~~~El amor de dos mitades~~~capítulo 4

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Bienvenidos a mi humilde espectáculo

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La desesperación corría con el sudor que bajaba por mi brazo. No sabía que hacer, la gente pasaba pero sólo nos miraba con cierta extrañeza, como si, sólo fuese yo en ese lugar.

No podía quedarme ahí con los brazos cruzados mientras "Sasha" sufría. Lo tome de uno de sus pies y lo arrastre por todo el asfalto hasta llegar a casa. La miradas se agudizaban, con cada paso dado.

Cuando por fin pudimos llegar a la casa. Senté a "Sasha" en el árbol sagrado, viendo como su respiración se agitaba por momentos. Al dejarlo ahí, corrí hacia dentro de la casa, buscando a alguien que me ayudará. Pero para mí mala suerte, no había nadie.

Sin embargo al llegar a mi habitación, observe los fragmentos los cuales descansaban sobre mi escritorio.

--- ¿Qué?--- pregunté para mi misma---no tiene sentido alguno, esto no estaba en la mañana aquí ¿Qué pasó?---giré la cabeza, dirigiéndome lentamente hacia los fragmentos. Los tome entre mis manos y reitere a correr para irme donde se encontraba "Sasha".

Estaba medio despierto y con uno de sus ojos medio abierto me miraba. Me acerqué a él y me agache para así hablarle.

--- Sasha, ¿Estás bien?

--- ¿Por qué me llamas con ese ridículo nombre, Aome?--- dijo con una voz muy desanimada.

Las cosas que poco a poco hacían sentido se estaban derrumbando. Pero me era de alegrar que InuYasha hubiera vuelto en sí. Lo tome de su brazo derecho y como un muñeco de balanceo hacia los lados, provocando que casi cayeramos los dos.

Con mucho esfuerzo conseguimos llegar hasta el pozo. Me di vuelta y tomándolo del dorso, me tiré de espaldas hacia el pozo. Cayendo de espaldas. Me había golpeado mi espalda y InuYasha al caer encima mío me había sacado un poco el aire.

Me quedé plantada en el suelo denso, recuperando el aire perdido. Cuando me sentía lista me levanté, y agarré a InuYasha de los brazos sacándolo lentamente. Logre sacar todo su cuerpo y colocarlo encima del pasto verde, mientras yo me hacia a su par.

Noté que su brazo estaba más translucido que antes. Estaba desesperada, sabía que no quedaba mucho tiempo, cuando un crujido estremeció entre los arbustos.

Hizo que me sobre saltará, y vi el sonido desde su origen. Estaba aterrada, no tenía la ayuda de InuYasha y no se veía nadie alrededor. Sólo era el sonido y yo.