Cowboy Tears - GyroXJohnny 001

Para Gyro, Johnny era un gran chico.

Ya hacia años que lo conocía. Esa tarde de verano de hace ya, ¿Tres años? Dió comienzo a esa gran y bella amistad. Se juntaban casi todos los fines de semana, para dar una vuelta a caballo o tal vez tomar en el balcón de la casa de Joestar.

¿Por qué digo "casi todos los findes"? Porque cuando Johnny no estaba de buen ánimo, no quería ver a nadie, ni siquiera ver al italiano. Gyro estaba ya un poco acostumbrado a esto, pero en el fondo se sentía terrible. Amaba a su amigo, y lo hacía maldecirse que no pudiera ayudarlo.

-- Hey, Johnny -- Tocaba despacio la puerta de la casa del joven. Hoy era sábado, y habían prometido juntarse a tomar.

El de pelo corto, al escuchar el sonido de que golpeaban su puerta, bajó enseguida.

-- ¡Gyro! -- Exclamó, contento, y lo abrazó. Típico de ellos.

-- Nyo ho, ¿Vamos a ir a tomar, querido? -- Acomodaba su sombrero, y peinaba varios mechones de su largo cabello.

-- Claro que sí, esperame que traigo mis cosas, y un poco de dinero -- Volvió a entrar a su casa, y fue en busca de un pequeño bolso con sus pertenecias y cosas que necesitará.

Volvió con su amigo, y cerró la puerta de su casa.

-- Vamos -- Le dijo al más alto, y fueron hasta un mercado, para comprar las bebidas.

El camino hasta aquel local fue bastante silencioso, no del todo, porque de vez en cuando el mayor cantaba su canción "Pizza Mozzarella"

-- Rella Rella... -- Tarareaba despacio, hasta que llegaron al lugar. -- Vamos, Johnny, agarra lo que te parezca bueno -- Se separaron, y fueron buscando diferentes bebidas para tomar hoy a la noche. Gyro paró la vista en unas bolsas de papas fritas, y agarró dos. En cambio, el de cabello corto se quedaba pensando en sí tal bebida era barata o cara.

Pasaron unos minutos, se volvieron a juntar.

-- Bien, ¿Qué has elegido? Yo traje papitas y varias cervezas -- Sonrió, y luego esperó una respuesta.

-- Nada. Lo siento, no me decidí -- Contestó en un tono algo lamentable, pero el mayor solo acarició su cabeza.

-- Oh, no te preocupes. No ocurre nada -- Trató de animarlo, pero pareció que no fue de mucha ayuda.

Ambos fueron hasta la caja registradora, pagaron todo y volvieron a la casa de Joestar.

Se sentaron en la mesa de la cocina, sacaron todo de las bolsas y pusieron las papas fritas en un plato. Las cervezas las pusieron en la heladera, porque no estaban tan frías.

-- ¿Cómo estuviste esta semana, cariño? -- Habló Gyro, mientras miraba a su contrario comiendo un poco de las papas.

-- Pues, después de nuestra juntada llegué a mi casa y me puse a llorar. Fuera de eso, bien, creo -- Dió una leve sonrisa, y vió a los ojos a este.

-- Oh, ¿Por qué? -- Preguntó, con un tono de lamento.

-- Me sentía solo y triste, o tal vez solo fue el alcohol, jaja -- Rió suavemente. El otro no sabía que decir, así que también rió, pero confundido.

Se la pasaron hablando de diversos temas, hasta que pasó media hora. Supieron que las bebidas ya estaban frías, así que las sacó de donde estaban. Cada uno abrió una lata, y antes de abrila, quisieron brindar.

-- ¿Por la amistad? -- El dueño de la casa sonreía ampliamente, mientras qué, con ternura miraba a su amigo.

-- Por la amistad -- Le respondió, y juntaron las latas, hasta que se escuchó un "chiin" Abrieron las latas y empezaron a tomar.