[🧚‍♂] Una maravillosa historia sobre piratas — el género maravilloso

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CC: Silvi

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Desde la antigüedad, pasando por las epopeyas más representativas de la historia: «Gilgamesh», «La Ilíada», «La Odisea», «Heracles», «La eneida», «El señor de los anillos». Historias de Dioses interactuando con humanos, gente con poderes más allá de las leyes físicas que hoy rigen nuestro mundo. Una multitud de formas de narrarlas: oralmente, escritos, poemas, cómics, películas, series.

Todo para llegar a la expresión honesta del ser humano, sea para retratar lo que vemos, o para escapar completamente del mundo en el que habitamos para ir a uno que sea más de nuestro agrado. Para mostrar a otros la capacidad de nuestra mente para crear mundos ficticios. Para llegar al nivel de aquellos a quienes mencionamos en los diversos libros sagrados de las religiones, que pueden llegar a ser otra forma de cuentos fantásticos: Dioses. Reyes de nuestro propio universo, de nuestra creación.

Y Oda no escapa de esto.

Él mismo ha dicho que no quería trabajar en un lugar como cualquier otro. Que quería ser libre. Y de ahí su gran creación: un cuento fantástico sobre piratas, los máximos exponentes de la libertad en la historia de la humanidad. Al menos de occidente, pues ellos eligieron ser libres ignorando todo el sistema creado por los gobiernos que regían en tierra, prefirieron vivir en el mar.

Sin desviarnos, One Piece pertenece al género fantástico, pero a no ser que investigues, no sabrás lo complicado que ha sido para los académicos definir los límites del género, y han surgido distintas formas de categorizarlo debido a lo amplío que puede llegar a ser. Estas categorizaciones provienen de un búlgaro-francés llamado Tzvetan Todorov (Цветан Тодоров en búlgaro) reconocido como lingüista, filósofo, historiador, crítico y teórico literario del siglo XX y XXI, falleciendo en 2017; más concretamente de su libro «Introducción a la literatura fantástica».

Habiendo visto la imagen, se puede concluir que se reduce a simples puntos de vista o reacciones a diversos sucesos que pueden tener, o no, elementos fantásticos en la narrativa, pudiendo tener una respuesta racional o irracional dependiendo de la categoría.

Aunque no tomaremos esta división como parte del análisis, también se vale mencionar a Italo Calvino que propuso subdividir el género fantástico en «fantástico visionario» y «fantástico mental»; nuevamente, prueba de que el debate aún se mantiene.

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Lo que digo es sencillo: «One Piece pertenece al maravilloso puro». Presenta un universo similar a un cuento de hadas, pero original en su forma. Hay hadas, pero no las típicas de Disney. Hay gigantes, monstruos marítimos, dioses..., literalmente es el mayor rejunte de mitologías que existe a mi criterio y dentro de mi conocimiento, pero podría pasar a explicar de mejor forma mi conclusión.

El punto principal es que One Piece tiene reglas propias, y las frutas del diablo juegan el papel principal en esto. Literalmente se puede tener cualquier poder dentro de la obra con la base de que sea por obra de una fruta del diablo. Un argumento tan fuerte como los multiversos de Dr. Strange en el UCM, donde solo ganaban en un universo y por eso dan por hecho que cualquier acción distinta desenvocaba en su derrota. Así de fuerte es este argumento y la libertad creativa que se le ha dado a Oda.

En nuestro mundo, aunque queramos, no podríamos cruzarnos a un hombre–roca, mucho menos un hombre–acero. Un hombre de goma no es posible en un ser humano real, por eso es que se descarta el extraño puro y el fantástico extraño, por el mero hecho de que no importa cómo se quiera explicar, simplemente es imposible que sea real algo así.

La diferencia entre el fantástico maravilloso y el maravilloso puro es de percepción. En el fantástico maravilloso los sucesos sobrenaturales se lo tratan como son, el razonamiento del espectador también se ve en el protagonista por el hecho de que tal suceso no debería ocurrir según las leyes de su mundo, pero sucede sin explicación alguna. En One Piece lo impactante no es el suceso en sí, sino la existencia de una herramienta que lo permite —la fruta del diablo—, y que se ve explicado a través de eso. Nadie se sorprende de ver a Luffy estirarse, dan por hecho que sus poderes son normales, y la explicación nos queda pendiente, pero no salió de «la nada», incluso en la propia serie se nos dan teorías sobre su origen o dan hipótesis sobre lo que son.

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Así como mencionamos antes, existen esas diferencias dentro del género fantástico, pero simplemente hemos dado forma a un género que, obviamente, ha existido desde siempre: lo maravilloso. Joan Escudé Gonzáles decía que podíamos definir a lo maravilloso como aquello sobrenatural, al mundo de la magia, al mundo de laa hadas, «al mundo donde lo imposible parece posible». Algo increíble o inimaginable que englobla «una aventura o experiencia asombrosa y deliciosa».

Desde siempre ha existido, no hemos descubierto la pólvora, solamente la caracterizamos. Una de estas se puede apreciar en las epopeyas religiosas, donde la gente veía normal la intervención de los dioses. La máxima referencia podrían ser «La Ilíada» y «La bíblia», donde en ambos se menciona la intervención divina. Todo esto se ve bien en el papel, pero hay una serie de tópicos donde caen la mayoría de obras del género.

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— Una estructura estable y sencilla.

Bastante similar al camino del héroe —por no decir que es básicamente este último—, se tiene una estructura en cuanto se desea hablar de un protagonista fantástico, y por ende, sobre cómo escribirlo. Estos son 4 puntos:

• El protagonista sufre de una carencia.

En este caso, y como en cualquier inicio, el protagonista no es una persona que sea perfecta exactamente —ni al inicio, ni al final muchas veces—; por ende, se le plantean puntos a mejorar. En el caso de Luffy, su percepción del mundo. Últimamente hemos visto como se hace hincapié en el hecho de las sonrisas, especialmente con el tema de Nika y su poder; pero, al principio de la obra, Luffy llegó a recriminarle a Shanks el haberse reído de que otros le tiren sake encima, tildándolo de «patético».

• Es atacado por una fuerza externa, por lo que sale del hogar familiar.

Como bien dice el punto, un problema surge, por lo cual, el protagonista se ve obligado a salir de la zona de confort en la que permanecía y enbarcarse en la aventura de la cual aprenderá. Luffy, en este caso, es secuestrado por los bandidos de la posada y llevado a un pequeño bote donde un monstruo marino casi lo come; pero este no es el conflicto, sino más bien el que lo haya salvado Shanks. De ahí, Luffy tiene ansias de salir al mar y equipararse a aquel hombre que lo salvó... no, superarlo mejor dicho. La fuerza externa no es más que el propio deseo humano, su deseo.

• Un donante le entrega un objeto «mágico», un ayudante «mágico» le auxilia o un «maestro» lo guía para conseguir lo que desea.

Sea un objeto, el ser ayudado o guiado, algo logra que nuestro protagonista no caiga ante las adversidades durante el camino, logrando que gane o escape según lo necesario en la trama. Luffy recibió el sombrero de Shanks que no posee un poder mágico (la fruta se la robó basicamente), pero su valor simbólico lo hace ciertamente especial; en otro caso, la intervención divina de Rayleigh en Sabaody puede ser tomado como la ayuda cuando lo protegió de Kizaru —si tomamos como «mágico» el uso del hakive en ese momento— y la guía cuando se fue a entrenarlo a la isla de las bestias.

• Gracias a estas ayudas, consigue su objetivo.

Finalmente, el objetivo del protagonista se cumple. Este no tiene que ver necesariamente con lo que debía aprender, sino que muchas veces solo está relacionado o, para conseguirlo, debía aprenderlo. Y podemos decir que Luffy está camino a comprender algo. De momento, sonríe mientras pelea y nota que, mientras más lo hace, más fuerte se vuelve; pero el objetivo de Luffy es ser el rey de los pirata, ni más ni menos.

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— La lucha entre el bien y el mal.

En nuestro mundo, la concepción de algo puramente bueno y algo puramente malo es inexistente. Es un mundo de matices, donde el hombre más bueno tiene un poco de oscuridad, y el hombre más malvado tiene un poco se luz. Por ende, los términos de «puro bien» y «puro mal» son meramente imposibles, idóneos, o bien, «fantásticos».

He aquí donde la importancia de estos relatos a lo largo de la historia, su constante reutilización es porque plantea un mundo donde el bien y el mal están separados y hay existencias que son «puramente buenas» y «puramente malas»; más aún, el recurso constante de la batalla de estas dos facciones como representación de la batalla interna de los hombres de este mundo, quienes se debaten entre las decisiones de hacer el bien por beneficio de todos o hacer el mal para beneficio propio, es sumamente repetido en las diversas obras de caracter fantástico maravilloso o maravilloso puro.

En estas historias también, generalmente, el héroe encarna todo lo bueno (guapo, valiente, fuerte, generoso, astuto, ingenio...), sus acompañantes son animales o criaturas mágicas (magos, animales que hablan) y los villanos encarnan todo lo malo (feo, cruel, envidioso, egoísta...). Básicamente, se forma un punto de vista fantaseoso desde la perspectiva del héroe, donde somos «perfectos» —que bien, no lo somos, pero en intenciones sí—, nuestros compañeros son especiales para nosotros y, por ende, para el mundo; y nuestros enemigos son malos inherentemente.

A lo largo de la historia de One Piece, la lucha no es física —de hecho, Oda evitó a propósito el hacer a Luffy guapo como los distintos protagonistas de mangas del momento—, sino de ideas que se trasladan a un campo rústico de «el que gane la pelea, tiene razón».

Y, aunque sea académicamente ineficiente —puesto que la razón la debería tener aquel que exponga mejores argumentos—, en la realidad es lo que más se ha probado en la historia; después de todo, aquel que tiene mayor militar siempre ha impuesto sus ideales al resto.

Luffy constamente tiene que demostrar que sus ideas son ciertas no con la palabra, puesto que pocas veces —por no decir ninguna— vemos que debate acaloradamente con algún personaje que difiera en su pensamiento sobre la vida.

Además de eso, la obra constantemente nos ha propuesto la identificación de un villano que, más allá de un individuo, se trata de toda una organización: el gobierno mundial. En este caso, una entidad que busca regular el mundo, contrario a los deseos de libertad del protagonista.

Recién en los últimos años nos han abierto la posibilidad de individualizar dicha organización, a través de ciertos individuos: Akainu en su momento, los dragones celestiales, el concejo de ancianos y, finalmente, Im. Individuos a los que vencer exactamente si queremos derrocar este sistema que impone sus creencias, a través de lo que antes hemos dicho, el salir victorioso y demostrar su supremacía en el mundo.

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—La creación de seres fantásticos.

De los puntos más representativos del género. Ya que nos hemos planteado en un mundo ficticio, con reglas propias y sucesos increíbles, con una esencia única, la imaginación puede volar abiertamente sobre lo que allí llegase a existir. Y de esta forma, seres mitológicos han sido creados en infinidad de mitos y leyendas a través de los años, seres que, más allá de ser fisicamente posibles, no son reales en nuestro mundo. He aquí la intrusión de los seres mitológicos en las historias de fantasía.

Si un ser no existe en nuestro mundo por ser un ente de nuestra imaginación, bien podría existir en nuestro mundo imaginario. Además de ser creados de forma profunda, se les ha dado historia, una naturaleza propia, que si piensas en ellos automáticamente se nos vendrá una imagen ya creada que podamos tener de ellos.

Aquí entran varios tópicos de personajes existentes de cuentos de hadas: dragones, enanos, elfos, elfos oscuros, gigantes, animales que hablan, fantasmas, orcos, ogros, duendes, hadas, etc., personajes de estas historias que pueden, o no, tener un papel claro en la obra y que tienen algo que los hace característicos.

Un ejemplo que podemos tener de los que siempre se mantienen es el pueblo élfico: «seres altos de vida larga, con orejas puntiagudas y amantes de la naturaleza; son seres del bien y suelen recluirse a bosques profundos lejos de la sociedad humana, a la cual odia por su naturaleza no tan clara». Con una explicación tan vaga, puedo describir a una raza en cientas de historias fantásticas.

El caso contrario son los dragones, los cuales pueden variar fuertemente tanto en diseño como en cualidades mentales, su naturaleza puede ser del bien o del mal, pueden ser meras lagartijas o seres tan poderosos al nivel de los dioses; tener escamas comunes un poco más duras que el acero hasta llegar a tenerlas tan fuertes como los diamantes inclusive.

En este lugar aterriza One Piece con dos formas de presentar cualquier ser mitológico u original de la mente de Oda, o bien, del subconsciente común de lo cual se inspiró: las frutas tipo zoan mitológicas y las razas propias de la obra. Estos últimos son un concepto sencillo, puesto que sigue la lógica de los otros mundos fantásticos: diversas razas que coexisten en un mundo donde los humanos somos mayoría.

Aunque la forma de crear razas de Oda no es tan fantástica, salvo por los tontatta, todos son presentados como una extensión del ser humano: humano con cualidades de seres del océano —Gyojin—, humanos con una articulación extra en unos brazos más largos —brazos largos—, humanos con una articulación extra en unas piernas más largas —piernas largas—, humanos muy grandes —gigantes—, y un largo etc.

Ahora bien, las frutas del diablo tipo zoan mitológicas parecen funcionar de otra forma, y aunque esta es solo una hipótesis momentánea, podría ser una buena explicación de fondo: puede que, en el árbol que crezcan las frutas originalmente, los poderes les hayan sido consedidas a través de cierta historia o mito que la gente crea. Un ejemplo es la fruta de Kaido que, en teoría, es la de un pez, pero se volvió un dragón azul después de saltar una cascada —asemejándose a la historia de la carpa que se vuelve dragón en la mitología japonesa—.

Asimismo, frutas heredadas de dioses bien podrían tener una explicación, o podría ser al revés y que a través de las frutas los mitos hayan sido creados. De cualquier forma, permitieron a Oda crear seres mitológicos en la obra sin darles un personaje propio como tal para que no puedan interferir abiertamente en su mundo, una jugada maestra.

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A lo largo de los ejemplos y el análisis, hemos visto que, si bien One Piece cumple con los diversos criterios del género, no cae en los clásicos. El mundo presentado por Oda no se embarca en una época medieval como la gran mayoría de estas historias —si no contamos a las que se escribieron antes de dicha época— como La leyenda del Rey Arturo o el cuento de San Jorge, si bien posee el elemento de reyes, castillos y otros, se apunta más a una época del renacimiento. Su introducción de dioses no es literal como los relatos de la época clásica de Grecia o Roma, o también con los distintos dioses chinos de la antigüedad ni juegan en un tablero usando a los seres mortales como piezas de ajedrez —lo cual puede cambiar—. Finalmente, su inclusión de personajes fantásticos comunes en estos cuentos no atiende a los clichés como los del pueblo élfico ni los incluye como seres que realmente son fantásticos; sino más bien en un cuento pirata del siglo XVI con el auge que representaron las colonias americanas para el contrabando y la piratería; pero que no queda estancado en típicas historias sobre seres sobrenaturales en el mar, sino que las usa como un elemento más junto a historias arcaicas como el del fénix y crear un folklore propio. Nika no es un dios del que sepamos mucho, pueden haber usado referencias, todavía no lo sabemos todo sobre ellos, pero podemos intuir que será un Dios específico de One Piece; y puede que la existencia de dioses únicos de por sentada la nula inclusión de dioses reales propios de nuestro mundo —recuerden que Buda no es un Dios—, o bien, nunca se haga mención de ellos.

De esta forma, Oda creó un universo propio, no cayó en los mayores tópicos del género y logró diferenciarse de una gran cantidad de historias con conceptos propios. Tomó una copa de nuestro mundo, de las historias que se escribieron a lo largo del tiempo, y lo usó para diseñar uno totalmente nuevo, donde lo imposible solo es lo que no pueda pensar —en este punto podemos decirlo de forma literal, sino vean la hito hito modelo Nika—. Así bien, podríamos decir que...

Creó una maravillosa historia sobre piratas.

Así que, a Oda solamente puedo decirle...

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Con eso llegamos al final de este blog, espero les haya gustado. Este es mi publicación número 100 en OPA, así que espero que me den monedas por eso al menos. Nos vemos en otra.

See you next blog!

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