❝ Miradas ❞ | Intento de comedia.

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Decir que su trabajo era la cosa más fantástica del mundo era mentir con descaro porque, sinceramente, ¿a quién le gusta trabajar ocho horas (y extras) y que al final te avienten los papeles en la cara? Poco más y en el contrato te pedían que llevaras tus propias esposas y cadena, pero no se podía hacer nada, ese trabajo fue conseguido gracias a tu padre y tenías que enorgullecerlo en algo o te sacarían de la casa y eso significaba tener que pagar renta y acumular deudas.

Pero los caminos de la vida son misteriosos y quién diría que al final conseguirías más que los terrenos de la abuela (mentira, esos no los tienes), conseguirías al jefe y su dinero... digo, amor.

Como si de una novela de wattpad y tiktok se tratara, una manaña entró un nuevo empleado a trabajar: alto, 𝗴𝘂𝗮𝗽𝗼 (en negritas, para resaltar su atributo), pero con una cara de querer cobrarte hasta el chicle, aquel epitome de la belleza había pisado territorio desértico y destartalado, todos los hombres se sentían... tristes, ¿y quién no? las chicas lo miraban cual lobos hambrientos intentando sacar su información, lastimosamente para ellas de alguna u otra manera un sujeto de nombre Mika logró atraer la atención de Riven.

Empezó todo con un simple "hola", pequeñas conversaciones sobre información para ciertos documentos o pedir favores sobre comprar un café, nada extraño ni extraordinario.

En algún momento determinado del mes en que se conocieron (aunque nunca habían tenido una plática más larga que no sea de un minuto), las cosas cambiaron ligeramente cuando por accidente a Mika, alias: aún vive con sus padres, se le derramó el agua en su nueva camisa blanca y Riven amablemente le dio su pañuelo — en el proceso dándose un taco de ojo¹ del bonito pecho del azabache —, aquel sujeto de cabello magenta en ese instante sintió que a su vida le faltaba diversión, ¿y qué mejor que con su bonito compañero de trabajo?

Las miradas en cualquier momento y lugar se volvieron frecuentes, su estoico y frío rostro le sonreía solamente a Mika y sus pequeñas acciones para impresionarlo eran habituales, como un pavo real macho extendiendo sus plumas.

Las pequeñas charlas se volvieron pláticas extensas e interminables, todo estaba yendo justo donde debería ser, claro, hubiera sido mejor a no ser porque el gran amigo de Riven (alias: jefe en cubierto), apareció en una de las grandes veces donde Mika se quedaba a trabajar horas extras y entró como rey buscando a su bufón, encontrándolo ahí en la poca iluminada oficina con tan sólo dos personas — el azabache y el de cabellos magenta —, gritó a todo pulmón su nombre y lo acusó de dejarle todo el trabajo mientras él (Riven) podía hacerse pasar por un oficinista mal pagado de cuello blanco.

El de ojos verdes simplemente quería darse un tiro, ¡estaba a punto de besar al chico de grandes pectorales y su amigo lo arruinó!

La mirada que el de ojos cafés le dio fue una mezcla de vergüenza y shock, ¿y cómo no? aquel rubio que parecía no darse cuenta de la situación seguía quejándose y soltando toda la sopa.

Mientras tanto Mika solamente pudo bajarse discretamente de la mesa donde se encontraba y marcharse rápidamente de ahí, ignorando por completo los llamados del chico con el que casi se besa.

...

Pasaron días y luego semanas de tensión entre ellos, ninguno quiso decir o explicar algo más, simplemente seguían como los primeros días de trabajo: pedir un favor, necesitar la explicación de algo, mandar a alguno por café y nada más, aunque eso se acabó cuando un día de la nada Riven le habló de la manera más dominante y cringe que había visto jamás (exceptuando las novelas, porque en esas la atmósfera era distinta, mas 'bonita').

— Tú, vienes conmigo ahora — dijo mientras lo jalaba de la corbata —, captaste mi atención con éxito y ya no puedes escapar — murmuró una vez a solas —. De ahora en adelante serás mi pareja, ¿entendido? — terminó de decir sin esperar respuesta, para seguidamente besarlo —.

El azabache se dejó llevar, lo tomó de los hombros y poco a poco sus manos alcanzaron su cuello, así ambos se entrelazaron en una danza apasionada que ninguno quería parar, aunque para su mala suerte uno de sus compañeros los vio y soltó el grito más masculino nunca antes escuchado, haciendo que se espantaran y que Mika por reflejo empujara a Riven, el cual como por ley de Murphy, terminó tirando la cafetera, donde esta impactó con una cuchara la cual salió volando y terminando por darle al jefe de departamento que justamente entraba, gracias a ello su peluquín salió volando y todos vieron una reluciente calva....

Al final los tres salieron regañados — por que sí, hasta el pobre que sólo gritó fue sentenciado —, dos se querían besuquear y uno nada más había ido por un poco de frutos secos, pero terminó más espantado por la impresión de casi ver algo que no debía en vivo y a color y con horas extras sin pizza gracias a sus colegas.

Los tres solitarios individuos tecleaban con furia intentando acabar con su parte, aunque las miradas nunca faltaban por parte de Riven y Mika, aunque ese último se preguntaba si tan jefe supremo y todo era, ¿por qué seguían ahí y no en una romántica cena? Aunque al parecer sus pensamientos se expresaron en voz alta y sólo escuchó la gran risa de Riven que casi le dieron un infarto a Tom, preguntarse qué mal había hecho para estar con ese lunático.

— El calvo es mi tío, por eso no puedo desobedecer, sino podríamos estar en mi casa ahora — suspiró con aires de tristeza —

Poco tiempo después reapareció el amigo de Riven: Noé, soltando tonterías sin sentido alguno, a lo cual el pobre Tom ya estresado con la vida decidió hacerse un favor: aventarle su reluciente zapato a la cabeza castaña de Noé.

— ¡Cállate de una vez, parece que tienes una bocina en vez de boca!— le gritó molesto yendo por su zapato —

— Oh, Dios mío, ¡tú eres el amor de mi vida! — abrazó al moreno olvidando por fin a su amigo —

— Apuesta 200 dólares a que en 4 meses se vuelven pareja — susurró Riven repentinamente —

— Apuesto 350 a un año — contestó Mika cerrando la apuesta con un apretón de manos —

Muchos, muchos años después sus hijos adoptivos y nietos se burlaban de dicha historia cada vez que era contada, la pareja de ancianos nada más podían darse miradas llenas de amor y alegría mientras se tomaban de las manos arrugadas. A su lado estaban Noé y Tom, quienes habían sido juntados exitosamente por varias 'coincidencias' (en el proceso Mika ganando la apuesta).

¿Qué podían hacerle? En ese tiempo todo fluyó tan aterradoramente natural que luego ni siquiera le dijo 'no' como respuesta.

— ¡Entonces es por eso que el abuelo Tom los ve feo siempre!— exclamó un pequeño de la nada —

— Pues claro, sino fuera por ellos yo estaría feliz en Paris viviendo tranquilo y mis oídos estarían libres de gritos — murmuró con el ceño fruncido, pero acercando un plato de frutas a su esposo —

— Yo también te amo, cariño — respondió Noé con la boca llena —

— Y así fue como gané una fortuna y mi padre tuvo un todoterreno, siendo el viejito más feliz de toda la comunidad — continuó como si nada su relato Mika, tomando un vaso de refresco que le pasó Riven —

— Aunque casi me desheredan en el proceso — incluyó el de cabellos magenta con mechones blancos —

— Muy romántico a mi parecer, éramos la versión moderna y gay de Cenicienta — dijo riendo el de ojos cafés mirando a sus nietos —

— ¡Nosotros éramos como en Aladdín! Cuando Tom pasó a recogerme a mi departamento para una cita mi chihuahua salió corriendo a morderlo, ¡lo hubieras...! ¡tengo aún el vídeo! — exclamó Noé a un volumen no apto para cualquier ser vivo mientras iba por su celular —

— Dios... que vergüenza, pensé que ese vídeo jamás vería la luz — murmuró tapando su rostro —

— Aww, y qué decir que en aquellos tiempos cada que Riven y yo pasabamos por tu lado nos mirabas como si fuesemos una plaga — dijo el canoso riendo por el vídeo mostrado —.

Después de que todos se fueron la pareja de ancianos regresó a su habitación, ambos se lanzaron miradas repletas de amor y tristeza, presentían que esa noche sería la última en la que los dos verían a todos, en la que los dos se mirarían por última vez.

— Si hay otra vida después de esta quisiera volver a encontrame contigo — tomando su mano, Riven susurró esas palabras —

— Sí hay otra vida con tan sólo una mirada bastará para saber que eres tú, nunca lo dudes — le respondió con el mismo cariño de siempre —

Se acostaron en la suave cama y se arroparon como siempre, tomando cada uno su celular mandaron en el chat familiar un gran mensaje de buenas noches y despedida, se tomaron de las manos para lueho abrazarse y se dieron un pequeño beso final, Riven apagó las luces dejando solamente la luz de la luna iluminando un poco la recámara, bendiciendo silenciosamente a aquellas dos almas que se habían unido para siempre, pareciendo aquella misma noche.

A la mañana siguiente cuando uno de sus hijos fue a tocar la puerta para que bajaran a desayunar — pues a todos se les hacía extraño el no verlos primero —, al no encontrar respuesta fue corriendo a llamar a los otros, otro de los hermanos abrió la puerta con la llave de repuesto, sus manos temblorosas tomaron el picaporte incapaz de girarlo, pero cuando por fin pudo hacerlo todos los vieron: la pareja yacia con los ojos cerrados, como si aún siguieran durmiendo, pero la piel ahora pálida y su falta de respiración les informó a todos que ambos hombres ya no estaban.

En el epitafio, por palabras escritas en un mensaje nunca enviado, se les puso en el ataúd doble:

"A veces solamente unas miradas bastan para conocer la felicidad"