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El manto de la Luna.

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Durante las noches dos niños de cinco y seis años salían de sus casas, ubicadas en un reino muy popular y poderoso.

El mayor de ellos esperó a que sus padres apagaran el fuego de las velas, se acostarán y así, el salir directo al Castillo de la Luna.

Un niño de esa edad hubiera tenido miedo, yo igual, pero mientras caminaba miraba a la luna y el arco de luz que está emanaba.

Nunca tuvo miedo a salir por las noches, siempre se repetia que debia de ser fuerte, paciente y valeroso.

O eso le dijo su amigo.

- Cuando sea Rey -dijo el menor de los dos - Voy a gobernar con valentía, ¡Así como lo hizo la Diosa Selene! - mientras decia esto miraba la luna alzando las manos como si pudiera abrazarla.

Se veia como una cria de león, dispuesto luchar por su pueblo.

- Y tú - señalo al mayor - Serás mi caballero, Caballero de Venus.

- No creo KeonHee, soy un pequeño para esto.

KeonHee miró a Hwawoong, esté nació en la época de Venus, si llegaba a ser Caballero le tendrían que dar esa tropa. Pero el niño no era tan alto, solo llegaba al pecho del menor.

El príncipe soltó una risa mientras un dolido Hwanwoong tenia lagrimas en sus ojos, por un momento pensó:"Oh, en cualquier momento me dirá algo y le rompó la nariz".

-Hwanwoong - soltó estas palabras que lo tomaron por sorpresa - ¿No recuerdas como has trepado arboles, saltado sobre riachuelos y corrido metros de distancia solo porqué querías? El árbol por que querías una manzana, el riachuelo por mi y lo ultimo por qué querías probarle a tu hermano que eras rápido.

Cada vez que hablaba de esto sus ojitos brillaban, sus mejillas se tornaron un rosa carmesí, bajo la luz de luna parecía que alguien lo cubrio con un manto y lo hizo de la realeza.

KeonHee lo miró, juraba por los dioses que era capaz de cuidar como los caballos de madera que le regaló su padre.

- ¿Qué tienes? - preguntó.

- Nada, solo... - tragó saliva. No quería decirlo.

- ¿Me haces una promesa?

-Claro, ¿Cual es?

-Prometeme que siempre seremos amigos - alzó la mano izquierda con el mequiñe diciendo:"Hola". -Siempre seremos amigos.

-Siempre -terminó la frase con su mequiñe unido al de él.

Y así quedaron, dos niños sentados en el borde de un puente, sus piernas colgaban de un lado a otro, el puente pasaba cerca del mismo riachuelos donde KeonHee se había caído y Hwanwoong saltó sobre las rocas para llegar a donde él para socorrerlo.

Lo llevó hacía las puertas del castillo, con raspones y el heredero al trono llorando.

Se quedó a cuidarlo todo el día, sentando a su lado mientras jugaban.

Pero años después el destino les tenia planes inesperados al dúo dinámico.

Una guerra asotó el Reino 20 años después. Nadie lo esperaba.

Los hombres gritando por su reino con las banderas en alto, espadas volando por allá. Era un caos.

Caballos bañados de sangre con sus jinetes muertos debido a las lanzas, catapultas, arcos, toda la guerra en un solo lugar; hectáreas donde Hwanwoong una vez jugó con su amigo y le quitó las preocupaciones.

Ahora cargaba una lanza con el batallón de Venus, esperando atacar con una espada en un cinturon.

- Vamos, veinticinco años y no llega al metro setenta.

- Solo será carne de cañón.

Pero cuando el jinete Kim alzó el sable como si quisiera picar el cielo fue de los primeros en atacar. Un grito que parecía de un lobo, entre su espada en el pecho del enemigo, alzó la mirada disipando el campo de batalla, su intuición dijo que mirara hacia la derecha y asi lo hizo.

Un soldado de piel pálida le esperaba, se abalanzó sobre el, queriendo enterrar sus uñas en su estomago y devorar sus intestinos, como lo hacían todos los de su especie con la espada bloqueo sus uñas negras casi podridas, su aliento desprendida un olor de muerte. Miró su cara, ojos negros puro mientras echaba espuma por la boca.

Se arrastró de espalda, sus botas manchadas de lodo estaban cerca de su enemigo, seguia arrastrándose pero logró disipar otra espada, la tomó del mango con la mano izquierda aplicando tanta fuerza que parecía que no era él.

Llevó la espada arriba y dejándola caer sobre su enemigo justo en la espada.

La dejó ahí un corto tiempo, con su mano derecha la sacó mientras el filo plateada ahora poseía un rojo oscuro.

Decidido a cumplir con su dolor siguió acercándose al núcleo enemigo, sus compatriotas yacían muertos. Los que los llamaron "carne de cañón" ya estaban muertos.

Siguió avanzando, matando a quienes se interponían como se había entrenado. Era un soldado de Venus, y no quería decepcionar a la Diosa.

Hacia ruido mientras caminaba hacía donde los soldados eran puestos a dormir bajo el cuidado de Ares.

Tenia una túnica negra con capa y debajo de ella tenia una espada regalo de guerra.

En invierno la luna era hermosa pero no con el amargo recuerdo de una herida abierta.

Mientras se acercaba los ojos se llenaron de lagrimas que pudo detener al pasar por las estatuas de Ares. Bajó la cabeza haciendo que la capa lo cubra más triste.

- Señor, ¿Qué hace aquí?

- Vine a visitar a unos amigos - una voz ronca y con cierto nerviosismo - Solo serán unos minutos.

Lo dejó pasar, a fin de cuentas, ya sabia quien era.

Giró a la izquierda.

"Alteza, tenemos una carta del Teniente Lee".

Las palabras que dijo antes de la portada eran más graves, ¿Qué hizo?

"¿Cuáles son las noticias de mis soldados?".

- Por favor, dime que es una broma - casi corría hacia el mausoleo - Luna, devuelmelo.

"Tememos que... sus amigos perecieron en la guerra contra los Wondaw".

- Si muero... - le dijo antes de partir - Te deseo lo mejor en el Reino, recuerdame cada día de Venus.

- ¡Yeo! No vas a morir.

- ¿Y quien lo aseguró?

Giró hacia un cuarto donde estaban todos los caídos, o al menos sus cenizas. Buscó su nombre y apellidos de arriba abajo, varios nombres conocidos estaban en esas placas frías alumbradas por la poca luz del día hacia difícil leer.

Kim GeonHak: Muerto en batalla.

Kim YongJo: Muerto salvando el reino.

El coronel Son DongJu: Muerto protegiendo la bandera.

Yeo Hwanwoong: Muerto en batalla.

Un golpe seco se oyó, un bulto negro gimoteaba intentando ocultar su llanto, se tapo las bocas con las manos mordiendolas hasta un punto donde salían sangre. Su pecho subía y bajada, se aferró a la capa mientras limpiaba su nariz.

Miro hacia arriba el logro de Venus mientras se levantaba, juntó sus manos:

-Diosa Venus - le dijo KeonHee - Porfavor, manten protegido a Hwanwoong, envia su fuerza hacia mi para seguir vivo...Hwanwoong - al decir esto de nuevo rompió en llanto - Perdóname por no protegerte.

Quería que fuera más trágico aaaaa. :anguished: :gun: . Además me inspire en un video donde KeonHee y Hwanwoong compartian su amistad y está historia surgió lo mejor.

El manto de la Luna.-Durante las noches dos niños de cinco y seis años salían de sus casas, ubicadas en un reino muy popular
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