Shostakovich 3 [23WTALE] [Minifanfic]

¿Quien dice que no se puede subir todo un fanfic en menos de 24 horas? ¡¡A darle!! ¡¡Musica, maestro!!

Capítulo 2 :notes: :notes: :notes: Capítulo 3

Los cristales quedaron regados por el piso, iluminados por el orbe fuera del rango de la flor gracias a la pequeña barrera que había colocado el mago para protegerle.

Frisk deshizo la barrera con un chasquido mientras regresaba a su mochila dejando que la flor mirara al desprotegido cuadro ahora sin el reflejo del vidrio, mientras más le miraba más furioso se sentía. Recordó que la primera vez que lo vio Frisk le tuvo que sacar de la sala de arte y estuvieron a punto de retirarlo cuando los reyes se enteraron de su existencia, sin embargo, nadie quería armar revuelo por ello y el asunto quedó en nada.

-Flowey.- Le llamó Frisk sacándole de sus pensamientos y sin mayor explicación le dejó a su lado una taza blanca bastante grande con el precio aún pegado.

-… ¿Por qué….? Digo… ¿Cómo…?

-Aún no acabo. -Le calló el mago sonriéndole, caminó por sobre los vidrio rotos hacia el balde más cercano que estaba lleno hasta el borde de pintura naranja.-El ambiente es lo primero. -Recitó con cierto orgullo buscando su celular y para sorpresa de Flowey de todo lo que pudo haber puesto de música escogió una versión extendida del Waltz numero 2 de Dmitri Shostakovich, formó una media esfera y puso el celular dentro para que la misma figura roja hiciera de amplificador.-Ahora, te mostraré que hacer. -Le dijo con la elocuencia de un maestro, aunque por la tonada algo circense de aquella música de salón más parecía ser una broma más.

Como si no le bastara ya con toda esa locura Frisk no pudo hacer lo siguiente excepta de dramatismo, no le basto con llenar la taza sino que la hundió hasta que la pintura le ensució los dedos y luego con fuerza lanzó una ola naranja sobre la invaluable pintura.

-Ahora tu.

Flowey estaba en una pieza, con la boca abierta en un ovalo que pronto se medio cerró para formar una sonrisa chueca.

-Estas loca. ¡Totalmente loca! -Carcajeó y luego hundió su propia taza hasta el fondo en otro tarro y la turba de humanos fue arrasada por un tsunami de pintura azul. - ¡¿Qué tal ahora?! ¿Qué? ¡¿Qué les pareció eso?! -Le gritó a al lienzo hundiendo la taza nuevamente en otro color y la pintura flotó en el aire con una violencia casi cómica con aquel estúpido waltz de fondo.

Estaba por gritarle al humano que apagara esa cosa ya que era algo serio, pero cambio de opinión al verla estirarse para seguir salpicando el lienzo arruinado con más pintura, el cielo ahora era verde. Aquello le causo gracia y acabó volviendo a reír.

-¡Apaga eso!

-No. -Dijo buscando el color amarillo pero la flor se le adelantó encontrando el tarro primero, dudó un momento pero finalmente lo lanzó directo a la sombría figura que lo representaba a él, vistiéndola de un color más llamativo. Frisk silbó. – Buen tiro.

-¡Y aún queda más! -Le sonrió la flor que se sentía mucho más ligero luego de que desapareciera esa cosa de su vista de una buena vez. Aunque reiniciaran y volviera a verla ahora tendría en su memoria que alguna vez la borró con el simple movimiento de una estúpida taza llena de pintura.

Se emocionó y el siguiente tiro llegó hasta el techo salpicándolos. Se le escapó una maldición que fue consumirá por una línea horizontal celeste que luego de golpear contra el irreconocible lienzo comenzó a escurrirse hacia abajo como gotitas de lluvia.

Los dos compartieron una mirada de complicidad y cada uno hundió su improvisada arma para recargarlas en aquellos baldes y atacar sin piedad a aquella cosa. Shostakovich posiblemente se revolcaría en su tumba si se enterara que su composición era empleada de aquella forma pero eso no le importo a ninguno de los dos que siguieron golpeando al lienzo, hasta el punto de algún momento verter los baldes completos aunque eso les dejara salpicados en arcoíris.

Al terminar la música Flowey dejó caer un balde recién vertido a un lado, del techo goteaba pintura y Frisk resoplaba cansada a su lado. Vieron todo aquel desastre digno de un pintor maniaco e hicieron lo único que se podía hacer en aquel momento; reír.

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El cielo estaba más claro cuando se encontraron sentados en el suelo, rodeados de toallitas húmedas multicolores que Frisk había traído para limpiarles un poco, o al menos lo suficiente para que la flor no le negara servirle un trago. Ya con una música de fondo menos escandalosa el mago le mostró una vistosa botella con té helado dentro. Flowey miró las tazas que usaron, ahora inservibles en una pregunta muda que Frisk contestó sacando de la mochila una antiquísima copa de hierro con detalles de plata que usualmente estaba tras una vitrina en el museo cosa que solo terminó de colmar de gusto a la flor esa madrugada.

Por cosas así es que aquella niña le tenía encantado y, aunque hubiera días en que quería lanzar por la borda todo, el tiempo solo se encargaba de reafirmar una y otra vez que el lazo que habían creado era irremplazable.

-Entonces ¿Un brindis? ¿En una copa de 800 años?

Ella asintió.

-Deme un momento y la dejo presentable, su majestad. -Le pidió estirándose para tomar otra toallita húmeda y mientras frotaba aquella antigüedad para quitar cualquier rastro de polvo le narró a la flor sobre su noche.

Resulta que la miserable economía de una niña de 11 años solo le sirvió para pagar el pasaje de bus a la ciudad, comprar una mascarilla, unos lentes oscuros chinos, un gorro y un café en un local esperando a que anocheciera. Su primer atraco fue a una tienda donde consiguió la pintura. Si algún guardia la vio este no se atrevió a hacer frente a la menuda figura que creaba burbujas rojas haciendo levitar botes de pintura completos además de otras herramientas.

Después arrasó con el museo donde si hubo un valiente estúpido que intentó llamar su atención pero que luego de un buen susto salió corriendo a dar la alarma, pero ya era tarde.

-Espera. -Dijo Flowey.- ¿Cómo es que trajiste todo esto?

Ella le sonrió.

-¿No te llamó la atención el auto que estaba fuera? Lo tomé prestado, si el dueño lo extraña seguramente lo recuperará hoy.

-¡Estas demente, Benguiat!-Rió la flor.- ¿Ya terminaste con eso?

-Seguro. Déjame abrir esto… -Tenía algo de irónico que contara sus locuras de esa noche como si fueran un juego pero que abrir la botella podía darle problemas, más con las manos aceitosas por la toalla húmeda.

-Dame eso, yo lo abro. -Se ofreció la flor que pudo girar la tapa con facilidad pero se ahorró la humillación de intentar desenroscarla, cosa algo compleja cuando no se tenían manos. Llenaron la copa con el liquido que se veía oscuro dentro del recipiente. – Tu primero.

Frisk le dedicó una breve mirada casi cariñosa. – Me lo suponía. -Alzó la copa.- Por nosotros. -La flor se limitó a sonreír, Frisk dio un largo trago y luego le tendió la copa que fue recibida por la colorida vaina que usó para sostener la taza sin miramientos y la imito dando un trago. - “Eso” fue un beso indirecto.

Los pétalos amarillos con pintas de colores se tensaron y la flor bajó lentamente la copa dedicándole una mirada de advertencia, que si pudo estar lanzando pintura por un cuarto de hora perfectamente podría verterle algo de té encima.

-No lo arruines ahora con tus coqueteos, Frisk.

-Perdón. -Se encogió de hombros, indolente.

Hicieron las paces y continuaron compartiendo la copa mientras Frisk le mostraba lo demás que había traído consigo, en su mayoría, piedras brillantes puesto a que esa zona, al igual que el subsuelo, tenia grandes depósitos de piedras preciosas grandes aunque no de mucho valor. El por qué se trajo algo tan inútil y pesado solo quedó justificado cuando las metía dentro de la orbe y el cuarto antes gris era decorado por patrones de luz. Estuvieron jugando un rato con eso hasta que Frisk, luego de mirar la hora, decidió que ya era momento de pensar en la retirada antes de que los encargados de la obra les pillara con las manos en la masa.

-Por cierto. -Llamó la atención de la flor sacando un par de brochas. - ¿Hay algún detalle que quieras agregar? -Preguntó. Ambos miraron su creación y sin pensarlo mucho la flor arrastró uno de los baldes y usando los restos trazó una figura con mucha pintura para que no se mezclara con la otra. Frisk sonrió y le imitó. Repitieron el proceso hasta sentirse satisfechos, la humana dio un paso atrás para mirar aquello y un fuerte golpe llamó su atención.

No pudo evitarlo y soltó una carcajada; Flowey acababa de apuñalar con el mango de la brocha la esquina donde antes había estado ese Asriel deforme.

-Buena firma.

La colorida flor se limitó a esbozar una de sus sonrisas sardónicas, aunque un brillo en sus ojillos le dijo al mago que estaba auténticamente contento.

-Oh, cállate y vámonos. Le dijo.

Frisk se limitó a solo tomar la mochila, ocultó las piedras en una de las bolsas de compra para luego meterla dentro de uno de los tarros de pintura cosa que, con algo de suerte, fuera la policía los primeros en encontrarlas y emprendieron la huida con la luz de la mañana.

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Un par de horas más tarde Papyrus soltó una exclamación de sorpresa al abrirles la puerta, ambos parecían salidos de una guerra de paintball.

-¡¡Wowie!! Su nuevo estilo es muy… colorido. -Sonrió el esqueleto intentando encontrar una explicación para eso.

-Hola Papyrus. -Comenzó Frisk.

-Queremos usar su baño. -Acabó Flowey, para su alivio Frisk había tenido la delicadeza de robar pintura lavable así que podrían quitársela con la suficiente agua.

-¡Claro! ¿Como negarme a brindarles una mano? Y, más importante, ¡Una ducha! Pasen.

Les dejaron entrar y apenas se dieron el tiempo para saludar al hermano más bajo que estaba mirando las noticias desde un sofá antes de desaparecer tras una puerta, mientras antes se quitaran todo eso mejor.

-Que extraños son. Tienen suerte de contar con nosotros, me pregunto que habrán estado haciendo… quizás alguna moda de viajeros del tiempo. ¿Tu que dices, Sans?

Sans, hundido entre los cojines con la expresión más resignada que se le podía ver le señaló a su hermano perezosamente la pantalla del televisor en vez de contestarle. Era el noticiario de la mañana donde un muy entusiasmado narrador contaba una serie de eventos paranormales ocurridos en dos localidades cercanas al monte Ebott, había avistamiento de monstruos gigantes que nada tenían que ver con los habitantes de la montaña, objetos voladores, el robo de una antigua pintura y su posterior aparición que era lo que enfocaban ahora, el cuadro, totalmente arruinado, se había convertido en un popurrí de colores y formas con casualmente los mismos colores de las almas, adornado con varias estrellas blancas y, como cereza del pastel, aquel o aquellos desquiciados habían dejado como recuerdo no solo todo lo robado sino que habían abandonado una brocha agujereando la pintura.

Una obra digna de solamente unos autentico lunáticos y, desde la casa de un par de esqueletos donde podían escuchar a ambos locos usar su ducha, todo lo que pudieron hacer fue darle toda la razón del mundo a aquel humano.

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Hay que itirlo; Benguiat realmente esta muy loca, pero es por eso mismo que la relación funciona. ¡Espero que les gustara esta pequeña historia! ¡Saludos! ♡

EXTRA:

En este fanfic se hace un guiño a tres historias en orden de más breve a más extensa:

1) Plata Microcuento

2) Museo Oneshot

3) Speedrun Fanfic