de vez en cuando, y por ese olvido el dolor me mataba la cabeza, aún así ya estaba abajo.

—Buenos días joven Lee. ¿Qué tal la pasó anoche? Lo vi llegar con el joven Seo y estaba un poco inconciente —estaba apurado, aún así no quería terminar la conversación tan repentinamente con RenJun.

—La pasé bien y un tanto mal. Pero ya estoy mejor —tuve que mentir—, estoy apurado en estos momentos. A mi regreso podemos seguir la plática. Hasta luego.

—Sí, claro. No se preocupe, luego hablamos. ¡Que tenga un buen día! —nos sonreímos mutuamente y salí del edificio a paso apurado.

Me detuve en seco y pensé que no tenía idea alguna de en dónde empezar mi búsqueda. Era como buscar una aguja en un pajar, y es que habían tantas personas en el centro que hasta podría ser un chico que ni siquiera sea de por aquí. Quizá podría ser extranjero y eso no sería nada bueno para mí, pues eso aumentaba el número de personas en todo el mundo que podía acoplarse perfectamente a las imprecisas descripciones que llevaba en mente.

Estaba seguro que mi búsqueda estaba destinada al fracaso, de todas formas forzaba a mi mente a buscar por lo menos una pequeña pista, algún recuerdo que me fuese útil para empezar a buscar. Nada llegó a mi mente, me sentí frustrado por ello, y no se me ocurrió nada más que volver esa misma noche al lugar donde iniciaron los hechos.

• • •

Me sentí de esos detectives, en busca de un sospechoso, solo guiándose de una imagen no asegurada del rostro del culpable. Ahora me parece muy acertada dicha comparación, debido a que durante estos últimos tiempos he sido buscado, con una orden de captura por culpabilidad criminal. Pero no se trata del homicidio que ustedes creen, claro que no, sino de mi secreto; mi más oscuro secreto.

Dejando eso de lado, que en su momento contaré más a fondo, retomemos lo que estaba diciendo, con su permiso. El reloj de muñeca que llevaba puesto marcaba casi las diez de la noche. Quería estar cerca de la hora en que el misterioso chico apareció en mi vida, que fue casi a medianoche, pero posiblemente podía estar a esas horas en el club.

No quise anticipar nada, pues no estaba nada previsto, ni siquiera sabía porqué es que estaba tan interesado por descubrir quien era aquel chico. Solo me dejaba llevar por la intuición del destino; hacía lo que sentía se debía hacer. Como ya dije, no era una casualidad que todas estos sucesos me ocurrieran, el futuro me tenía algo preparado. Sin importar que este fuese bueno o malo, sentía la necesidad de seguirlo hasta el final.

Vi a ese tal Siwon en la entrada, me sonrió y me dejó pasar, supongo que haber sido amigo de Johnny tuvo sus privilegios. En el interior todo era ruido y un olor a sudor combinado con alcohol y tabaco. Caminé observando al tumulto de gente que rozaba sus cuerpos contra otros, en un tipo de baile parecido a un acto inapropiado para menores. No me desagradaba, más bien me era extrañamente satisfactorio y no en una forma inadecuada. Eras cuestiones humanas que no podría comprender, la evolución del baile... eso creo.

Estuve aproximadamente dos horas esperando y empezaba a perder la paciencia. No sabía si lo volvería a ver, habían tantas personas en el lugar que encontrar a solo una podía ser una perdición. Era un domingo y ya casi lunes, podría ser que tuviera cosas que hacer al día siguiente y por ello no había venido. De un momento a otro mi mente otra vez me jugó malas pasadas y, al perder la esperanza de encontrarlo, tuve la leve intuición de que aquel chico de lindo rostro podría haber sido nada más ni nada menos que producto de mi imaginación.

Me decidí a ignorar esos pensamientos que no servían para mantener mi optimismo en alto. Habrá sido por cuestiones predestinadas o no tengo idea de cómo, pero en ese instante un joven muy parecido al de mi recuerdo ingresó al baño. Me quedé un poco pensativo, pues no sabía qué hacer dentro, ni cómo empezar la conversación. Ya sabrán que no sé de realizar amistades ni ser muy elocuente, mucho menos tengo razgos empáticos desarrollados. Solo me quedaba dejarme llevar por los azares de la vida y rezar por suerte.

Tomé una bocanada de aire y exhalé sonoramente, no le dí más vueltas al asunto y entré. Miré a mi alrededor y lo vi frente al espejo, lavando sus manos. Mi acerqué con cuidado, mientras fingía arreglarme la camisa. Él me miró de reojo, ¿podría haberme reconocido? La duda me invadió unos segundos y se fue, se estaba acomodando el flequillo y hacía ciertas muecas de disgusto al ver su reflejo.

Dejó su acción y se estaba alejando de los lavabos. Entré en pánico, así que solo fui a paso apurado por la puerta y salí antes que él. Miré hacia atrás y, al momento exacto de verlo abrir la puerta y salir, lo tomé del brazo, lo pegué a la pared y miré directamente a sus ojos llenos de un susto imaginable. Obviamente lo había tomado por sorpresa al asaltarlo de tal forma, ese tipo de comportamientos no eran propios de mí, pero algo pareció haberse apoderado de mi ser esa noche.

—¡¿Qué quieres?! —dijo en un grito que denotaba temor, cerró los ojos unos segundos y tenía los puños cerrados frente a su pecho—.

—Me pareció que nos conocíamos, solo quería estar seguro. De no ser así, me disculpo por mi irrespetuosa acción —no tenía idea de dónde había salido ese lado mío y, a pesar de ello, estaba calmado, sorprendente. Trataba de no mostrar nerviosismo, pues deseaba mostrar firmeza y algo de rudeza, porque sospeché que eso le gustaba—.

—Hmm —se mordió un poco el labio y miró hacia otro lado. De pronto se lanzó a mí, acercándome con tus brazos, y me besó. Lo volvió a hacer—.

Duró unos cuantos segundos, cuando las sensaciones me abandonaron y lo empujé por el pecho. Me miró de una forma con la que nadie antes lo había hecho. Se sentía extraño que alguien tan angelical pudiera comportarse así, totalmente lujurioso. No quería nada más que ver con aquel chico, pero algo en mis adentros decía lo contrario, que debía estar con él por alguna razón que desconocía.

—¿Volviste por mí? —preguntó mientras seguía haciendo gestos algo sensuales, pero al tener en cuenta su rostro no podría decir si era así— ¿Me extrañaste y viniste por más?

—Quiero saber qué ocurrió exactamente la noche de ayer —estaba serio, no pensaba entrar en rodeos con ese niño—.

—Lamentablemente no ocurrió la gran cosa, estabas tan ebrio que solo nos estuvimos besando y eso fue todo —sentí que finalmente podía respirar. No había pasado nada, pero él quería más—.

—Deja de mirarme así. Soy un total desconocido para ti, puedo ser hasta muy mayor y ni siquiera sabes mi nombre.

—Lee Taeyong, veintisiete años y no eres de por aquí. Dime, ¿qué te trajo hasta el centro?

—Co-¡¿cómo puedes saber todo eso?! —abrí los ojos como platos, pues había quedado extrañado y atónito por sus palabras—.

—Tu identificación tonto. ¡Duh! Se te cayó la billetera de los pantalones y la tomé.

—¿Sacaste dinero?

—No tenías mucho, y me dió pena así que... no, no tomé nada.

—Y ¿quién eres tú? Ya que sabes tanto de mí.

—Solo diré que me llamo Kun, será mejor que me llames solo así y no descubras mi nombre en realidad. Tengo veinticinco años, no soy tan menor como aparento, es una de las razones por las que creo que me buscaste, para comprobar si no eras un pedófilo o algo así. Además, como ya habrás notado, soy extranjero —con eso dicho, mi corazón se calmó. Había descifrado parte de la razón por la que lo buscaba, pero no toda—.

Una idea completamente alocada se me vino a la mente en aquel entonces. Era tomarla o dejarla, mas debía arriesgarme y eso fue lo que hice.

—¿Podemos ir a tu departamento?

—¿Qué? —no era de sorprenderse que haya respondido eso. Era una propuesta indecente, y lo tenía en cuenta—.

—Lo que dije. ¿Podemos ir a tu departamento?

—¿Cómo sabes que vivo en un departamento? —su expresión mostraba que le extrañaba tal cuestionamiento—.

—No lo sé. Solo que muchos jóvenes lo hacen, y pues hay demasiados edificios por este lugar.

—Está bien... —dijo aún confundido— Sé que es una estupidez completa llevar a donde vivo a un extraño, aunque ni tan extraño... pero, ¿por qué quisieras ir? ¿para qué? —su mirada volvió a cambiar a una deseosa. Ya sabía lo que quería, veríamos lo que ocurriría—.

—Algo me dice que tú eres una pieza clave para un objetivo que quiero lograr hace unas cuantas semanas.

—¿A qué te refieres con eso?

—Que supongo que el destino te ha puesto en mi camino por alguna razón que desconozco. Aún no tengo suficiente confianza contigo para contarte mi frustración más grande, pero tal vez la sepas si es que me llevas a tu departamento—en mi mente eso no había sonado tan mal ni con tanto doble sentido. Esperaba que él no lo hubiese notado—.

Me miró por última vez con sospecha en los ojos, y solo caminó y me ordenó que lo siguiera. Yo iba tras él a paso apurado por las calles desiertas del centro, que en el día solían estar llenas de personas. íbamos hacia la dirección correcta, el lado y la calle por la que el día anterior había seguido al chico de mis sueños. El corazón volvió a latirme a mil por hora, especialmente cuando nos encontramos en la entrada de condominio de departamentos. El mismo al que había llegado tras seguir a mi amado, y por la misma ruta que tenía trazada en mi mapa virtual.

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¿Les agradó el capítulo?

Creo que este fue más largo que

los anteriores.

Espero que apoyen el fic y le den

mucho amor~

— n o s l e e m o s l u e g o —