♡;; ||El Grinch de San Valentin(JaeSeong)

𝔀𝓮𝓵𝓬𝓸𝓶𝓮 𝓽𝓸 𝓶𝔂 𝓫𝓵𝓸𝓰

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Buenas Gente, El día de hoy les traigo un

mini O.S para celebrar San Valentin. Espe

ro lo disfruten y les guste. Sin más que

decir. Let’s Go!

No se si han visto esta película llamada el Grinch donde un sujeto verde detesta la navidad y cada vez que esta fecha esta cerca su humor empeora. Bueno yo soy algo parecido solamente que no odio la navidad si no San Valentin. Ya saben esa horrible fecha de «El amor y la Amistad» hay por favor.

Y mis amigos me han apodado el Grinch de San Valentin. Les explico por qué. Primero que todo detesto, que ese día y los días previos te dejan muy en claro—si estas soltero.—que estas más solo que los astronautas en el espacio. Y eso es horrible. Dos, las parejitas te restriegan sus, yo no se que años juntos. ¡A NADIE LE IMPORTA!

Resoplo mientras camino a paso lento. Aburrido. Y harto de ver la estupida decoración de corazones que se encuentran pegadas por todos los pasillos.

En mi trayecto, hay niñas chillando porque su crush las invito a salir otros que saldrán a celebrar su soltería, ah y no pueden faltar esas horribles parejas melosas que se besan en el pasillo.

Y un caso de esos, son mis mejores amigos solamente que ellos están en la cafetería. Uhg! Es como si el karma se estuviera burlando de mi. Luego de haber compartido saliva. Young bin nota mi presencia y me llama con su mano derecha alzada en el aire mientras la zarandea.

—In seong.

Saluda Bin cuando me siento frente a ambos. Hago un movimiento de cabeza, a modo de saludo.

—¿Cómo te ha ido hoy?

Pregunta Dawon, mi otro mejor amigo. Me encojo de hombros antes de contestar.—Normal. Y ustedes?

—Normal también.—Dawon responde por ambos.

Asiento.

—¿Qué vas a hacer para San Valentin?

—Bueno, lo mismo de siempre. No es que tenga muchas ganas de ver a otros profanarse amor eterno.—mencionó mientras veo como Bin rueda los ojos.—¿Qué?

—Debería buscarte a alguien Grinch.

—Pues este Grinch esta muy bien Solo.

Suelto seguro de mi mismo mientras bebo del juego de cartón que le robe a Dawon.

—Eso mismo decía el Grinch hasta que conoció a la niña de coletas.

—Cindy Lou.—corrige su novio mientras mastica un par de papas.

—Eso.

Ruedo los ojos.—Lo que tu digas, Hyung.

Veo como gruñe pero deja el tema cuando ve que no tengo ninguna intención de querer hablar de eso.

De vuelta a clase, me choco con un tipo alto y cabello negro. Y no pude ser nada más que el prince de nuestra escuela. Lee Jae yoon. Solamente me disculpo y retomo mi camino. Sin darle mucha importancia. Solamente son esos típicos chicos que son populares porque tienen una belleza singular.

Al día siguiente, es San Valentin. Y mi humor empeora. Como es Sábado no hay necesidad de levantarse de la cama e ir a la tonta escuela para ver como montones de estudiantes se confiesan y mas tonterías.

Suspiro mientras me remuevo en mi cama. Con mucha pereza, para levantarme. Vivo solo, así que no va a venir ni ninguna mama a gritarme y decirme que me levante de la cama.

Ese pensamiento me hace sonreír. Sin más saco un par de chetos que tengo en uno de mis cajones de mi mesita de noche. Me acomodo y enciendo el televisor para empezar una mataron de 𝘒𝘶𝘳𝘰𝘬𝘰 𝘯𝘰 𝘉𝘢𝘴𝘬𝘦𝘵. Y olvidarme que este pésimo día existe.

Para cuando he terminado la segunda temporada, ya son más de las cuatro de la tarde. Y mi ración de porquería se ha agotado. Resoplando, me levanto de mi cama.

No queriendo, pero teniendo que hacerlo. Agarro un abrigo y lo coloco sobre mi camisa de pijama. Y cambio mis pantalones. Agarro mis llaves y mi cartera. No reparo en como me veo. Ni que me vaya a encontrar a la Reina Isabel.

O si.

O Alguien parecido.

Camino entre los estantes del mini super, mientras la canción que resuena en todo el establecimiento me tiene queriendo matarme. Agarro rápidamente lo primero que encuentro y camino al pasillo de gaseosas, queriendo salir de ahí rápidamente.

Pero lo primero que veo cuando camino en dirección a los refrigeradores, es una cabellera negra y un cuerpo en el suelo recostado a uno de los refris. Mientras que en su mano derecha, empuña una botella de alcohol.

Frunzo el ceño. Extrañado por la situación. Pero decido ignorarlo. Camino a un costado del cuerpo inerte, y agarro varias botellas de soda lo suficiente para sobrevivir toda la noche.

—Sabes, el amor es una mierda.

Giro lentamente hacía el desconocido y casi grito cuando identifique al de cabellera negra. No era nadie, más que nuestro principe.

—Eh?

Suelto sin entender. ¿Le gustaba alguien? Veo como toma otro sorbo de la botella de vidrio.

—¿Quieres?—niego. —Vamos, un trago al año no hace daño.

—Pero una botella si.

—Amargado.

Borracho. Demasiado. No pude ni pararse. Lo miro por rabillo del ojos mientras estoy parado frente a uno de los refris con la puerta abierta y el aire frío pegando en mi rostro.

—¿Qué te sucedió?

Silencio. Y más silencio hasta que volvió a abrir la boca.

—Mi mejor amigo me rechazo.

Ahora giro mi rostro sorprendido.

—Taeyang. —veo como asiente. —Eso si es una mierda. —cierro la puerta antes que el encargado de la tienda venga y mande por un tubo por tener la puerta abierta.

—Si pero bueno.... ¿y tu qué ?

—¿Qué?

—Nada.—niega. Y vuelve a beber de la botella. —Siéntate.—palmea el asiento junto al de él.

—No tengo que irme.

—Pero si también estas soltero.

—Como sabes eso.

Veo como me señala completo.

—¡Oshe!

—Ya.—alza sus manos en señal de paz.—Pero siéntate.

Ruedo los ojos mientras le hago caso y me coloco junto a él.

—Feliz.—suelto y giro en dirección a él.

Veo como una sonrisa traviesa surca sus labios. —¿Alguna vez has besado?

—Eh?!

Pero antes de que pueda seguir hablando sus gruesos labios se estrellan contra los míos, es solamente un rose o eso creo hasta que una de sus manos baja a mi cintura, aprieta la zona mientras que la otra va a mi nuca.

Y es ahí donde como si de una bomba nuclear se tratase las emociones explotan en mi boca. El sabor de alcohol se mezcla con el de la menta que había comido previamente.

Y sigo el o torpemente. Mis manos están a mis costados hasta que su mano derecha, las guía hasta su cabellera. Sus labios se mueven lentos pero dejan una estela de deseo en cada movimiento y esto apunto de reventar de tantas emociones.

Y beso se corta cuando ya no puedo mantener el oxigeno.

Veo como sus ojos brillan, ya que solamente me he separado unos milímetros. Sus labios gruesos e hinchados. Uno de sus dedos toca mi labio inferior y solamente veo embelesado la acción.

No se que esperar después de esto. ¿Qué debería de hacer? No tengo la menor idea.

—Vamos. —Veo como se levanta con dificultad. Imito su acción.

—Debo pagar esto.—alzo mi canasta llena de porquerías. —y tu por esa botella.

—Pagemos y vallamos a tu departamento.

—¿Qué?—suelto antes de que agarre mi mano y arrastre al mostrador. Ahí paga por todo lo que llevo en mi canasto y la botella de alcohol.

—¿Dónde Vives?

Pregunta si haber soltado mi mano mientras sorteamos al montón de gente en la calle.

—A dos calles de aquí.

Asiente y caminamos en silencio. En agarre es cálido y mi corazón esta desenfrenado.

Cuando llegamos a mi departamento. Estoy incomodo, muy a diferencia de él. Que se tira en mi cama, como si fuera suya.

—Para mañana no recordaras nada de esto.

Suelto mientras quito mis zapatos y dejo las chucherías en mi escritorio.

Realmente no se que estoy haciendo. Tengo al principe de nuestro instituto en mi pequeño apartamento y minutos atrás me beso en el piso de un mini super.

—Na. Recuerdo todo.

Asiento desde el escritorio. Juego con mis dedos.

—¿No tienes planes para hoy?

Veo como niega mientras se acomoda mejor en la cama.

—¿Y tu?

Niego.

—¿No quieres sentarte?—pregunta mirándome divertido.—¿Qué? ¿estas nervioso?

Ruedo los ojos.—No.

—Entonces ven.

Suspiro y camino mientras mi corazón se desborda. Me siento en una esquina de la cama. Escucho como suspira antes de sentir un jalón y caer en el colchón. Se posiciona sobre mi, sin aplastarme.

—Me gustan tus labios. Son suaves.—comenta mientras delinea mis belfos. Veo como se acerca y aparto mi rostro, nervioso.

Escucho su risa. Y luego como sus labios tocan mi frente. —¿Puedo ver Kuroko no Basket contigo?

—Estas borracho.

—Ya se me paso el efecto.—entrecierro mis ojos. Sin creerle. Veo como hace un puchero. Intento no caer pero termino derritiéndome.

Y ese día aprendí que no están horrible pasar en compañía San Valentin.

𝓕𝓲𝓷

:love_letter: Gracias por Leer. Hasta la Próxima. Y feliz San Valentin.