New Alpha |•| Oso-D

:sunny: ┊OsoD-ˢᵘⁿ- [OFF] 08/19/18

-ˏˋ w o l f ˊˎ-

﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀ ๋ ﹀

ようこそ

ᴡᴇʟᴄᴏᴍᴇ

↬ I n d e x ↴

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↺┊Introducción.......1

↺┊Reglas.................2

↺┊One Shot.............3

↺┊Inspiración..........4

↺┊Despedida..........5

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↬ I n t r o d u c t i o n ↴

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↺┊Se bienvenido a un nuevo blog

↺┊de mi parte. Ya que este es un

↺┊concurso que me llamó la a-

↺┊tención, decidí participar.

↺┊Me gusta mucho escribir, así

↺┊que esta era una oportunidad

↺┊para hacerlo de nuevo. Espe-

↺┊ro les guste este contenido.

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↬ R u l e s ↴

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↺┊ :white_small_square: Debe estar explicada la

↺┊fuente de inspiracion.

↺┊ :white_small_square: Debe llevar al menos una

↺┊imagen.

↺┊ :white_small_square: Por supuesto debe estar

↺┊relacionado con la natu-

↺┊raleza.

↺┊ :white_small_square: Debe tener al menos 10

↺┊lineas.

↺┊ :white_small_square: Y debe t e n e r el

↺┊#NaturalezaInspiradora.

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NEW ALPHA

1667 words - Omega verse

Oculto entre los arbustos, un gran lobo de pelaje oscuro y brillante asechaba a su presa. Sus ojos verdes captaban cada movimiento de aquel ciervo, esperando el momento para saltar y clavar sus colmillos en su cuello. Respiró lentamente, tratando de causar nulo ruido, y finalmente en un movimiento silencioso, saltó clavando sus garras en la espalda del ciervo. Sus largos colmillos perforaron la blanda piel del cuello, matando al animal entre sus garras.

Un lobo salió entre los arbustos, su pelaje blanco se hacia notar en la bruma de la noche. Su cuerpo era notoriamente más pequeño que el lobo negro y a comparación de sus ojos, estos eran de un oscuro profundo. Se acercó al cuerpo del animal muerto, olfateando su carne y tratando de desgarrarla para comer. Aquel pequeño lobo, era su cría.

Habían sido desterrados de su manada, y ahora vagaban solos por la espesura del bosque, ocultándose de día y cazando de noche.

–Mitsuki. –hablo aquel lobo negro ahora transformado en humano. El cachorro puso su atención en lo que su padre tenía que decirle, elevando las orejas y viéndolo fijamente. –No queda mucho tiempo. –sus ojos verdes le observaron con angustia. –Debes hacerte fuerte hijo. No estaré tanto tiempo para protegerte, mi vida se agota.

Un viento frío le caló los huesos y sus orejas bajaron con lentitud hasta estar completamente caídas. Su cuerpo cambió y ahora sus facciones se volvieron humanas, su cabello blanco calló por su frente y sus ojos parecían incluso más negros que antes.

–Lo se. –soltó un suspiro lastimero y desvío la vista notoriamente afectado.

–¡Oye, Mitsuki! –gritó un chico de cabellos rojo oscuro, haciendo una mini bocina con ambas manos.

El lobo blanco llegó corriendo hasta estar frente al chico, transformándose en humano una vez estuvo al frente.

–Dime.

–Tienes que dejar de ir al territorio contrario cada que se te da la gana. Maldición, si el Alfa se entera va a matarte sin piedad. –ante eso Mitsuki bufó.

Nuevamente el lobo blanco apareció y corrió hasta el centro del territorio, donde se encontraba la manada que lo había adoptado. Sintió ardor en uno de sus muslos traseros, era la tercera vez que sucedía en lo que iba del mes, y cada vez el ardor era más fuerte que el anterior, sin embargo, aún no era tan insoportable como para dejar de correr, por lo que, ignorando el fuerte ardor, aumentó la velocidad hasta cruzar las puertas del clan.

Llegó a su posada y se tumbó en la cama en cuanto su forma humana hizo presencia. Tocó su muslo derecho sintiendo en ardor dispersarse un poco. Si eso seguía así, tendría problemas a la hora de cazar.

Sus ojos negros se movieron hasta dar con un ungüento sobre una repisa, con cuidado se levantó y tomó el frasco, tomando una cantidad considerable en sus dedos y untándola en su muslo haciendo un ligero masaje, esperando que eso sirviera para mitigar el dolor por un buen tiempo.

El frío viento movía su pelaje mientras corría por el frondoso bosque, persiguiendo una presa. La neblina no hacía demasiado buena su visión, pero se encontró confiando plenamente en su olfato para seguir al venado que cazaba.

Aceleró el paso y logró alcanzarlo con una de sus patas, rasgando la piel de una de sus patas traseras. El ritmo del venado se hizo más lento y finalmente lo alcanzó.

Era una buena caza.

Se apresuró a volver a la manada antes de que realmente la neblina no lo dejara ni olfatear algo. El venado era grande, por lo que si quería llegar rápido, lo más sensato era permanecer en su forma lobezna.

Con eso en mente, tomó el venado del cuello afirmando su mordida, y comenzó a correr arrastrándolo.

Un lobo café se postró ante él, por su olor, el supo de inmediato que era una hembra Omega, sin embargo, tenía una postura imponente, probablemente ella era bastante fuerte.

Ella le ofreció ayuda y finalmente llegaron hasta el centro de la manada, en donde dejaron aquel venado en las reservas.

Mitsuki se transformó y ella también.

Su belleza lo embeleso. Sus cabellos castaños cortos cayendo con delicadeza sobre sus hombros y su flequillo cubriendo parcialmente sus ojos, los cuales tenían un tono café, cubiertos por aquellas espesas pestañas y sus rasgos finos perfilando su cara, no se atrevió a ver más allá de su rostro, puesto que ni siquiera su cabeza se movía.

Ella también parecía estructurarlo con la vista.

–Gracias. –atinó a decir retirándose.

Su pierna comenzó a arder de nuevo. Que buen momento, pensó. Sin embargo, a comparación de otras veces, el dolor era tan insoportable que cayó al suelo. Su pierna no podía sostenerlo y un jadeo dolorido salió desde lo más profundo de su garganta.

Ella se acercó rápidamente Mitsuki.

–¿Que pasó? –preguntó preocupada.

–Mi pierna. –dijo sin aliento. El ardor se extendió en todo su pie y se encogió en el suelo comenzando a hiper ventilar.

–Maldicion, esto no pinta bien. –ella se alejó un poco y gritó algo que no alcanzó a llegar a sus oídos, ya que el dolor era tan fuerte que comenzaba a perder la consciencia.

Lo siguiente que sintió y vio, fue como dos pares de brazos lo levantaban y el rostro preocupado de la chica le gritaba algo que no escuchó.

Mitsuki despertó en su posada. ¿Cómo había llegado ahí? Como fuera, el ardor en su pierna no se había ido, pero era menos fuerte que antes de quedar inconsistente.

–Al fin despiertas Mit. Sun y otros dos lobos te trajeron.

–¿Sun?

–Ella es la Omega más fuerte de la manada. ¿Tu pierna está mejor?

–Si, el ardor disminuyó bastante.

–Estuve revisando tu pierna, pero no tienes ninguna herida o algo que produzca tal ardor. –dijo su amigo.

–Gracias por eso Tomoe. –Mitsuki intentó levantarse, pero el ardor se lo impidió. –¡Agh!

–Oye, no te levantes, necesitas descansar. Por cierto ¿quién es Minato? Dijiste su nombre en una ocasión.

El albino lo pensó unos instantes antes de responder. –Es mi padre. –dijo al fin bajando la vista.

–¿Mal recuerdo?

–Triste.

–Entiendo.

[ • • • ]

Tras varios días, la pierna dejó de arder. Eso era inesperado. En su lugar, unas finas lineas negras habían salido, no tenían sentido alguno, pero era mejor a que le ardiera nuevamente la pierna, estaba seguro que si ese ardor volvía, no lo soportaría demasiado.

Comenzó nuevamente con su rutina, ir a cazar, hacer tareas de hogar y andar por ahí.

No hacía realmente mucho pues aunque el ardor se había ido, ahora dolía un poco y sentía un hormigueo en la pierna cada vez que hacía esfuerzos de más.

Recordó vagamente que su padre tenía esa marca también, recordó también que un día le preguntó porque tenía eso en la pierna, pero él no le contestó, el lugar de eso, el lobo interior de su padre gruñó con autoridad y poder. Recordó que se sintió intimidado y también protegido. Su padre era alguien imponente y tenía la fuerza para proteger a miles de personas si se lo propusiera.

No fue hasta muchas noches más tarde, que descubrió el significado de esa extraña marca, pues el símbolo de Sol había aparecido. Ese símbolo representaba a todos los alfas de una manada, pero eran escasos los que poseían la marca, se decía que tras varias generaciones, nacía un alfa que lideraría a su manada con sabiduría, poder y justicia, y que ese alfa tendía la marca que lo identificaba como tal en alguna parte de su cuerpo.

Mitsuki no estaba preparado. El ni siquiera quería ser un alfa líder. No, no estaba hecho para eso.

No fue hasta que realmente se dio cuenta de como estaba la situación de la manada que decidió hacer algo. Y aunque a Mitsuki no le agradara la idea de pelear por el puesto de Alfa, no le quedaba de otra si quería asumir el puesto.

Los betas, las omegas, e incluso otros alfas; estaban disconformes con las normas que el Alfa dictaba, todo era para su beneficio. Tomaba a las y los omegas que quisiera, era rencoroso y posesivo, y todo explotó cuando anunció a la manada que entrarían en guerra con la manada del Este para obtener nuevas tierras.

Mitsuki no entendía su obsesión por el poder, pues, ni siquiera viendo como estaba la manada, daba marcha atrás con esa decisión. Muchos alfas ni siquiera estaban en condiciones para luchar, y ni hablar de las omegas, pues aunque muchas eran fuertes, era imposible si la manada contraria era mas fuerte.

Así que, con toda la decisión que podía tener, enfrentó al alfa.

Aquel hombre transformado en un enorme lobo gris daba más que miedo, podía asegurar que una mordida era suficiente para arrancarle una pata. Pero sólo parecía feroz en apariencia.

Mitsuki se transformó en aquel lobo blanco, grande e imponente. Manteniendo la calma se posó frente a el alfa en una posición de ataque.

La manada entera jadeo de sorpresa. La marca en el pelaje blanco era visible, y eso consiguió enfurecer más al líder de la manada, quien atacó primero en un arranque de cólera.

Con la mente serena, Mitsuki logró esquivarlo, pero no contó con que el Alfa fuera demasiado rápido, pues en cuanto tocó la tierra, de devolvió con furia hacía él logrando tumbarlo.

La pelea duró mucho a su parecer, la sangre se hizo presente y las mordidas iban de aquí para allá con el único objetivo de hacer daño. Ninguno de los alfas cedía, y Mitsuki estaba exhausto, pero no era el único.

Sacando fuerzas de donde fuese, y rogando que su cuerpo no fallase, se abalanzó nuevamente contra el lobo gris, sus garras perforaron la piel de su pecho y sus colmillos desgarraron su cuello.

Había ganado. Estaba tan aturdido y cansado, que los aullidos se escuchaban lejanos.

Un nuevo Alfa estaba al frente de la manada, y Mitsuki esperaba llevar por el buen camino aquello que ahora debía proteger con su vida.

E N D