Con la victoria en la Senda Anegada, Los Penitentes han asegurado el paso hacia Dunmire y han reforzado la ciudad antes del avance de los Aulladorez Nocturnoz. Sin embargo, aunque los Kruleboyz fueron rechazados, Murdu el Kauzamiedo no ha sido derrotado. Más peligroso aún, su victoria personal sobre Azrael el Marcado ha hecho que su leyenda crezca entre sus guerreros.
Ahora, Dunmire está bajo asedio.
Escenario 2: "Sombras sobre Dunmire"
Con las ciénagas rodeando la ciudad y la niebla ocultando los movimientos enemigos, los Kruleboyz han comenzado su asedio de una manera poco convencional. En lugar de un asalto frontal, han envenenado los pozos, saboteado las murallas y soltado bestias de las ciénagas para desgastar a los defensores.
Azrael el Marcado, aún convaleciente tras su combate con Murdu, se enfrenta a una decisión difícil:
• Salir de la ciudad y cazar a los saboteadores en su propio terreno.
• Fortificar la ciudad y resistir, esperando que los Kruleboyz cometan un error.
Cada opción llevará la campaña en direcciones distintas.
Opción 1: "Cazadores en la Niebla"
Si Azrael decide salir a por los Kruleboyz, se jugará una batalla en los pantanos, donde los Stormcast intentarán eliminar a los saboteadores antes de que causen más daño.
• Campo de batalla: Zonas pantanosas con escasa visibilidad y terreno difícil.
Reglas especiales:
• "Acechadores Invisibles": Los Kruleboyz pueden volver a esconderse en la niebla si no atacan en un turno.
• "Pantano Traicionero": Hay puntos en el campo donde las unidades pueden quedar atrapadas o emboscadas por criaturas salvajes.
Objetivos:
• Stormcast: Eliminar al menos 75% de los saboteadores antes del turno 4.
• Kruleboyz: Resistir hasta el turno 4 o eliminar a suficientes Stormcast para que su misión de sabotaje tenga éxito.
Posibles desenlaces:
• Victoria Stormcast: Dunmire sobrevive al sabotaje y podrá resistir el asedio por más tiempo.
• Victoria Kruleboyz: La ciudad sufre daños severos, debilitando sus defensas para la siguiente fase de la campaña.




La Niebla Acechante de las Ciénagas de Throgral
Los ecos del pantano eran traicioneros. Los Penitentes, guiados por la convicción y el deber, marcharon bajo la luz mortecina de Azyr, sus pasos resonando sobre los senderos hundidos y traicioneros del pantano. Azrael el Marcado, aunque aún herido, lideraba el avance con resolución férrea. Pero la niebla, viva y espesa, ocultaba algo más que el terreno… ocultaba al enemigo.
De pronto, ¡el pantano cobró vida!
Gritos salvajes y chillidos guturales rompieron la calma, cuando dos unidades de Zakatripaz emergieron de la bruma, cargando sin aviso. Una colisión brutal se dio contra los Vindicadores y los letales Reclusians, iniciando un combate caótico bajo la sombra de los sauces podridos.
Los Reclusians lucharon como espectros vengadores, reduciendo a una de las unidades de Zakatripaz a una masa inerte de cuerpos verdes. Pero el desgaste se hizo sentir. Justo cuando parecía que los Stormcast impondrían su justicia, el terreno demostró su traición: desde una loma oculta por el vapor pantanoso, los Monsta-killaz arremetieron con furia, cayendo sobre los Liberators que acudían al flanco.
En otro rincón del campo, Murdu el Kauzamiedo se lanzó contra los restantes Liberators, quienes, pese a su valentía, no lograron quebrar al Killaboss. Con heridas sangrando oscuridad, Murdu rugió y siguió combatiendo, rehusando caer.
Mientras tanto, Azrael, cegado por la necesidad de romper el asedio antes de que se consolidara, avanzó como una tormenta de luz hacia los Man-skewer Boltboyz. Uno a uno los abatió… hasta que su camino lo llevó directo al corazón de los Monsta-killaz.
Solo, herido, pero imponente, Azrael se enfrentó a la bestia y sus jinetes. Y aunque su martillo se alzó por última vez, fueron demasiadas heridas acumuladas, demasiada niebla, demasiada emboscada. El Lord-Terminos cayó, tragado por la niebla y el lodo…
Loz Aulladorez Nocturnoz se desvanecieron tan rápido como habían aparecido, dejando a los Stormcast diezmados.





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