c h a p t e r 2 8 [Fic JongKey]

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

S h a l l

w e

s t a r t ?

﹏﹏﹏﹏﹏﹏

Y e s , i t ‘ s

S H I N e e

T I M E

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

☆.。．†：＊・゜☆．。†．：＊・゜☆．

C h a p t e r   2 8 ;

JinKi se removió en el sofá donde estaba sentado, pero a pesar del gesto, no pareció nervioso ni incomodo. JongHyun se preguntó como lograba aquello cuando él se delataba fácilmente. El Señor de los Lee definitivamente ya sabía que JongHyun era consciente de toda la verdad, puede que se lo dijera KiBum o puede que MinHo, no lo sabía, aunque tampoco importaba demasiado la fuente.

— No te veo enfadado conmigo —aseguró casualmente.

— No lo estoy, JinKi —"yo habría hecho lo mismo en tu situación". ¿En qué se convertía si pensaba aquello? Su actualmente escasa moral seguía floreciendo durante aquellos días alejados de KiBum— ¿Qué tal está KiBum?

Sabía que había cosas que mejor uno debía ignorar, pero, dios, era tan difícil no preguntarlo. Sabía la respuesta, conocía demasiado bien a aquel frío vampiro para ser consciente de que su partida le habrá cabreado y destrozado a partes iguales. Pero, incluso después de todos aquellos problemas, lo único que él quería era volver con KiBum y vivir en un mundo sin enfados donde cada uno de ellos podía mantener una armonía en su relación.

Aquel era su más grande deseo y utilizaría a cualquiera para lograrlo. Por ejemplo, a JinKi.

— ¿Por qué preguntas algo que no quieres escuchar? —respondió casualmente el pelinegro.

— ¿Estamos preguntado cosas incómodas ahora? ¿Entonces por qué has venido tú cuando podrías haberme negado perfectamente el favor? ¿Qué? ¿Vas a decir que lo primero es tu honor? —atacó con un tono burlesco JongHyun. Al final MinHo y TaeMin tenían razón, aunque jamás diría aquel pensamiento en voz alta, aquel misterioso hombre era incluso descifrable cuando lo conocías lo suficiente. JinKi quería sobretodo que se mantuviera una buena relación entre los vampiros de Gyeoul y la pelea entre JongHyun y KiBum alteraba la paz que días antes había reinado.

— ¿Sabes que responder con una pregunta es de mala educación? —contraatacó.

— Si mi memoria no me falla, has sido tú el que ha empezado con las preguntas —se produjo un pequeño silencio en la sala mientras el pelinegro rebobinaba la conversación en su cabeza hasta ser consciente de que el protegido tenía razón. Después de una ligerísima sorpresa en la expresión del mayor, el silencio volvió a apoderarse de la habitación.

Estaban en el salón principal de la casa Choi, el dueño de esta hacia tiempo que se había marchado a su habitación porque no quería estar junto a su amante delante de JongHyun. Extrañamente, el rubio comprendía aquella vergüenza porque a él tampoco le encantaba ir con KiBum delante de los otros vampiros. La habitación tenía a un par de mayordomos en las puertas, que ni osaban respirar demasiado fuerte, y se mantenían neutros a la conversación que se producía allí.

La sala era amplia y luminosa aunque el sol no tardaría más de un par de horas en ponerse. Tenía un estilo antiguo y sofisticado con ventanales amplios y grandes cortinas que caían a lo largo de esta. Incluso podía decir que tenía suaves toques victorianos que probablemente algún antepasado paterno de JongHyun hubiera añadido como decoración.

— La razón por la que pregunto sobre KiBum es porque lo amo, no finjas que no lo sabes —cedió el protegido, sabiendo que necesitaba darle algo de margen de movimiento al otro hombre—. JinKi, tú también sabes que esto es lo mejor, si hubiéramos permanecido juntos en aquella situación solo hubiera ocurrido que en algún momento estaríamos-

— No me gusta hacer de niñera, pero, si te consuela, habría hecho algo para llegar a alguna situación como esta antes de que empezarais una guerra mundial —explicó sinceramente.

Por mucho que intentara deducir sus movimientos, las palabras de JinKi seguían sorprendiéndole siempre.

— ¿Y cómo está? —insistió.

— Intenta controlarse en cierta medida. Dice que confía en ti y sabe que volverás... —suspiró— pero esa frase se la repite como un mantra en voz baja. Yo de ti no me fiaría mucho de su veracidad.

— Ya, bueno, me lo imaginaba.

— Está extremadamente malhumorado, grita siempre y a la mínima estalla. No querría ser uno de los criados en este momento —JongHyun sonrió al imaginarse la situación, le resultaba cómica—. Sobre su salud no hay mucho, tiene ligero insomnio así que le receté algo simple pero creo que cuando vuelvas se le pasará... ¿por qué lo harás, no?

El silencio que siguió aquella pregunta no fue demasiado tranquilizador para el pelinegro, JongHyun lo dedujo al ver como su mirada se oscurecía y se ponía más a la defensiva.

— Por eso te he llamado y te he pedido un favor. Volveré... pero tengo unas condiciones —JinKi levantó las cejas, sorprendido—. Estoy harto de ser inútil.

— Me parece bien, pero... ¿cual es mi papel en todo eso de las condiciones? —su pregunta era cuidadosa, él sabía negociar pero el protegido era conocedor de que haría lo que fuera por la felicidad de cualquiera de los vampiros de Gyeoul. Quién sabe, incluso podría por la de él.

JongHyun se pasó los dedos por su pelo rubio, lo tenía demasiado largo. Sus ojos delataban un cansancio que, por supuesto, JinKi había notado. Sus expresiones, en cambio, brillaban emocionadas por poder ver a KiBum de nuevo.

— No creo ser capaz de ir a la mansión, plantearle mis condiciones e irme si no las quiere... —el hombre era una tentación para él, ¿cómo podría alejarse después de verlo feliz y agotado después de aquella dura semana? No se veía capaz.

— ¿Entonces soy el enlace entre ambos? —dedujo el pelinegro.

— Sí, algo así.

JinKi apartó la mirada, pensativo. Parecía necesitar unos momentos para analizar si aquellos movimientos eran la mejor opción. Por su parte, JongHyun se sentía emocionado. En su cabeza ya se había formado una imagen del futuro que deseaba tener con KiBum, y es que MinHo tenía razón, necesitaba unos días dolorosos alejado de él para poder pensar fríamente su situación.

— De acuerdo, JongHyun, ¿qué quieres que haga? —intentó concentrarse, pero cuando uno de los vampiros lo llamaba por su nombre y no "protegido" su cerebro entraba en cortocircuito. Se sentía tan bien ser tratado como igual que simplemente su orgullo le saturaba los pensamientos. Por suerte, consiguió centrarse rápidamente.

— Me gustaría que hoy le entregues esto, —empezó mientras sacaba torpemente de su bolsillo una hoja A5 doblada imperfectamente dos veces— ahí están mis tres condiciones.

— ¿Sólo tres? —preguntó levantando una ceja. JongHyun extendió la mano y el pelinegro cogió suavemente el papel plegado, aunque no lo abrió.

— No necesito más —sonrió alegremente el protegido, demostrando en su expresión un amor tan puro que el otro hombre le contestó con un suave levantamiento de sus comisuras—. Luego de que se lo entregues, debe asegurarte que los cumplirá y sólo entonces enviarás a un criado aquí para que me dé la información.

— Entiendo —respondió el vampiro. Luego sus ojos vagaron por la habitación hasta caer en el papel en sus manos— ¿Puedo...? —cuestionó con cierta curiosidad observando a JongHyun.

— Claro.

Sin prisa, el Señor de la familia Lee desdobló el papel con sus dedos ágiles y expertos. Sus ojos recorrieron las letras de este durante unos segundos, luego sonrió, y volvió a leer las palabras en este hasta que elevó la mirada. Bajó el objeto y sus ojos alegres y entretenidos se centraron en el pequeño y exótico cuerpo del vampiro rubio, que, igualmente, le sonreía.

Los ojos cansados del rubio delataban lo emocionado que se sentía por aquel importante progreso y ver aquella positiva reacción de parte de JinKi era un gran consuelo. ¿No había puesto ninguna estupidez, cierto?

— La tercera es un poco...

— ¿Inesperada? —terminó por él. JinKi sonrió, incapaz de reaccionar.

— Sí —itió para luego soltar una suave risa que aceleró el corazón de JongHyun. ¿Si JinKi se lo había tomado así de bien, KiBum también lo aceptaría, cierto?— Es una buena condición, muy de tu estilo.

— Me lo tomaré como un cumplido.

— Lo es.

En aquel momento, JinKi se levantó del sofá donde se encontraba y parecía que no tardaría en decidir marcharse. Por su parte, JongHyun no podía apartar los ojos de él.

Probablemente, JinKi sería la persona más compleja que jamás conocería. Podía apreciar ahora que el hombre sólo deseaba lo mejor para los vampiros de Gyeoul, por que al fin y al cabo él era el que lideraba a todos. Durante su estancia en aquellas tierras lo único que había cambiado en su relación era el respeto que se tenían.

Sí, podía afirmarlo. Aquel hombre le respetaba, ahora lo hacía. Ya no era una pieza de ajedrez que mover o un obstáculo en el futuro de MinHo o el dependiente protegido de la familia Kim. Ahora era JongHyun. Y, dios, ser tratado como un igual era posiblemente el mejor sentimiento que uno podía experimentar, sus ganas de tener ese tipo de relación con KiBum solo aumentaban.

Sus ojos siguieron como el pelinegro se acercaba al gran ventanal y miraba por él, su expresión volvía a ser indescifrable.

Seguramente aquello jamás cambiaría. La misteriosa aura que rodeaba a aquel hombre y que intimidaba de sólo verlo. JinKi tenía esa mirada de saberlo todo y comprenderlo todo que era, francamente, inquietante. ¿Qué opinaba al respecto? ¿Cuál sería su siguiente movimiento? ¿Por qué había hecho tal cosa?

No le daban miedo esas preguntas ahora que ya no le veía como un enemigo.

— Debería marcharme. Supongo que KiBum querrá decidir rápido para que así puedas venir mañana —comentó mientras hacía un pequeño gesto a un mayordomo.

— Hoy seguro que está más insoportable que de costumbre —JinKi sonrió, pero este gesto se marchitó rápidamente.

— ¿Qué harás si no acepta las condiciones? —JongHyun no vaciló.

— Las aceptará.

— ¿Pero y si no lo hace? —el rubio negó con una sonrisa segura.

— Está desesperado. Hará cualquier cosa —JinKi rió ante su respuesta mientras un mayordomo le ayudaba a ponerse el abrigo que acababa de traer.

Ambos caminaron hacia la puerta en silencio y en esta se giraron, buscando unas palabras de despedida pero sin saber exactamente qué decir teniendo en cuenta su extraña relación. JongHyun tomó la delantera, sólo quiso itir algo que llevaba pensado desde que su conversación de aquel día se había suavizado.

— Deberías sonreír más como antes. Tu sonrisa sincera es muy bonita y reconfortante —JinKi reaccionó involuntariamente sonriendo de nuevo.

Y era verdad. El pelo oscuro caía sobre su piel pálida dándole una apariencia jovial y más accesible. JinKi era un hombre hermoso, podía entender que MinHo estuviera enamorado de él, pero era demasiado calculador. A JongHyun le gustaban más los actos infantiles de Key que intentaba esconder sus sentimientos entre su mal genio.

— Gracias —respondió y sacó la mano del bolsillo y le mostró el papel a JongHyun—. Haré que las acepte jurándolo por ti. No se atreverá a mentir... JongHyun... —el mencionado volvió a enfocar sus ojos en los negros contrarios. Brillaban orgullosos y sinceros, tan cálidos como jamás los había visto— suerte, os deseo lo mejor.

La puerta se cerró segundos después, sin embargo, JongHyun se mantuvo de pie unos segundos sin moverse de allí. Su mente repasó las condiciones que había puesto una por una, temiendo que alguna cosa se le hubiera olvidado a pesar de haberlo pensado horas y horas. Sabía que los criados le miraban con curiosidad, posiblemente por toda la escena con JinKi, pero poco le importaba.

Retrocedió poco a poco hasta volver al salón, donde volvió a derrumbarse sobre el sofá de antes. Miró el reloj y suspiró. ¿Cómo soportaría la espera hasta el próximo día?

— Ay, KiBum, por lo que tengo que pasar para tenerte.

Supo que los criados se sorprendieron al escucharlo hablar en voz alta. Pero, en aquel momento, todo le daba igual, sólo había una cosa en su cabeza: ese mundo ideal donde Key y él podían tener un futuro esperanzador y más o menos normal.

☆.。．†：＊・゜☆．。†．：＊・゜☆．