✤Enséñame✤

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╚»★«╝ Capítulo 91 ╚»★«╝

¿Qué fue lo que dijo? ¿Ya no quiere estar conmigo?

Guillermo: ¿Qué dijiste?

Chiara: vos y yo terminamos. Ya no quiero ser tu novia.

Guillermo: no me podés hacer eso.

Chiara: claro que puedo y lo estoy haciendo.

Guillermo: es por Bia, ¿Verdad? ¡Todo es culpa de ella!

Chiara: ¡No es por ella, es por tu actitud! Ya no quiero saber nada de vos.

Tomó sus cosas y se dirigió a la puerta. Yo la iba a seguir pero Manuel me detuvo.

Guillermo: ¡Déjame ir!

Manuel: estás alterado.

Guillermo: ¡No puedo perderla!

Bia: ¡Guillermo! Tranquilo si no querés terminar como tus amigos.

Guillermo: ¿De verdad crees que me importa lo que me digas? Si hacía lo que vos pedías era por Chiara.

Manuel: a ella no le hablas así.

Guillermo: ¿No te das cuenta Manuel? ¿De verdad crees que te quiere? ¡Solamente te está usando! –me acerqué–. Eso significa que no solamente perdiste la apuesta, sino que te humilló –le dije en voz baja.

Manuel: ¡Ten cuidado con lo que decís!

Guillermo: ¡Déjame ir o digo todo!

Se quitó de mi camino. Salí rápidamente pero para eso Chiara ya no estaba.

Esto está mal. Bia escuchó que Guillermo me amenazó con algo. Y ahora me está mirando seria.

Bia: Nina, llama a Chiara. Luna, ayúdame con mi mochila.

Nina: ¿Le pregunto si va a ir al hospital?

Bia: si –dijo todo sin dejar de verme.

Manuel: ¿No querés…?

Bia: no quiero nada de vos, Quemola.

¡Perfecto! Se enojó.

Manuel: si es por lo sé Guillermo… Él no sabía lo que decía.

Bia: por supuesto que no sabía lo que decía, por eso lo dejaste ir. Sabés perfectamente que no me gusta que me oculten cosas.

Manuel: a mí tampoco me gusta eso, ¿Sabes?

Bia: ¿Querés cambiar los lugares?

Manuel: ¡No es justo que vos tengas tus secretos y yo no!

Bia: así que es eso… ¡Bien! Si querés no me digas nada, veamos quien descubre todo primero.

Retrocedí. Esto no es bueno, ella no puede descubrir todo. Si lo hace, sabría lo de la apuesta.

Manuel: solamente quiero que seas sincera.

Suspiró. Miró hacia la izquierda donde estaba Julio. Ambos asintieron.

Bia: tu hermano es mi cómplice.

Manuel: ¿Qué?

Julio: como oíste hermanito, soy su cómplice.

Nina: yo lo reafirmo.

Luna: igual yo.

Manuel: ¿Desde cuándo?

Bia: el baile.

Manuel: por eso…

Julio: no intentes sacar conclusiones ¿Si? Solamente te harás ideas erróneas.

Manuel: pediste ir a ver a Isabela ese mismo día.

Julio: era necesario.

Manuel: ¿Por qué?

Bia: porque ella era la única persona con quién podía hablarlo. ¿No te das cuenta? No hace falta que vos lo sepas, por eso no te lo digo.

Manuel: saber ¿Qué?

Bia: ¡No te lo diré!

Nina: no lo intentes Manuel.

Luna: no te gustará convertirte en su cómplice.

Manuel: ¿Por qué?

Julio: porque terminarás como yo.

Ahora entiendo porque mi hermano cambió mucho en estos meses. Todo esto fue por Bia.

Bia: si no es necesario no lo haré. Lamentablemente con tu hermano tuve que hacerlo. Podés hablar con Alex o Carmín sobre que se siente ser mi cómplice, ustedes también pueden hacerlo chicas, no querrán serlo después de hablar con ellos.

Comenzó a caminar hacia la salida. Me quedé ahí sin poder hacer nada. Hasta que tuve a mi hermano enfrente.

Julio: ella si te quiere.

Manuel: algo dentro de mí me dice que me aleje de ella.

Julio: ella te quiere.

Manuel: ¡Pero desde que la conozco todo cambió! ¿No entendés que…?

Julio: lo sé, yo lo viví.

Manuel: pero… ¿Por qué cuando algo me dice que me aleje no puedo hacerlo?

Julio: eso es algo que yo también me he preguntado. Vamos a casa.

Asentí. Nunca he entendido el comportamiento de Bia. Nunca he podido comprender que me hizo quererla a tal punto de no poder alejarme de ella. Nunca he podido asimilar que fue lo que me hizo esa vez en "dirección".

Bia: ¿Por qué me trajiste aquí? –dijo cuando llegamos

Manuel: es bueno de vez en cuando romper las reglas, ¿No crees? –negó con la cabeza– dale Bia, non succederà nulla

Bia: está bien

Manuel: Capisci l'italiano? –de una u otra manera me provocaba algo extraño, o sea, Nina es mi mejor amiga porque es italiana como yo, ya sé que en un inicio dije que era por el plan, pero me di cuenta que es una gran amiga y es la única con la que puedo hablar en mi idioma natal

Bia: sì, mi piace l'italiano, ho iniziato a studiarlo alle otto e non è così difficile da dire –un gran manejo del italiano, me gusta

Manuel: alguien más para hablar como si estuviese en Italia

Bia: ahora veo porque sos amigo de Nina

Manuel: si, bueno, digamos que ella forma de las pocas personas que me conocen de verdad

Bia: ¿En serio? ¿Y como sos en realidad?

Por primera vez yo me puse nervioso ante una chica, ¡Nadie me había preguntado eso! ¿Y ahora que le digo?

Manuel: ¿Querés saber cómo soy? –me acerqué a ella poniéndola nerviosa, ella comenzó a hacerse hacia atrás hasta que tropezó con algo que estaba en el suelo, provocando que cayera sobre ella.

Julio: Manuel, hemos llegado.

Manuel: si, estaba pensando.

Julio: creo que debes dormir.

Manuel: si… –debo verme con Mara– No puedo.

Julio: ¿Por qué?

Manuel: eh… Quedé en verme con Matteo.

Julio: puedes poner una alarma. Necesitas descansar.

Manuel: está bien. Tenés razón.

Saludé a mamá y subí a mi habitación. Puse mi alarma a las 4:30 y me dormí.

Espero unos minutos. Me aseguro que Manuel esté bien dormido y tomo su celular. Usé el desbloqueo facial y la puse en total silencio.

Julio: perdóname hermano, pero así como tú no te puedes alejar de Bia, yo no puedo dejar de serle leal.

Tomé la ropa de mi hermano y me la puse. Me peiné como él. Tomé su celular y salí a las 4:45.

Llegué al lugar que Manuel acordó con Mara y recordé que mi hermano nunca llega tan temprano. Di una vuelta y volví a la hora indicada.

Mara: creí que no vendrías.

Julio: Julio me preguntó a dónde iba y ya sabes los rumores.

Mara: ¿De verdad crees que no sea cierto eso de que tu hermano sea cómplice de tu novia?

Julio: es mi hermano.

Mara: sos muy ingenuo, pero a lo que venimos. ¿Tenés algo interesante de Bia?

Julio: lo único interesante fue lo de Chiara y Guillermo.

Mara: entonces mi plan funcionó –sonrió.

Julio: ¿Qué hiciste?

Mara: solamente manda a preguntar con un chico sobre las tortas de chocolate de su mamá.

Negué.

Mara: ¿Qué pasa Manuel?

Julio: ¿Ya soy libre? –Rió.

Mara: de acuerdo, le enseñaré la foto a tu noviecita –me mostró su celular.

Una foto de Manuel y Mara besándose. Así que es eso. ¿Qué hiciste Manuel?

Necesito conseguir esa foto.

Julio: no lo hagas.

Mara: entonces seguí con lo acordado –se levantó de la banca–. Nos vemos. Antes –sacó algo de su bolso–, para que nunca lo olvides.

Me entregó una USB y se fue. Regresé a casa y llegué a las 5:15. Subí a la habitación de mi hermano. Me aseguré que seguía dormido.

Entré y me cambié la ropa. Regresé mi cabello a la normalidad y tomé mi laptop de mi habitación. Introduje la USB ya estando encendida. La foto. La descargué.

Mara me ha confirmado lo ingenua y tonta que es. ¿Por qué le habrá querido dar esto a Manuel? «Para que nunca lo olvides». Claro, a Mara le sigue gustando mi hermano y le enoja que esté con Bia.

Tomé el celular de mi hermano y lo volví a poner en sonido. La alarma sonó y comencé a moverlo.

Julio: Manuel, Manuel.

Manuel: ¿Qué pasa?

Julio: tu alarma ha estado sonando.

Abrió los ojos de golpe y se levantó rápidamente.

Manuel: ¿Qué hora es?

Julio: 5:25.

Manuel: ¡Maldición!

Julio: iré al baño.

Salí de su habitación. Que suerte que no notó mi laptop. Entré a mi chat con Bia.

Perdóname hermano.

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