Cita con Papyrus [Fanfic / Comedia]

Este es el premio de Eli por ganar en el concurso de mandar cartas a los personajes de Undertale. Me pidio un fic de una cita con Papyrus. Lo escribi en segunda persona para que fuera mas simple de leer. Sin mas retrasos aqui vamos!!

:love_letter: Carta de Elisa :love_letter: <- Esta es la carta de Elisa y por la que ocurre esta historia pueden ir a verla si quieren antes o despues de leer, no es requisito leerla para entender la historia. Pd: gracias por el destacados :3

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Dime tú que es un día extraño, el ejemplo que escojas es irrelevante, pero has de itir que todo día extraño comienza con una mañana ridícula o atípica.

Así inicia tú mañana, despiertas inusualmente temprano, con la sensación de que algo está fuera de lugar en tu habitación. Pero es demasiado temprano y la almohada es manjar de dioses así que vuelves a recostarte…solo para ser destapada de mala forma.

-¡No, no! Eso si que no. Ya es de mañana, arriba.

Adormilada piensas que es algún familiar molesto jugando una mala broma ya que es domingo y protestas reclamando tus mantas de nuevo, pero la voz insiste y, peor, “algo” bastante grande te coge y alza como una muñeca. Quien sea que te estaba molestando era sumamente alto, tanto que posiblemente la cabeza le rozaba contra el techo. Te descubres siendo llevada lejos de tu cuarto como un costal de papas.

…Emm… ¿No deberías gritar? Espera ¿no huele a quemado? Parece que hay demasiadas cosas en tu cabeza para reaccionar una de esas el sueño después de trasnochar.

El personaje te lleva a tu cocina donde te espera lo indescriptible, algo que parecía un sándwich con todo lo que había en la cocina y un batido con hasta trozos de algo oscuro que no sabes que es te esperaba y sin tiempo para preguntas te encuentras frente a esa… ¿comida?

Picoteas el sándwich y una ramita de brócoli crudo rueda fuera de este.

-¡Dicen que el brócoli es bueno para los humanos! -Canturrea tu secuestrador animadamente.- Debe serlo, porque sabe horrible.

Entonces caes de quien es y pegas el grito al cielo.

-¡O por dios! -Le quedas mirando y antes de que te impida huir corres de vuelta a tu cuarto, trancas la puerta y te lanzas al armario…

Nada de desfilar tu ropa de cama para el esqueleto al parecer.

Das vueltas como león enjaulado hasta que te decides a salir y al llegar a la cocina no encuentras más que el sándwich, el batido y algunas ollas puestas con contenidos desconocidos burbujeando.

Que el cielo te ampare.

Optas por seguir tus instintos y apagas la estufa antes de buscar al esqueleto, no es difícil. Le escuchas en el baño y ruegas al cielo porque NADIE le oiga.

Te asomas con la rigidez de Mettaton luego de promocionar un comercial de productos eléctricos y le ves revisando tus cajones. Antes incluso de preguntarte que está buscando te quedas mirando sus ropas, sabes que no es el ser con el mejor gusto del mundo pero…en serio ¿Quién le compró ese esa estúpida chaqueta fluorescente con figuras multicolores de piezas de puzzle? Se te van a derretir los ojos si sigues mirando asó que vuelves a lo que te incumbe.

-Oye… ¿Qué…? Espera ¿Qué haces con el cepillo?

Él se gira todo sonrisas.

-¡Claro está que voy a ayudarte a arreglarte, Elisa!

No sabes si iras al cielo o al infierno pero lo seguro es que el corazón casi se te para al escucharle decir tu nombre.

-Ah…-Intentas comunicarte mediante gestos. Fallas. Balbuceas algo y parece que te has inventado un nuevo idioma. Te dan ganas de llorar y de hecho eso haces.

-¡Wowie! Elisa ¿Estas bien? ¿Acaso se me paso una espina del pescado?

No quieres saber si el pescado estaba en el batido o el sándwich.

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Un rato después te encuentras comiendo algo de fruta. Le aseguraste por todos los medios que comer por la mañana tanto te hace mal. Lo que sea para evitar la cocina del esqueleto, te diste cuenta que has subestimado su capacidad en la cocina hasta que tuviste al frente una de esas creaciones. Es MUCHO peor de lo que hubieras podido imaginar.

-Si…soy Elisa. -Modulas, finalmente.

-¡Lo sabía! Por tus dibujos digo.

-¿Mis dibujos? -Preguntas. Papyrus asiente energéticamente y busca en los bolsillos de su… ejem, pintoresca chaqueta un sobre prolijamente bien cuidado y de él saca unas hojas que estas segura de que NO habías mandado. Tu cara se pone roja como un tomate mientras el monstruo te señala animadamente uno de tus dibujos representándote de forma caricaturesca.

Saltar por la ventana te parece una GRAN idea ahora.

-Ok…-Elisa inhala…Elisa exhala. Elisa siente deseos de huir a su cuarto de nuevo.

-Oh, tienes mucho color en la cara y dado a que es lo opuesto a pálido eso significa que estas muy sana. Vamos, no hay tiempo que perder, los días son cortos en la superficie…y mañana tengo que estar de regreso. ¡Pero no llores por eso, humano, yo el Gran Papyrus me aseguraré de aprovechar cada segundo que tengas de mi compañía!-Canturrea en lo que te rodea, una de sus manos es tan grande como tu cabeza así que te quedas quieta como estatua al notarlas por el rabillo del ojo. Aprietas la fruta entre tus manos, debes itir que te lo imaginabas con un aspecto menos intimidante, pero lejos de hacerte daño solo te peina con cuidado el cabello usando el cepillo que saco de tu baño. No te atreves a oponerte, ya no por miedo sino porque notas que es cuidadoso y ya rechazaste su comida antes. Eres buena persona y no quieres que se ofenda.

Cuando acaba tienes que cabello recogido con una corona de trenza espiga que no tienes ni idea de cómo sujetó pero cuando te ofrece ir a verte al espejo tienes que itir que te queda bien, hasta te ves más madura.

-¿Qué tal, Elisa? -Pregunto el esqueleto con aires de orgullo. Tú das un saltito contenta. - ¡Esa expresión lo dice todo y ahora vamos!

-¿A dónde? -Atinas a preguntar… finalmente.

-¡A nuestra cita claro esta! Querías una ¿No? ¡Pues no puedo ignorar una petición tan desesperada! ¡Mucho más considerando los maltratos que aludes! ¡Pero no temas, humana! YO, el maestro de las citas, Papyrus, he preparado todo ¡Sobretodo la comida! ¿Estas lista para tu cita soñada?

Sientes que te vas a desmayar más bien.

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La gente parece obviar al esqueleto, seguramente pensando que era algún artista callejero muy alto con un buen disfraz. Hasta les detienen un par de veces para tomar algunas fotos, tu también aprovechas para sacar fotos con tu telefono.

-¿Por qué nadie…parece sorprendido?

-Mi hermano le llama el efecto anti-Wally. – Le miras interrogante.- ¿Conoces esos libros? ¿“Buscando a Wally”?-Asiente varias veces. – Sans dice que los monstruos somos como el fondo de esas imágenes, algo demasiado llamativo y genial, tanto que lo pasas por alto y sigues “buscando a Wally”, o sea, sigues con lo tuyo.

Recuerdas lo que tú misma hiciste en la mañana y extrañamente te parece lógico.

-Bueno, nuestra primera parada.

Miras donde estás, es la entrada de un supermercado uno de esos de grandes cadenas con máquinas traga monedas y juegos infantiles en la entrada para que los niños hicieran gastar dinero a sus padres. Crees inocentemente que pasaran a comprar algo para la cita…que equivocada estas.

-¡Por aquí Elisa! –Te señala y antes de que puedas tener algún control de la situación te encuentras sentada arriba de un elefante rosa mecánico y Papyrus mete una moneda a la máquina que se mece mientras canta una canción chillona. El esqueleto se ve contento y te pregunta si quieres que te tome una foto, tu solo vez a los guardias y al par de personas que entran mientras estas en el juego para niños como excusándote. “No me miren así, soy una persona madura, es solo que estoy teniendo una cita con Papyrus que no lo es”

Finalmente el juego se detiene y antes de que puedas bajarte Papyrus mete otra moneda y el mendigo elefante comienza a balancearse.

-¡Dime si quieres otra vuelta!

No necesitas otra vuelta, necesitas tu dignidad que se fue con las dos monedas. Al menos ese inicio te da una idea de lo que te espera el resto del día, más tarde tienes que itir, una vez logras escapar del elefante, que te causa gracia y le sigues el juego al esqueleto, quien, como no, te lleva en dirección al parque más cercano.

Le sigues curiosa.

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Papyrus alza al equipo Papyrus con exaltación sobre el columpio mientras interpreta efectos de sonido dramáticos, hace una pausa para acomodar sus muñe…figuras de acción para darles una pose más heroica, una de ellas te recuerda a un power ranger con esteroides y la otra a un samurái con el estilo de sailor moon.

La música de suspenso, interpretada por el esqueleto, truena más fuerte y los héroes hacen escena, no te quiso dar el papel de villana así que tu figurita está en peligro inminente de ser comida viva por una figurita temática del parque que representaba a un descolorido Estegosaurio sin siquiera dientes para dañar a tu personaje. Pero no importa, el samurái lanza un discurso emotivo respecto a cómo la “vil” bestia inmóvil secuestró a tu figurita a lo que el power ranger responde con otro discurso aún más inflado, te preguntas como se sentirá tu figurita…lleva como 4 minutos de discurso dentro de la boca del dinosaurio y nadie viene a salvarla aún.

Luego de una pelea épica todos se hacen amigos y Papyrus saca una cajita con un juego de té y algunos muffin que para fortuna tuya no los hizo él.

Juegas a la hora de té con un esqueleto, 3 figuritas de plástico que caben dentro de sus tazas y un enorme dinosaurio de papel mache. Ya puedes morir tranquila, has vivido todo lo que la vida te puede dar en estos momentos surrealistas.

Dos muffin y algo de jugo después dejan el parque luego de una triste despedida…y de dejarle una galleta en la boca al Estegosaurio.

Esperemos que no le duela la pancita.

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No muy lejos de allí, tu cita decide que después de esa merienda era necesario realizar algunos ejercicios para bajar la comida, algo curioso considerando que en realidad él no comió nada.

Cual sea la escusa pronto te encuentras trotando alrededor del parque siguiendo al esqueleto, la primera vuelta la haces sin esfuerzo, la segunda es algo más difícil durante la tercera ya necesitas detenerte y recuperar el aliento. Papyrus, que no tiene pulmones ni músculos que se quejen por el sobre esfuerzo trota en su sitio esperándote a unos metros.

-¡Vamos, Elisa! ¿Dónde están esos ánimos? ¡Aún nos quedan otras 47 vueltas y media!

-¿No podemos solo…? –Miras a tú alrededor buscando una escapatoria y notas a un grupo de personas a la distancia, al parecer una clase al aire libre para la tercera edad de algún tipo de yoga o pilates. Los señalas.- ¿…hacer estiramientos?

-¿Estiramientos? ... –Papyrus se lo piensa.- ¡Oh, estiramientos! ¡No es mala idea Elisa, nada como un pequeño desafío para comenzar el día! –Sonrió y miras sus huesos que permanecían unidos sin medios físicos lógicos…solo esperas que los estiramientos no acaben con uno de los brazos del esqueleto sobre el césped.

Sugieres que realicen sus propios estiramientos, sin embargo el esqueleto no acepta escusas y te arrastra a hacer yoga con los abuelitos que se entretienen comentando el disfraz del curioso chico alto. Bendita sea la presbicia. Al final de la clase, no sientes las piernas y acabas de ganar un extraño respeto por la profesora que logró casi no inmutarse cuando a Papyrus se le marcaba absolutamente toda la columna tras hacer algunos estiramientos…igualmente te parece que se va un poco rápido.

Mientras recuperas el aliento el esqueleto saca de su bolso mágico una botella de agua para ti y, como si fuera poco, te ofrece una de sus tantas “camisetas cool” de emergencia… Tienes que aceptarla, era enorme y de color naranja, pulcramente doblada, de hecho, perfectamente compacta, comienzas a entender cómo es que le caben tantas cosas en ese bolso al esqueleto, recuerdas que cuando revisas en su armario en el juego dice que todo es muy ordenado y hasta te da una punzada de nostalgia.

-Gracias, Papyrus.- Dices, ahora solo tienes que buscar un lugar donde cambiarte, encuentran un café cualquiera donde entras al baño un momento. Destiendes casi con pena el ilustre doblado y te encuentras con que la camiseta tenía un estampado. No puedes evitarlo, te ríes, era un Chubaca caricaturesco, con lentes de sol y la frase “Deal With it” en él.

Más tarde Papyrus te explica mientras vuelve a hacer tu trenza que descubrió que los humanos se sienten atraídos por las criaturas esponjosas y con mucho pelo, como los perros y los gatos. Así que pensó que esa camiseta sería perfecta.

Tu solo ríes.

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El almuerzo fue un asunto más complejo de llevar, pero de alguna forma sobrevives a este, te mereces una medalla al valor o mejor dicho tu estomago la merece ya que no pudiste escapar. Le devuelves al esqueleto una cajita de almuerzo vacía cuyo contenido quieres olvidar y este la guarda todo sonrisas.

-Nyehehe, no muchos soportan comer mis finos platos; se emocionan demasiado para comerlos ¿sabes? ¡Hasta las lágrimas!

De hecho podrías llorar ahora, pero no de emoción. Te dejas caer donde estas sentada para descansar un momento en lo que el monstruo pone en orden sus cosas, te ofreces a lavar luego lo sucio en tu casa, pero recibes una negativa, tú y tu estomago deciden no protestar.

Antes de que vuelvas a tener control de tu cuerpo te vez arrastrada a otra parte, desde el elefante rosa que te has resignado a que no vas a poder negarte a nada y que sino posiblemente Papyrus piense que solo estas cansada y te cargue…

Tu cara se ilumina y aunque no quieras abusar no puedes perder la oportunidad y le informas al gigantesco esqueleto que estas agotada. Te avergüenza pero logras decirle lo que quieres con un par de indirectas bastante directas para que lo entendiera. Acepta gustoso y te carga sobre sus hombros para que puedas descansar, no es el lugar más cómodo de mundo pero sí que tienes una buena vista en las alturas y no pareces pesarle en lo más mínimo. ¿Cómo está el clima allá arriba, Elisa?

Da igual, pareces entretenida.

-¿A dónde vamos? –Preguntas.

-¡Excelente pregunta, mi estimada Elisa! Vamos, claro está, a un espectáculo. ¡No te preocupes! Sé que te gustará.

La verdad es que lo dudas pero ya no tienes escape así que aguardas a ver que te tiene preparado el esqueleto, mientras tanto paseas la vista por las calles desde tu nueva perspectiva. De pronto te parece ver una figura vistiendo ropas con rayas rojas y blancas, solo fue un momento y cuando volviste al concentrarte para comprobarlo ya no estaba.

-…

Decides ignorarlo, seguro fue lo que comiste.

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En un momento quisiste creer que se trataba de un circo cualquiera con algún pequeño espectáculo temático, quizás solo fue negación. Pero cuando te encontraste sentada en las bancas rodeada de padres con sus hijos pequeños y aparece el primer actor dentro de un colorido traje de una de las caricaturas para infantes del momento caes en que te acabas de meter a un show para niños pequeños.

Los personajes se pasean por el escenario con sus enormes cabezas mientras interpretan algún episodio del programa para bebes. No sabes dónde esconderte.

-¡Elisa! –Te llama el esqueleto y vez que tiene algo entre las manos, era un cintillo de orejas esponjosas como las de uno de los personajes, ya te estas resignando a tu suerte así que te las colocas tu solita y agradeces. Entonces comienza una canción y una pantalla tras el escenario tiene el karaoke de lo que cantan los personajes con letras grandes y coloridas para que los padres puedan acompañar a los hijos en el show. El niño a tu lado canta como si no hubiera mañana solo superado como tu cita…si, Papyrus conoce las letras.

Miras la pantalla, sientes tus orejas de animalito sobre tu cabeza y luego de un vistazo a tu cita decides hacer caso al refrán “si no puedes con ellos…úneteles”.

Cantas como si estuvieras en el concierto de tu cantante favorito.

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Durante el receso, cuando crees que ya nada puede ser más raro, Papyrus vuelve a buscar algo en su bolso mágico, rezas por que no sea otra merienda. Sin embargo lo que saca del bolso es uno de esos kit para maquillaje de cara para niños.

-¿Quieres que te dibuje algo, Elisa? –Te ofrece contento y al ver tu cara de estupefacción cambia de táctica.- O si prefieres puedes pintarme algo a mí, a ver si te comparas con los trabajos que han hecho mis otras citas, aunque confío en ti. Seguro llegaras a la altura de estas.

Te sientes algo herida de pronto.

-¿Tus otras citas…? -Le vez algo decepcionada.- ¿Haces lo mismo con todos los que te envían cartas?

Aunque realmente nunca la enviaste, no tienes ni idea de que está pasando realmente, simplemente dejaste de cuestionártelo.

-¡Oh! Claro que no, no suelo recibir cartas…no al menos cartas comprensibles. Pero no te sientas mal por mi popularidad, es casi una maldición, una maldición llena de afecto e interrumpida solo por la hora de la siesta.

-…-Abres la boca para decir algo, pero te das cuenta de que quizás no es lo que piensas y miras a tu alrededor, donde estabas y piensas en lo que has estado haciendo todo ese día.- Dime, Papyrus ¿Cómo son tus otras…citas?

-¿Quieres saber de mi ajetreada vida social? ¡No me molesta! Puedes tomar nota si quieres.- Te ofrece orgulloso buscar una libreta y un lápiz en su bolso incluso. Niegas educadamente. - ¡Como quieras! Veras, de donde yo vengo la antigua reina de los monstruos abrió una escuela para niños y monstruos, sin embargo quiso probar suerte con otro proyecto y creo una guardería para ¿adivinas? Niños y monstruos también, así pueden estar juntos desde pequeños. Como soy un tipo genial y de confianza me preguntó si podría ayudar a cuidar de los infantes ¡Por supuesto que acepté! Pero nunca me esperé ser tan solicitado en ese lugar, todos quieren salir conmigo, las fiestas de té son eternas y no puedo faltar a ninguna obra de teatro. Ser popular es algo complicado, pero ¡Tiene sus cosas buenas! Tengo una gran colección de manualidades hechas con pasta seca en casa ¡Si quieres te muestro fotos, no es para presumir, claro!

Para ese entonces ya no puedes contener más la risa. Estabas teniendo una cita al nivel de dos niños del jardín infantil. Solo faltaba que compartieran los juguetes y se tomaran de la mano para cruzar la calle.

-¿Qué es tan gracioso, Elisa?

-Papyrus.

-¿Si?

-Dame las pinturas, voy a dibujarte algo bonito. Solo por ser tú.

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El show termina relativamente tarde y pasas el resto de lo que queda de luz de día desfilando por las calles vistiendo orejitas de animal, una camiseta de un muy genial Chubaca que te queda enorme y con tu esqueleto favorito que exhibe muy orgulloso tu atacaso artístico sobre los huesos de su cara. A pesar de ser una cita pensada para una niñita de 5 años, te diviertes haciendo el ridículo.

Cuando llegas a la calle donde vives sientes una extraña aprensión y te aferras al esqueleto preguntándole si podían dar otro paseo o algo, pero él, con bastante razón, le indica que ya casi es de noche y que tienes que ir a casa.

-¿Te volveré a ver?-Preguntas, sin soltarle.

Al esqueleto es al primero que se le llenan los ojos de lágrimas con la despedida, sabías que ese momento llegaría, pero igualmente te es difícil despedirte. Te devuelve la ropa que usabas antes y te asegura que puedes quedarte con Chubaca, que quizás no se parecía mucho a él pero que podrías recordarle con eso.

Le aseguras que cuidarás bien de Chubaca antes de la despedida definitiva, esta vez más larga que la anterior. Cuando ya decides soltarle y caminar hacia tu puerta te das cuenta que aún podrías tener una excusa si le insistes en que querías lavar lo que ensuciaste antes en el almuerzo, pero cuando te giras Papyrus ya no estaba.

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Despiertas en la madrugada del día siguiente, nuevamente con la sensación de que algo estaba fuera de lugar. Adormilada revisas si te llegaron mensajes de Amino o alguna red social durante la noche, contestas algunos y luego, por nostalgia vas a tu galería para ver las fotos que te tomaste con el esqueleto durante el día anterior. Pero no encuentras ninguna.

-… -Se te forma un nudo en el estómago y buscas de nuevo, pero no había nada. Te levantas de un brinco a buscar la carta que escribiste para ese concurso y la encuentras justo donde al dejaste antes, sin enviar. Palideces, dudas incluso de tu salud mental un momento, piensas que quizás debas tomarte un descanso del fandom unos días incluso. Pero luego vez entre tus ropas un color naranja y te lanzas a ver si era. Chubaca con sus gafas negras te da los buenos días y también tienes tus orejitas de animal. Con eso te basta y la vuelves a doblar con cuidado esa prenda, como si fuera un tesoro.

Tienes que prepararte para otro día de clases, sabes que no puedes decirle a nadie porque nadie te creerá pero poco te importa.

De pronto escuchas un “clack” y te giras hacia tu ventana, te parece ver una silueta delgada en ella desaparecer pero cuando reúnes valor para asomarte a ver que era ya no estaba. Extrañada buscas más pistas sobre lo ocurrido el día anterior, pero cualquier otro rastro de tu cita en tu casa ya no estaba.

Decides seguir con tu día.

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Alejándose de tu calle una figura infantil, vestida con un jersey a rayas blanco y rojo caminaba a paso ligero mientras bebía el batido que habías dejado ayer sin probar. No extrañaras ese vaso faltante, posiblemente nunca te des cuenta.

-Ugg, ¿Cómo puedes beber ESO? –Masculla una flor amarilla enroscada como una bufanda, pero sin apretar, torno al cuello del crio. Flowey tenía atada una cinta gruesa de color rojo con una línea blanca para ir a juego con el humano. Al parecer es un chiste interno.

-Practica, ¿Quieres? Sabe mejor si lo dejas descansar un día.

-¡Ni hablar! –Bufa apartándose todo lo que puede del vaso.

-Como quieras…por cierto, cada vez abres más rápido las casas.

-Tengo que, tú eres un asco haciéndolo. Aun no puedo creer que me hagas participe de estas cosas. –Frisk le mira de reojo, la Flor se entretiene cada vez que tiene que abrir puertas o ayudarle a destruir algunas pruebas así que no es secreto para nadie que le gusta “participar” en esto.- Como sea.-Mira hacia atrás.- ¿Por qué fue esta vez?

-Solo un capricho.

-¿Por qué no me sorprende? –Frisk se encoje de hombros.- En verdad no entiendo tus caprichos, Benguiat. Solo durara hasta el siguiente reinicio, después será como si nada hubiera ocurrido.

-Un capricho es un capricho ¿sabes?

-Eso no me dice nada, tramposa.-Frisk esboza una sonrisita pero no dice nada más y se limita a dar otro trago a su batido, Flowey esboza una mueca de asco.- Como sea, busquemos a los esqueletos antes de que Papyrus cree un nuevo mar con sus lágrimas, es un llorón cuando se trata de despedidas.

-Lo sé.

-Benguiat.

-¿Si?

-La próxima vez, simplemente contestemos la carta.

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NO ES UN BLOG MIO SIN LA FLOR ... y Benguiat es el Frisk de Speedrun, un cameo para meter el asunto de los reinicios a la historia. XD

Este fic tiene muchas referencias....demasiadas diria....bueno yo me retiro, espero que te gustara. ¡¡Un ultimo wally y nos vamos!!