El murciélago y el petirrojo—Actividad Clan de la Escritura

El frío y el viento agitan mis bigotes, brillantes por el sudor y la expectación, cuando una violenta ola de energía me recorre desde la punta de la cola hasta los extremos de los bigotes. Ésta es la noche, mi gran noche para brillar sobre las estrellas del Clan Estelar. Mi pelaje azabache se estremece de forma involuntaria; ya es casi nuestro momento de actuar...

Mi nombre es Zarpa de Petirrojo. Y sí, lo ito. Estaba algo asustado. Pero no por la actuación, no. La noche anterior, un joven y desaliñado guerrero llamado Torbellino había amenazado a mi familia con hacernos daño si no le pagábamos tres presas grandes a la hora del crepúsculo, tarea casi imposible en las actuales circunstancias. Al no ser capaces de hacer cumplir sus deseos, el casi lugarteniente se había negado a concedernos su protección, lo que significaba que si en cualquier espectáculo pasaba algo malo, algún accidente, por mínimo que fuera... Tendríamos que pagar nosotros mismos las consecuencias.

Pero todo eso ha quedado ya atrás. Mientras espero mi turno, subido a lo alto de un frondoso árbol desde el cual puedo ver casi todo el bosque, echo un pequeño vistazo a mi alrededor. Estamos altos, muy altos, tanto que casi rozamos el polvo estelar de los astros en el cielo. La solitaria luz de la luna es nuestro único foco de actuación; pero para nosotros es suficiente.

Los felinos que han venido a observar el espectáculo esta noche no podrían estar más felices. Sus pelajes casi chisporrotean de la emoción que percibo en el brillo ambicioso de sus pupilas. Y es que no es para menos; el número estrella del Clan Harley, un pequeño grupo de solitarios que se dedica a viajar por el mundo, de función en función, para entretener a la gente, está a punto de comenzar. Miro a mi madre, Luz de Canela, algo nervioso. Ésta, con un poco de polvo rojizo como el fuego entre los bigotes, me sonríe con sinceridad, dándome confianza.

---¡Mi pequeño petirrojo!---exclamó ella, profundamente feliz. Mis ojos brillan al oír el apodo, rebosantes de amor y cariño dirigidas hacia el fantástico mundo del espectáculo---. Lo harás muy bien, cariño.

Asentí, con los ojos desorbitados. Traté de decir algo, pero no era capaz de pronunciar nada más: Sólo podía escuchar los violentos latidos de mi corazón. Y es que mi nombre, Zarpa de Petirrojo, hacía honor a mi brillante historia, llena de risas, luces, animales de circo y acrobacias imposibles bajo la luz de la luna. No es como si mi pelaje fuera del color de esa curiosa especie de pájaros... Era, simplemente, un apodo cariñoso que Luz de Canela me había puesto al ver lo alto que saltaba en aquellas noches de espectáculo. Como si pudiera... Volar.

Sonaba ridículo. Como era aún algo pequeño para mi edad, no me dejaban asistir al espectáculo hasta el número final. La parte positiva es que podía ocupar una posición casi privilegiada, en la cima de la base de uno de los trapecios. Mi pelaje se erizó de la emoción al ver hacia abajo. Nocturno, mi padre, acababa de saltar al vacío. Ni corta ni perezosa, mi madre le siguió. Con los ojos brillantes, observé como ambos felinos se balanceaban de rama en rama, de salto en salto, como estellas danzantes en un oscuro firmamento. Saltaban, se colgaban con las patas, se volvían a tirar al vacío. El mote “Los guerreros voladores” no podría quedar más acorde con ellos.

La tragedia había comenzado, era como revivir mi propia pesadilla.

Todo se desmoronó frente a mis ojos. Las ramas... Mi vida dió un giro de trescientos sesenta grados en cuanto las ramas se rompieron. Todo ocurrió muy rápido, tanto que casi no me dio tiempo a procesarlo correctamente. La música se detuvo. Mis padres en medio de piruetas y balanceos, preparándose para mi gran entrada. Las ramas rompiéndose, soltándose. Y los gritos asombrados de los espectadores. Miré por última vez los ojos de mi madre. Era mi turno de saltar, pero sus ojos... Sus ojos verdes, tan parecidos a los míos...

«No saltes» decían en un susurro. «Se acabó, Zarpa de Petirrojo.»

El resto fué todo un caos, como un torbellino de sangre y muerte. Un golpe seco de huesos impactándose contra el suelo. Silencio. Y, entonces, los gritos de horror de todos los espectadores. No quería mirar, no quería. Todos mis instintos decían que no lo hiciera, que no lo hiciera: Y, sin embargo, lo hice. Sangre por todos lados. Mis padres, los gatos que más amaba en el mundo, los mejores equilibristas del Clan Harley, estaban... estaban...

---No... ¡No!---grité con fuerza. Mis garras se clavaron en la madera del enorme árbol, me estaba haciendo daño, pero no me importaba. Lágrimas copiosas y saladas comenzaron a inundar mis ojos azules sin control---. ¡Mamá! ¡Mamááá...!

Todo empezó a dar vueltas a mi alrededor, eché otro vistazo al suelo del bosque. La sangre salpicaba todos los rincones, los guerreros de los clanes chillaban aterrorizados, completamente en shock. Algunos tenían la boca abierta, otros los ojos desencajados. Era horrible, peor que horrible.

Y yo, no podía parar de llorar. Mi cuerpo se hundía en débiles sollozos, aún tenía las garras enganchadas a la corteza del árbol. Éstas habían empezado a sangrar. Me encogí sobre mi estómago como un cachorro, incapaz de tranquilizarme a mí mismo. Mi cuerpo daba pequeñas sacudidas, no podía parar de llorar.

«¿Quién es el responsable...?» me pregunté a mí mismo. Todo empezaba a desvanecerse en mis ojos, los gritos y las luces se estaban volviendo demasiado intensos para mi cabeza. Todo se borraba. «¿Quién quiere vernos muertos?»

•••

La lluvia caía desde las nubes con fuerza, parece como si el mismo Clan Estelar fuera partícipe del crímen que sucedió hace días. Desde hace algún tiempo, no dejo de recibir palabras de consuelo, gatos que apenas conozco me empieza a dirigir la palabra por primera vez en la vida. Según ellos, conocían a mis padres, fueron amigos suyos, charlaban tranquilamente del tema como quien comenta el tiempo que hace.

Hoy ha sido el funeral. Ha sido por la tarde, bajo el árbol favorito de mi madre. Menudos “amigos” son los conocidos de mis padres. Cuando la lluvia ha empezado a caer, uno a uno, los guerreros y aprendices se despiden de mí y se marchan. Así, sin más. Para cuando los rayos y truenos empezaron a hacerse presentes, sólo yo quedo delante de las tumbas de mis padres, simples agujeros en la tierra que guardan lo que queda de sus cuerpos.

Miro con fijeza las tumbas. Quiero llorar, quiero gritar, desahogarme, pero simplemente, nada sale. Me he agotado a mí mismo. Aprieto los dientes y cierro los ojos, enfadado y frustrado. No he podido hacer nada. Nada. Nada para poder detener al asesino de mis padres, nada para detener aquella catástrofe. Nada.

---Siento mucho tu pérdida---dice alguien a mi lado, sobresaltándome un poco.

Miré hacia arriba. Un joven gato negro de ojos azules, enorme y bastante intimidante, está sentado a mi lado. Lo conocía. Era Murciélago, un solitario algo callado y deambulante que poseía uno de los callejones más llenos de presas de todo el bosque. Todos allí lo conocían. Se sabía que Murciélago era algo callado y distante, siempre sumido en sus propios pensamientos y venganzas. Por lo que recordaba, él también había perdido a sus padres hace mucho tiempo, cuando tenía más o menos mi edad. Y había decorado las tumbas de mis padres. Debía agradecérselo por ello.

---Gracias, señor---dije con voz fría. Debía ser fuerte, aguantar las ganas de llorar, pero parecía tarea imposible. Miré la única flor que decoraba el montoncito de tierra que cubría a mi madre---, por todo. He oído que usted ha ayudado a... Arreglar todo esto.

Murciélago me miró con lástima. Sus ojos azules brillaban, parecían antorchas encendidas en medio de un brutal apocalipsis.

---¿Cómo te encuentras?---preguntó el solitario en voz baja. Meneé la cabeza.

---Estaré bien---susurré, apartando los ojos de lo que quedaba de mis padres.

Mientras decía esto, me di cuenta de que nada de lo que salía de mi boca era cierto. Eran mentiras. No dejaba de repetirle a todos que estaría bien, que sería capaz de superarlo. Pero no era verdad. Nada de lo que decía era verdad. Ahora que el dolor se iba poco a poco, apaciguándose a cada segundo que pasaba, otro sentimiento sustituía a aquella tortura de tristeza. Rabia. Deseos de venganza. Cerré los ojos con fuerza, conteniendo mi rabia.

---Les echo de menos---dije por fin, subiendo los ojos del suelo---. No... ¡No es justo!

Murciélago me miró algo preocupado. Parecía estar conteniendo algo, un fuerte sentimiento, en la orilla de sus ojos. No sé lo que le pasaba, pero este fatídico ambiente me estaba matando. No quería pasar ni un momento más allí. No más.

---Gracias otra vez---susurré débilmente, antes de perderme para siempre en la oscuridad.

•••

---Sus padres eran toda la familia que el chico tenía---murmuró una sombra entre los árboles y tumbas. No se había presentado en todo el funeral, se había mantenido alerta y atento, a la espera de que la presencia de Murciélago se disipara.

---Lo sé---contestó Murciélago, mirando al joven gato marcharse---. Es por eso que he decidido adoptarlo. Como un hijo. Si me tiene a mí...

El desconocido salió de entre los árboles, un gato blanco y gris algo viejo cuyas numerosas lunas de vida ya empezaban a pesar sobre sus espaldas. Éste miraba a Murciélago con una ligera sorpresa. El solitario le dirigió una ligera sonrisa.

---Fui afortunado de tenerte a ti para guiarme en aquellos días oscuros, Alfred---dijo el enorme solitario, clavando sus ojos azules en las tumbas de nuevo---. Zarpa de Petirrojo se merece lo mismo.

«Bienvenido a la familia, Robin» pensó Murciélago, aún con una pequeña sonrisa pintada en su rostro. «Bienvenido a casa.»

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#MiPersonajeEnLGG

¡Hola, gente de la comunidad! Soy Luz Nocturna y en el blog de hoy vengo a presentar mi participación en una de las Actividades del Clan de la Escritura, básicamente para que no me echen por inactividad. De verdad, quería hacer la que pusieron nueva, pero simplemente no tenía inspiración. Así que me puse a ver que otras actividades podía hacer y ¡voilà!

La actividad que hice es de enero de 2019, pero fue muy interesante y divertida de hacer. ¿En qué consistía? Había que coger un personaje de otro libro externo a LGG y adaptar alguna de sus escenas al universo de los libros. En caso de que no haya quedado claro por el título, el escrito, y la imagen de portada y fondo, los personajes que he utilizado son Batman y Robin, es decir Bruce Wayne y Dick Grayson, el primero en iniciar la historia de los ayudantes de los superhéroes. Y sí, podréis pensar que no se podía hacer porque eso es de un cómic, pero lo pregunté en el chat y Hiko me dijo que podía. Siento que no me ha quedado tan bien como debería, hace bastante que no escribo nada.

Ahora, un poco de contexto... Dick Grayson (Zarpa de Petirrojo) era un joven acróbata de un circo, el circo Haly, pero una noche las cuerdas del trapecio de su función fueron amañadas y los padres de Dick cayeron al vacío. Bruce Wayne (Murciélago) lo ve todo desde el público, y ya que él es Batman, decide investigar las circunstancias del accidente, además de adoptar a Dick como si fuera su propio hijo. El chico descubre que su padre es Batman y quiere ayudarle a combatir el crimen, convirtiéndose en Robin. Bueno, al final el malhechor es capturado por Batman y Dick, como Robin, le ayuda a conseguirlo. FIN. Es la escena de la muerte de los padres de Dick, para resumirlo.

Gracias por leer. Espero que os haya gustado, si es así dejad un like y un comentario, que no os cuesta nada. Yo, por mi parte, me despido. Luz Nocturna fuera.

Link de la actividad

Fondo by: @_mysonshine_