Adiós.

Han pasado tantos años, un Sherlock con arrugas y cabello platinado por la vejez se encontraba sentado en su sillón verde, respetando el lugar de su mejor amigo y amor que nunca confesó, aquella persona que perdió hace tantos años pero siente esa partida como si fuese ayer, al recordarlo andar por la casa, ya sea con alegría o enojó, hacia que unas cuantas lágrimas saliesen de sus ojos acariciando su viejo rostro.

–Si supieras cuanta falta me haces.

Dijo con tristeza para que finalmente a los minutos se quedase dormido, desde que comenzó a envejecer finalmente salió de su habitación para cada tarde estar en su sillón y hablar durante horas mirando el sillón que tiene en frente de color verde donde se sentaba John, como si estuviese allí hasta quedarse profundamente dormido, incluso era capaz de ver a un John contestarle, justo como sucedió con John cuando falleció Mary.

Al día siguiente, cuando se despertó sentía un aura diferente, sentía que iba a suceder algo más no podía detectar el que. Observo por unos cuantos minutos el diario que le ha acompañado desde que conoció a John Watson, lo abrió y leyó, recordando todas esas aventuras que tuvieron la cual se basaba a ser la mitad del diario, la otra mitad se basa en eventos que nunca sucedieron por lo sucedido desde que no pudo escribir por completo lo sucedido con el fallecimiento de su ser amado, creo historias en su mente más la sentía tan reales, todos esos sentimientos y sensaciones que lo hacía sentir vivo nuevamente, como si de un caso se tratará. También tenía sus días lúcidos donde se deprimia y no podía ver a John, a la Sra. Hudson, a Mary, ni Lestrade, dejó de leerlo para finalmente ir hasta la última página que queda en blanco, tomó una pluma que se encuentra en la mesita de noche que tiene aún lado y procedió a escribir.

Amado John:

Se que hoy será el día más feliz de todos, de eso no me cabe duda, tengo un presentimiento y me estoy aferrando a él, te he extrañado demasiado durante este trayecto de vida pero se que estas cuidandome en algún lado, junto con Mary, Lestrade y la Sra. Hudson, nunca he creído en alguna religión y lo sabes perfectamente, más se que se encuentran observandome desde el cielo, cuanto quiero estar junto con ustedes, Rosie trata como su mamá a Molly y ella es la más feliz de todos por que también pudo superarme y lograr casarse con alguien que la trata bien y ama de la misma forma que ella. Estoy feliz por ellos y los demás que aún siguen aquí, espero verte pronto y ser felices pero de una manera especial, como no me atreví a decírtelo en vida.

Te amo John Hamish Watson.

Este término de escribir con una sonrisa, aún tenía algo de sueño por lo cual dejó el diario en la mesita de noche junto con la pluma encima suyo, se acomodó de una mejor manera ya que no quería separarse de su sillón para poder ver hacía el de John, sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente aún sin dejar de sonreír, estaba tan feliz y sin saber el motivo.

Pasaron las horas y este dejó de respirar, causa de muerte natural pero en ese momento se podía ver como el hombre más feliz de esta tierra, feliz de finalmente estar con sus seres más allegados, nadie sabe si al fin pudo verlos pero la gran sonrisa que muestra hace parecer que es un si, tal vez John le haya extendido la mano para que le acompañase en su eterno amor junto con los demás dándole una cálida bienvenida.

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–Hasta que finalmente llegas.

Se escucho la voz de John, un Sherlock joven de cabellera castaña y sin arrugas se encuentra sorprendido a la vez que con los ojos llorosos, finalmente esta junto a él después de tanto.

–Escuche y leí todo, aceptó sin duda alguna tu propuesta y cumpliremos lo que quieras.

Dijo con una sonrisa John para acercarse y darle un beso en la frente a Sherlock mientras cierra los ojos, este sonrió planeando que hacer y no desaprovechar ningún momento ya que siente que esta en un sueño, aunque no sabe que será eterno.