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No tienes porqué leerlo, pero... ¿No te da curiosidad?
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Estruendosa, ruidosa, bulliciosa; cualquier sinónimo que se te antojase para simbolizar la imagen, que se me representaba tras el ventanal de la cafetería, algo fría en su interior, siendo mis patas victimas de ello. Las coloque alrededor de la pequeña taza de café, dándole un sorbo, tontamente apaciguante para mi seca garganta.
Mire el vapor que emanaba de ella, —caliente—, aromático dulce café. Pensando; —Mella me habéis hecho los planes previstos —Repitiéndome, enfadándome de la lluvia.
Visitar tan variados lugares, ¿Recuerdas? —Lluvia—. Tenía preparado mil y una emociones debajo de la manga, mil para compartirle, para sonreírle, para fortalecerme y hablarle con naturalidad, para evitar que me sudase la pata al sostener la suya, para recalcarle, “Que por la distancia estaba lejos de ella y por amor a su lado”.
Y una.
Para evitar que mi mente se encerrase y tragase en la tierra de mis inquietudes, de mis vergüenzas al verte, porque asustado me tienes cada vez que liberas tu arma secreta, esos pares de —Labios— que me encanta tocar. Porque con rubor, miraba sus dos grandes estrellas —Ojos—, en el acto. —Lluvia— Que caprichosa eres, obstaculizando eventos memorables a todos los habitantes, —Sola— para llamar la atención de todos.
Mire la taza nuevamente, se había —ido— su contenido, sabía que en cualquier momento vendría el mesero a decirme que, si había terminado, dejase la mesa. Pedí otra taza para evitar esperar de pie que cesase la lluvia. Burlándome, pues de aquella mesa para cuatro personas solo yo la acaparaba, la multitud —en pie— me miraban embravecidos.
Al cabo de una hora —Lluvia— se fue, resignada, porque hoy nadie le prestaría la atención que deseaba. Pedí la cuenta y me levanté, agarrando mi paraguas, que aun escurría gotas en el piso color lavanda.
—Que desperdicio de tarde—Caminando bajo el arcoíris, me dije. El que por más bello y voluminoso fuese, paso —por debajo— de mi interés. Camine hasta un parque a espera a que diesen las 3; a que mi transporte pasase por aquí.
Me senté mirando el pasado, inyectándome recuerdos viejos para —No catalogar— este día como una pérdida de horas. Se me erizaron los cabellos de la nuca, me invadió un intenso sentimiento de —Nervios y felicidad—. De esa forma en la que solo tú, sabias hacerlo. Mire a la izquierda y estabas allí, mire a la izquierda y el día dejo de ser tan gris, que, hasta mi estúpida tristeza, se puso feliz por solo verte a ti.
—¿La lluvia te ha hecho esperar? —Me dijiste, sonriendo, me dijiste, con esas grandes estrellas color ocre oscuro. Fijas, en mí.
—Me ha hecho esperarte furtivamente una vida para verte. —Feliz, sonriéndote como al niño interior que siempre eh sido.
—¿Tanta falta te hago? —Me respondiste con elocuencia.
—A mí, y a estas mil y una emociones que tengo guardadas solo para ti —Abrazándote con el corazón en boca.
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Comments (6)
Majestuoso...