Es un desdén donde se sitúa la sed, el encantó está a merced
En la palabra del día, tengo la costumbre de hacer ida
No escuchar al esófago vacío, que con pernos está tendido
Toma agua, intenta, a ver si las palabras pasan
Pasan a tu estómago o siguen viéndose soltadas
O abandonadas, descorazonadas por la culpa
Embriagarlas, a ver si el alcohol las calma
O las quema como pies en una cabalgata
Al sosegar el tiempo, liberarlas una vez más
Quiero ver, que tan propenso eres a caer cegado
O mejor dicho, sordo, ante el rey de tu respiración.
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