El accidente pt2 | Fanfic

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❛ B  i  e  n  v  e  n  i  d  o  s  ❜

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Í n d i c e:         

               ┊ ✧ ......¹ Aviso

              ┊ ✧ ......² Introducción

              ┊ ✧ ......³ Historia

               ┊ ❧ ......⁴ Despedida

              ┊ ❧ ......

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Aviso

1. No des "like" sin leer la historia.

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Introducción

Sigo con esta movida y os traigo la segunda parte. Es un poco como muy raro. Poco a poco lo haré más retorcido.

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Historia

Entramos en la sala del juzgado. Me senté en una mesa y veía que la gente se iba acercando y sentando en sus respectivos asientos. Aún intentaba comprender cómo había podido ocurrir algo así. Me resultaba totalmente inédito que Steven de verdad haya podido hacer algo.

Suspiré y me centré. «Él ahora depende de mí y no puedo defraudarle».

A mi lado se sentó Perla. No esperaba su presencia.

—Perla, ¿te sientas a mi lado?

—¿Por qué no? No tienes una ayudante y creo que vendría bien para tu caso.

Coloqué mis manos en la cabeza intentando relajarme.

—Creo que las cosas no funcionan así, Perla.

Miré a quién tenía enfrente. La fiscal era una citrino amarilla. Me observaba con una sonrisa malévola. Parecía amigable para darme una puñalada por detrás.

—No te fies de ella. No bajes la guardia, Connie.

—No lo haré, señora.

Miré quién sería el jue en este caso. En la mesa del juez, desde lo alto, se sentó una Perla Amarilla. Las tonalidad claras del amarillo formaban parte de su ropa, siendo algo más oscuras en el pelo que llevaba. Juraría haber visto a alguien así con anterioridad, pero no recordaba quién.

—Se inicia el juicio contra Steven Universe. Fiscal, ¿podría empezar con su alegado?

«Allá vamos, lo vas a hacer bien. No te preocupes por ello. Confía en ti y verás que lo lograrás».

—En el pasado día 30 de noviembre, Steven Universe se acercó a Little Homeworld —recitó leyendo un papel—. Independientemente de si ese fuese su voluntad, dio vida a los cactus del invernadero que rompieron los cristales y se dedicaron a molestar a las distintas gemas que paseaban tranquilamente. Causaron distintos problemas en la urbanización, y ya no solo únicamente eso. Steven, usando sus poderes, destrozó los cristales. Lo que provocó que una gema se cortara y acabase siendo destrozada por parte de los cactus que decidieron agredirla.

Estaba sudando con cada palabra que decía. Me parecía surrealista toda esa historia, pero ha ocurrido. Están reparando la gema en estos momentos.

—Y presentamos pruebas. Aquí tiene una fotografía en la que se ve a los cactus maltratar a esa pobre gema.

Ella se acercó al estrado y presentó al juez una fotografía. La perla agarró la fotografía y activó su gema para que se pudiese ver con mayor detalle. Creó una especie de holograma que lo recreaba.

Estaba maravillada por lo que veía, aunque ahí comprobé que la escena era real. Veía a varios cactus golpeando a una gema. Cactus totalmente normales, que no parecían tener una apariencia similar a ninguna gema o humano que hubiese visto antes.

Perla observó la imagen dudando de ellas. Había visto algo del que yo aún era incapaz.

—Parece una prueba bastante fundada.

Golpeé la mesa airada.

—Tenemos que interrogar a los testigos de aquello. No solo podemos basarnos en una fotografía —improvisé.

Intentaba aparentar naturalidad a un proceso que no lo era. Steven me comentó que las citrinos estaban acostumbradas a ser fiscales y abogadas y yo solo soy una simple estudiante. Ni siquiera estaba estudiando derecho para poder conocer las leyes. Tampoco es que sepa que leyes se rigen en Little Homeworld.

—Claro, si te parece podemos empezar por el presunto culpable.

—¿Steven? —tragué saliva.

—Sí, él mismo. Si es inocente, no deberá haber ningún problema, ¿o tal vez sí?

—Interrógalo. Así podemos mostrar su inocencia.

La juez golpeó el martillo en su intento de cortar este pequeño duelo que se había levantado entre las dos. Una competición que cada vez me lo tomaba más personal.

Steven subió al estrado nervioso. Evadía el o visual de la jueza y solamente me miraba a mí por alguna razón. Le sonreí y eso le animó un poco.

—¿Profesión?

—Desocupado.

—Bueno, Steven. Cuéntanos todo lo que debemos saber en este tribunal. ¿Qué ocurrió el día de los hechos?

Steven asintió.

—No sé bien por dónde empezar... Tras varios «acontecimientos» —remarcó de forma extraña—. Me vi obligado a irme a Homeworld. Ahí intenté pedir para controlar ciertos poderes y al ver que no sirvió volví y traté de ayudar a las gemas de Little Homeworld en un intento por mostrarme útil. Todo fue en vano. Di vida a los cactus, por segunda vez, y en esta ocasión se descontrolaron. Y luego, los cristales rotos fueron culpa mía. No supe controlar mis emociones.

Sudé. Estaba reconociendo que él mismo era culpable. La sala no paraba de comentar sorprendida entre susurros. No se escuchaba lo que decían, pero ya me imaginaba que lo estaban juzgando. Ya le habían condenado antes del propio veredicto.

Traté de mantener la tranquilidad y me enfoqué en intentar darle la vuelta al caso.

—Reconoce su culpabilidad, señoría —comentó con retintín—. Creo que debemos darle un veredicto de culpabilidad.

—¡Protesto! —vociferé— No podemos juzgarlo sin antes interrogarlo.

Podía escuchar rabiar a la gema contrincante.

—La defensa tiene razón. Puede interrogar al testigo.

Volví a observar a Citrino Amarilla. Aquí se vería quién llevaba y dirigía este baile.

—No sé bien por dónde empezar... Tras varios acontecimientos me vi obligado a irme a Homeworld.

—¡Protesto! —grité con todas mis fuerzas.

Gritarlo me hacía sentir poderosa. Llamaba la atención y lograba captar la atención de toda la sala. Todo un logro para mí, a mi parecer.

—¿Sí, Connie?

Se calmó al saber que era yo quien le preguntaba. Le inspiraba confianza y seguridad.

—¿Qué «acontecimientos»?

—¿Q—q—qué acontecimientos? Varios.

—Testigo, es vital que responda esa información.

Steven miró al suelo, estaba hundido. Me dio un mal presentimiento al ver esta escena.

—Rompí una gema, de la cual luego restauré. Mis poderes se habían descontrolado y en el momento que quise saber controlarlos, fui a Homeworld para ver si las diamantes podían ayudarme. No pudieron y deseé romperle la gema a Diamante Blanco. Eso es lo que ocurrió.

Escuchaba asombrada de esas palabras. Sentía remordimientos por lo que acababa de hacer. «Le he empeorado aún más el juicio, bien hecho»

—Así que eres culpable de otro delito más —comentó perla amarilla.

—¡Pero no hay pruebas de que eso sea cierto! No podemos tomar eso ni a favor ni en contra.

Perla me tocó el hombro y al mirarla me sonreía.

—El cactus —me susurró.

Perla Amarilla tosió.

—No creo que sea necesario comentar mucho esto, pero si puede conllevar a un agravamiento de la pena.

Steven estaba aún más decaído. Estaba decepcionado conmigo, o así fue como lo interpreté. No le podía juzgar, yo también me he decepcionado conmigo mismo.

—Ahí intenté pedir para controlar ciertos poderes y al ver que no sirvió volví y traté de ayudar a las gemas de Little Homeworld en un intento por mostrarme útil —continuó Steven—. Todo fue en vano.

—¡Protesto! ¿Qué te hizo pensar que no eras útil?

Steven respiró profundamente.

—El daño que estaba ocasionando a los demás —contestó secamente.

—Creo que queda claro. Continúe con su testimonio.

—Di vida a los cactus, por segunda vez, y en esta ocasión se descontrolaron. Y luego, los cristales rotos fueron culpa mía. No supe controlar mis emociones.

Levanté el dedo apuntando al testigo. Sentía una fuerza muy grande en mí al darme cuenta de una posible contradicción en su testimonio con lo poco que sabemos del incidente.

Todos estaban sorprendidos por este gesto que acabo de hacer.

—¡Toma esa! En este testimonio hay una contradicción tan importante que puede cambiar el juicio —señalé.

—¿Puedes indicárnoslo?

Citrino Amarillo golpeó la mesa con furia. Ella también se había dado cuenta de un error. Seguramente esperaba que jamás lo fuese a encontrar.

—Disculpe, juez. ¿Podrías volver a mostrar la imagen de la fotografía?

Ella sin responderme me hizo caso. Agarró la fotografía y con su gema hizo aparecer un holograma dónde se podía ver la escena.

—Si lo hubiese provocado mi cliente, Steven, ¿no debería tener alguna semejanza con él? —sonreí.

El murmuro volvió a la sala. La citrino estaba tensa e inquieta. Había logrado dejarla en las cuerdas y esperaba que esto sirviese para alejar las dudas de mi amigo. La juez decidió cortar este ruido con su mazo golpeando la mesa. Un único golpe hizo callar toda la sala y que volviese el orden.

No podía estar más que contenta. Al final he logrado darle la vuelta y llevarlo a mi terreno. Ha sido excesivamente fácil. Está todo a mi favor, muy mala debo ser para no jugar bien mis cartas.

—¿Y por qué tiene que haber cierto parecido? Hablamos de una cosa que él dio vida. Distintos testigos dan por hecho su presencia.

«Te tengo». Ella cruzó los brazos preocupada.

—Sin embargo, él sí reconoció haber roto los cristales. Quizás no sea responsable de la agresión, ¿o sí? Has considerado la posibilidad de que fuese algo planeado de forma conjunta.

—¡Protesto! Eso es ridículo. En ningún momento se ha afirmado que haya una segunda o tercera persona o gema que haya podido realizar tales actos. ¿Tienes pruebas que lo demuestren?

—¡Protesto! ¿Crees que haría alguna afirmación así sin motivo aparente? Después de todo, ¿por qué motivo Steven destrozaría las ventanas de la urbanización?

«Ahí me tiene pillada. Es bastante rebuscado, pero no evita esa posibilidad. De todas formas, habla considerando a Steven ya culpable. No debo permitir que pueda salirse con la suya».

—¿Y puedes demostrarlo?

—Puedo demostrarlo.

Retrocedí un poco. Sentía curiosidad y temor por lo que ahora pudiese demostrar. Dibujaba una sonrisa, dejando claro que está a un paso por delante. La juez estaba interesada por la última afirmación. Logró captar la atención de todos.

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Despedida

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