Hoy, por alguna extraña alineación del universo —o quizás por un error de cálculo cósmico—, no salí vencedor. Lo ito, con la misma frialdad con la que observo a quienes celebran esta victoria como si fuera algo más que un pequeño accidente estadístico.
Perdí, sí. ¿Y? No es la primera vez que el genio es incomprendido, ni será la última vez que el mejor quede detrás… por ahora. Lo curioso es que incluso en la derrota, sigo siendo el punto de referencia. ¿Qué sería de su victoria sin mi presencia? Intrascendente. Insípida. Irrelevante.
Festejen, si quieren. Cómprense una medalla, tómense una foto. Pero recuerden que solo han ganado porque yo he bajado la guardia, no porque hayan sido superiores. Esto no es una rendición, es una pausa estratégica. Hasta los titanes descansan.
Me voy, sí… pero no por vencido. Me retiro porque el verdadero talento no necesita rogar reconocimiento. Regresaré, cuando quiera, y cuando regrese no habrá lugar para dudas. Solo aplausos.
Hasta entonces, disfruten su efímero momento.
Atentamente,
El que sigue siendo mejor, incluso perdiendo,
El alíen de la ignorancia.



Comment