Llegó mitad de año, en ese tiempo sólo me hablaba a mí y la distancia de sus narraciones oscilaba entre medio mes y uno entero. Me empecé a preocupar, no sé ni cómo logré darme cuenta, supongo que por el instinto maternal que sentía por ella, por eso mismo ella seguí hasta el claro unas cuantas veces sin que lo notará. Sofie tomaba a las liebres entre sus brazos y las alimentaba mientras se sentaba sin preocuparse por ensuciarse, siempre hablaba sola y se quejaba con eso, creo, después se iba de mal humor a la casa más temprano de lo normal estos meses. Me pareció que la niña podría estar enferma de la cabeza, pero no dije nada, algo me retenía de hacerlo y ese algo eran los padres estrictos e hipócritas de la niña.
Este comportamiento duró hasta dos meses adelante; era agosto y las hojas empezaban a danzar en el suelo era difícil seguirla sin que se diera cuenta y por eso no insistí más en el tema, el bosque, aunque con normalidad lucía terrorífico se hacía peor con la llegada del otoño y a pesar de ello créeme hijo, jamás vi ese bosque tan aterrador como lo fue aquel otoño; de alguna manera el bosque te repelía, nos repelía.
Esta atmósfera nos empezó a incomodar a todos, los turistas no se acercaban, la familia comenzó a enfermar por el ambiente, así empezaron a sopesar el mudarse de casa antes de que llegara el invierno, pues según ellos el frío en la mansión era lo que nos afectaba. Esto no te lo había dicho hijo, pero además de los padres y el hermano de Sofie, las 2 parejas de tíos siempre visitaban la casa, llegaban temprano y se iban tarde, ellos se podrían mudar si quisieran y seguiría todo normal porque pasaban todo su tiempo ahí dentro.
Y porque te cuento esto te preguntaras, pues presta atención, Sofie ese día llegó después de la escuela, directamente a casa, cosa que sorprendió a todos; sus tíos estaban encantados y la invitaron a un pícnic en el jardín de la casa, su excusa era que no habían pasado tiempo de calidad en un buen tiempo, pero, todos sabíamos que era para saber cómo iba el matrimonio de sus padres.
Verás, comenzó mi abuela, si los padres de Sofie firmaban el divorcio, la empresa familiar cambiaría de dueño, así que los codiciosos tíos se la pasaban en la casa para romper el matrimonio de la pareja más antigua y así hacerse con la empresa.
Tuvieron el pícnic en la tarde, cenaron y luego todos fueron a dormir, pues Sofie ,sorprendentemente, pidió a sus tíos que se quedaran esa noche ya que la carretera estaba muy oscura y le daba miedo que se pudieran accidentar, "oh, nuestra dulce sobrina siempre velando por nosotros" respondió su tía mayor dando un gran beso, cuánto me acuerdo; después de esa noche no volvió a aparecer.
Luego de eso los incidentes aumentaron. Los 3 tíos de la familia regresaban todos los días, sobre todo el “viudo temporal” para encontrar a su preciada esposa.
Cada semana desaparecía una nueva persona mientras que la niña se ponía de mejor humor con cada día, sirvientes, cocineros y hasta la misma ama de llaves no pudieron soportar el miedo y renunciaron a sus empleos ese mismo mes después de 5 desapariciones. Los señores Brienne incrédulos siguieron contratando personal, hasta que ocurrió, al mes desapareció el segundo tío, esposo de la tía menor, así los rondadores también fueron rodeados por el miedo y no volvieron a aparecer en la casa.
La atmósfera que se respiraba en ese punto era insoportable, la pena, el miedo, el estrés, la pesadumbre, y más que todo el luto por los desaparecidos. Ahora más que nunca, la familia estaba desesperada por salir de esa casa y un día decidieron rotundamente irse, alistaron maletas y proclamaron que ese sería su último día en la mansión embrujada.

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