⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀
⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀
/ ⏐ \
𠁆 𝖮𝖮21 𝖮𝖮1O 2𝖮2𝖮 𠁆

⻑ 𝖰𝗎𝗂 𝖺𝗉𝗉𝗈𝗋𝗍𝖾 𝗎𝗇 𝗇𝗈𝗎𝗏𝖾𝖺𝗎 𝖻𝗅𝗈𝗀 𝖺𝗎𝗃𝗈𝗎𝗋𝖽'𝗁𝗎𝗂 ? ⻑
𓆙 𝗠𝗘𝗥𝗖𝗜 𝗗'𝗔𝗩𝗢𝗜𝗥 𝗘𝗡𝗧𝗥𝗘 𓆙
\ ⻑ 坝 ⽮ /
/ ㌥ ⁽ 𓆚 ⁾ 𝗖𝖧𝗔𝖯𝗧𝖤𝗥 2 ⁽ 𓆚 ⁾ ㌥ \
╺╌╌╌╌╼⃘۪۪❁⃘̸۪۪⃗╾╌╌╌╌╸
—Mirio... ¿Seguro? No creo que debamos
hacerlo.
Dentro de casa los dos pequeños observa
ban con cautela esa enorme cocina a la
cual habían logrado entrar en un par de
ocasiones, jamás se les había otorgado la
oportunidad de utilizarla y, aún así, se veían
en la necesidad de aprender por el típico
intento de ensayo y error. Hace varias horas
que los padres del rubio no llegaban a casa,
era hora del almuerzo y el hambre de ambos
les pedía tomar alguna acción.
—¡Más que seguro! Déjalo en mis manos, sé
cómo hacerlo — exclamó Mirio sonriendo, en
seguida buscó una silla y se subió encima de
ésta. Como si de un experto se tratase buscó
en los cajones la comida que podrían utilizar
y para no realizar tanto lío extrajo un pequeño
paquete de fideos.
—¿Debemos prender el fuego?— Tamaki
permanecía nervioso en una esquina, sabía
que algo iba a salir mal y aún así se lo dejaba
en manos del contrario.
—¿Para qué? Mejor usemos el microondas,
es más sencillo nuevamente bajó al suelo,
abrió el paquete y los partió por la mitad an-
tes de echarlos en un pequeño plato hondo,
para luego buscar el microondas y colocarlos
durante los once minutos que indicaba el pa-
quete.
—¿Sabías leer todo lo que decía ahí?—Ambos
se miraron, ya que Mirio no supo responder a
eso. El tiempo pasó, y cuando los fideos esta-
ban listos abrieron aquel artefacto, sin embar-
go con lo único que se encontraron fue una
bomba de humo y un olor a quemado.
Los dos retrocedieron, no lo mencionaron, no
obstante sabían que se habían metido en pro-
blemas. Rápidamente abrieron las ventanas
y botaron la comida desperdiciada pero ya
era tarde... lograron oír cómo la puerta prin-
cipal se abría.
—¡Llegamos...! ¿Qué es este olor?— una voz
masculina resaltaba con tos y pasos acele-
rados, por lo que al llegar a la cocina se topó
con dos rostros aterrados y por un momento
desconcertados. El adulto analizó la situa-
ción, observó el microondas abierto, el pa-
quete de fideos tirado en el piso y un plato
con trozos de comida pegados en su interior.
Rió y, con una sonrisa sincera, volvió a hablar.
—Son unos locos, ya les enseño a cocinar.
╺╌╌╌╌╼⃘۪۪❁⃘̸۪۪⃗╾╌╌╌╌╸



Comment