👁| Diario del palacio: El Hijo de La Luna.

En su palacio, su figura se hace notar.

Cada pilar, cada cuadro, cada servilleta tiene su cara en él.

Como si de un ser místico se tratase, todos lo iraban. Para algunos, él era un gran líder; para otros, no era más que un niño caprichoso.

"Especial", era el cumplido que más recibía. Claro que era especial, él era El Hijo de La Luna después de todo. Él estaba por encima de los humanos comunes. La Luna le había entregado poderes, y lo había bendecido. ¿Que más podría pedir? Era especial.

Pero, como un fiel observador, yo sé que no es así. Y él también lo sabe. Él no es especial, en lo absoluto. Me atrevería a decir que es el ser más repetitivo que existe, incluso más que un aburrido elfo.

Él lo sabe muy bien. Su vida no es más que una copia de otro Hijo de La Luna anterior. Todos son copias. Misma piel, mismo peinado, mismas pintadas...

Y como él lo sabe, quiere cambiar su destino. Él no quiere morir como sus antepasados. Ha cambiado sus pintadas, las cubre y descubre constantemente para intentar ser diferente a sus pobres antepasados. Él quiere ser dueño de su propio destino, no ser controlado por una madre tan cruel como La Luna.

Oh, Luna, ¿por qué tus hijos sufren tanto?

- Sirviente anónimo.

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