Cabeza #FTEscritos

Juguemos un juego.

El primero en perder la cabeza pierde.

El que la conserva... que el cielo le ampare.

Flowey azotó nuevamente a la amalgama con una de sus lianas, golpear un saco de tofu mohoso debía ser más consistente que aquella criatura.

Simplemente, estaba ocioso y le apetecía practicar su puntería ese día, sin embargo, aquella miserable criatura no aportaba más de gemidos guturales, que parecían salir de un coro de ultratumba, en vez de cumplir los caprichos de la flor.

Rodó sus ojillos, chasqueó la lengua y alzó nuevamente una liana lisa a modo de amenaza. Aún no volvía aquello un látigo de espinas, pero diminutos bultos como arvejas se extendieron en la superficie del apéndice, como deditos de niños intentando abrirse paso dende dentro.

-Arriba. -Ordenó, el solitario hombrecillo, de rodillas como un beato, parecía no escucharle, algo que no le sorprendería a la flor.

Las amalgamas, después de todo, eran muñecos de arcilla mal hechos, a veces parecían escuchar y hasta razonar, pero más temprano que tarde descartaba la hipótesis cuando se encontraba a alguna mirando fijamente un ventilador por horas o cuando sus mentes quedaban reducidas a la simplicidad de una polilla cuando algún foco del laboratorio se averiaba y este comenzaba a parpadear.

Eran blasfemias de la naturaleza y, como tal, que él les encontrara una utilidad, así sea, como blanco de tiro, era motivo suficiente para que le rindieran tributo o, al menos, mostraran gratitud. ¿Qué era mejor? ¿Ser una babosa derretida reptando como un espectro por el descuidado laboratorio sin luz ni aire o serle de utilidad a él?

Evidentemente, lo segundo.

-Que miserable criatura… vamos, me estoy aburriendo. -Refunfuñó pero el hombrecillo de rodillas hizo caso omiso, su precario cuello estaba ladeado hacia un costado dando la impresión de que en cualquier comento se le caería la cabeza. Eso era desagradable, en realidad, bastante desagradable por lo que paseó la vista por la claustrofóbica habitación encontrándose con polvo, moho, gris y mugre, los ingredientes perfectos para crear una pandemia o, al menos, un buen resfriado. - ¿Eh? ¿Y tú que ves, lagartija incompetente? Vete a procrastinar ignorando tus negligencias como siempre. -Le dijo a una esquina de la habitación al notar una luz roja encenderse, como un minúsculo ojo interrumpiendo la penumbra. Una cámara que se había activado Alphys, seguramente se encontraba arriba esperando a que hirviera el agua para preparar algo de ramen instantáneo y se le ocurrió revisar como estaban sus almas en pena que tenía presas abajo.

Un quejido sin forma vino desde, quien sabe, quizás los orificios huecos de la cabeza del hombrecillo. Se levantó con torpeza, sus extremidades fofas parecían ser aplastadas contra el suelo por su peso, como piernas sin huesos.

- ¡Al fin! -Le replicó la flor con una sonrisa plástica, irónica como una máscara de teatro. - ¿Vas a darme lo que quiero? -Enroscó la liana que había mantenido alzada a modo de amenaza y los tubérculos reventaron en pequeñas y afiladas espinas. En realidad, pensaba usar sus pellets, pero el hombrecillo había puesto tanta resistencia y estaba tan frustrado en medio de su monótona vida que, quizás, unos cuantos latigazos más pudieran reanimarle. No por placer de lastimar, sino por simplemente hacer ejercicio.

El muñeco de arcilla estiró la cabeza hacia atrás, su delgado cuello se estiró por sobre lo que una anatomía normal debería permitir, la nuca del hombrecillo tocaba su espalda y, pese a no poder más, continuaba empujando. Flowey hizo una mueca de asco, negó para sí, el espectáculo comenzaba a ser desagradable por lo que estaba por detenerlo cuando, repentinamente la amalgama pareció convulsionar, su cuerpo entero tembló y se contorsionó hacia adelante bruscamente como un fan del heavy metal con metanfetaminas, su cabeza se torció, el cuello se estiró de forma antinatural y luego, se echó hacia atrás con tanta fuerza que se desgarró. La flor, que estaba acostumbrada a que esas criaturas hicieran cosas… poco corrientes, dio un respingo cuando la cabeza chocó contra la muralla de atrás y estalló esparciéndose como pintura blanca sobre las baldosas mohosas.

- ¿¡Cuál es tu problema!?

El decapitado, si no le había contestado antes, mucho menos lo hizo ahora que tenía un agujero negro por cabeza. Alzó sus brazos, como buscando algo en la oscuridad y se bamboleó torpemente en su dirección.

-Como odio a estos tipos… -Se volteó buscando la luz roja de la cámara quería quejarse con la responsable de que existiera aquel ser repugnante, sin embargo, no la encontró, de hecho, ahora que se percataba, ni siquiera había algo como una cámara en esa esquina.

Arqueó una invisible ceja, podría haber jurado que, al menos, vio la luz encenderse, pero rápidamente se dijo a si mismo, a modo de analgésico, que seguramente fue su imaginación. Estaba en eso cuando una mariposa blanca, que parecía un dibujo mal hecho de la naturaleza cruzó por su campo de visión. La aplastó sin miramientos contra el piso, como quien pisa una araña, luego, alzó la liana espinosa para ver su cadáver, la criatura tenía las alas partidas y emitía un tenue resplandor que fue apagándose hasta desaparecer. A diferencia de los otros monstruos la magia de las amalgamas tardaba un poco en volverse polvo, la cual era provechoso para quien quería practicar tiro.

Satisfecho se giró hacia el hombrecillo decapitado, este, nuevamente, parecía apático, en la misma postura que había adoptado antes, con el cuerpo encorvado hacia atrás y los brazos pendiendo inertes. Flowey comenzaba a perder la paciencia cuando un vómito de mariposas salió disparado desde el interior del tórax de la criatura como un cañonazo. La erupción de artrópodos blancos siguió a una sinfonía de exoesqueletos crujiendo como nueces al explotar contra la dura pared en un espectáculo macabro de pirotécnica. El cuarto se iluminó un momento y en medio de su sorpresa la flor solo pudo comprobar que, efectivamente, no había ninguna cámara en la esquina antes de cubrirse.

El cuerpo del decapitado se torció y fue empujado por la fuerza de su propio ataque, por lo que, al descubrirse Flowey lo descubrió a escasos centímetros suyo y, más allá del espectáculo anterior, lo que le hizo desistir de la practica y marcharse fue su postura.

Everyman, decapitado, hueco y contorsionado estaba nuevamente de rodillas.

-o-o-o-

Hola, Hola! Aquí Maya nuevamente, son las 11:47 hora chilena del 24/11 /19 y esto es un desquite por no poder participar en octubre en la comunidad por lo visto… nah en realidad no sé que pasó.

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