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ah, no sé, es un intento que hice de la mordida del 87 pero versión sirena¿
D e a t h l y
Personajes: Golden & Owynn
El mito de las sirenas habla de unas criaturas que poseen el don de la música y pueden cantar de manera tan hermosa que quiebran la voluntad de los hombres. Sin embargo, su canto los lleva a la muerte. Por eso, actualmente a los engaños fatales se les llama “cantos de sirenas”.
Se cree que en principio representaban las almas de los difuntos o los seres que conducían las almas de estos hasta el inframundo. Sin embargo, conservaron su vínculo con el mundo de los muertos y por eso el mito de las sirenas aparece asociado con la muerte y el misterio.
Frío. El agua en su hábitat siempre está así: gélida e imperturbable. Eso era lo que siempre sentía en las profundidades marítimas, abismales y densas. Una oscuridad que le consumía hasta los huesos, congelando su piel. Sus ojos se volvieron ciegos por estar sometido a tanta negrura. La soledad en el mar era sofocante y aterradora. El silencio estridente era lo que siempre le acompañaría durante toda la eternidad. Aleteo con fuerza hacia la superficie, dejando aquella glacial y abrumadora penumbra. Intento adaptarse ante las zonas más iluminadas del océano.
Por fin sentía la luz que atravesaba el mar por todos sus poros y escamas. Las sirenas y tritones tienen una habilidad especial: pueden captar los sentimientos de los humanos. Y justo en aquel instante sus oídos y mirada gris sintieron el corazón roto de alguien. A la cercanía, en la bahía. La negatividad del desconocido que olía y veía aún con su ceguera, lo saboreaba insaciable lo hizo nadar aún más rápido.
Se detuvo, y nado hacia arriba despacio. Cuando saco la cabeza de la superficie no le costó mucho divisar a su víctima en el ambiente nocturno, pues ya estaba acostumbrado. Durante la noche apasible y cálida pudo observarlo a sus anchas, relamiéndose los labios. Unas gaviotas revoloteaban directo al horizonte, otras a la playa, y las pocas que quedaban se posaban en el muelle junto a él. Ataviado con prendas color café, y un largo cabello negro en una coleta, parecía querer atragantarse con su granizado de mango.
Con una conexión como si fuese un objeto descartable, el tritón acecho lentamente. Acercándose peligrosamente por entre las maderas de la bahía. En la vista del depredador, su corazón oscilaba un destello atrapante. Y demasiado brillante. Eso solo significaba que era una pobre alma con un dolor emocional bastante fuerte e incurable. Se relamio los labios, de nuevo.
Unos ojos bicolor solo contemplaban sin emoción el como removía sin ganas su cena. Recordaba a esos tres gigantes que lo de lo poco que tienen de neuronas, poseían el maldito hobbie de molestarlo. Se preguntaba cuánto se enterarían que se escapó de ese armario de disfraces escalofriantes, ¿por fin se dieron cuenta de su huida por la ventanilla que con la poca fuerza que poseía aún así pudo abrir? Si no, eran más tontos de lo que supuso. Hablando sobre el maldito abuso que tiene que soportar, ¿por qué su padre no hacía algo? ¿No debería preocuparse? ¿Encargarse él sabiendo lo debilucho que salió su hijo?
Aparentemente, se veía que no. Pues lo ignoraba olímpicamente. Su vínculo paternal era... como una relación hecha solo para momentos efímeros, el resto solo constaba de pretender que no existía el otro. En el borde de su perorata mental, recogiendo los pocos fragmentos de una relación rota que una vez tuvo con su padre, miro hacia abajo. Su mirada se encontró cristalizada. Las lágrimas eran sus únicas compañeras.
Y se quebró ahí mismo. Se quedó así, sentado y llorando a solas. Y nadie lo sabe, pues nadie le prestaba atención. Su pecho comenzó a dolerle, sus ojos empezaban a arder. Una vez más estaba siendo atacado por una intensa soledad. Y una profunda desazón. Se estaba haciendo tarde, debía volver a casa. Pero se mantuvo impávido ante esa orden. Solo dejo que aquellos sentimientos que se acumulaban sean libres. Y fluyan por todo su patético ser. Por otro lado, una criatura se estaba haciendo un festín con aquellas emociones. Solo oía, sentía y se alimentaba de la desesperanza y tristeza del individuo. Se aferraba con garras a lo que sentía ese alguien, pues lo estaba manteniendo vivo. Y como no podía esperar mas... ──Time for the main attraction. Your story must be told. You are a chain reaction. That never gets old... ─una canción de origen desconocido sonó de repente, sorprendiendolo. La tonada musical fue adquiriendo un matiz metálico y resonante. Parecía querer formar palabras que se le resistieran, palabras que sobrepasarán el nivel máximo del odio... Miró para todos lados en busca del causante de aquello. ──I'm not the bad guy. I'm just a bit surprising. It's not worth losing sleep. It's not worth analysing─ aquella melodía suave y tentativa, acudía a él... En ese instante, como un castigo sonoro, las letras cantadas se enrollaban a él. Sintiendo una creciente presión en su pecho y mostrando como sus dientes ejercían el mismo peso sobre sí mismos.──There was a time, not so long ago at all. I was just like you, can you hear my call?─ Sin darse cuenta la "soledad" de la que tanto predominaba su existencia, se fue encarnando en una asfixiante sensación, que lo iban despojando de cada minúscula partícula de aire. Sus sentidos captaron como si todo a su alrededor estuvieran dando vueltas. La suave voz que sonaba le taladraba el cráneo. Más solo su corazón nota que se siente solitariamente despecho, aún pese a lo que sea que le esté pasando──Now I'm poppin' in over here, over there. I'll be checking in, but you'll never be aware. In the beginning, I kept a keen eye. On the state of affairs with the new guy.─ Y en medio de esa angustia adolorida que se siente en el aire, como un adormecimiento. Se hundía en la impotencia de "estar solo". Siempre lo estuvo.──... To hear some fresh screams. But don't get me wrong. You were very brave. When faced with friendly singing animals. You never caved. I'm finished training, done explaining. No more facts are left remaining.─ Decidió rendirse ante lo que sea que le estaba provocando esto. Al fin y al cabo... Ya no se puede regresar a como era antes. Y no importa cuántas veces lloré. Siempre fue un inútil, pusilánime y llorón. A lo mejor, se intento convencer, esto sería su salvación de aquel calvario. Una grieta se abre en su corazón. Ese misterioso ser con voz tan habilidosa, le parecía que se divertía haber presionado sus insignificantes sentimientos. No podía ver con claridad sus facciones, pero su afilada dentadura se mostró reluciente en una agridulce mueca de lobo.
──Now you know the gist of it. You're a perfect fit. I don't wanna hear no more complaining. I'm ing down this golden opportunity. Eternal scrapyard immunity. Take it with pride. And enjoy the ride... ─el canto de su verdugo seguía sonando, más el dolor se iba debilitando. Se dejó caer al suelo y... Lloró abrazando sus rodillas. Y es que nada cambiará. Siempre terminaba así. Ni siquiera el tranquilo sonido de su llanto, que resonaba en la bahía solitaria, hizo huir a la bestia. Es más, parecía encantado. Entre las sombras de su agonía, levantó su mirada para encararlo.
Lo contemplaba divertido, eso le molestó e intento pararse. Más solo flaqueo, y tembloroso solo esperó. Observando a esa bestia paliducha, desafiante. Incluso si la noche se traga todo de él y sus alrededores. Su voz de nuevo volvió a oírse, perforando cada articulación, cada poro de su piel. Estaba a nada de que se oscureciera su vista... O si la Luna brillaba, sus ojos grises eran como espejos en el cual no podían despegarse. Él se acercaba a un más, con una boca que revelaba dientes cual navajas. Con un hambre voraz. Un susurro proveniente de él: « Solo mira la realidad. Tu dolor no se puede curar. No lo has podido decir cuando tenías la oportunidad. Siempre prefiriendo el esconder tu voz de la carga que llevabas. »
Al escuchar eso, un último pensamiento cruzo por su mente. Después de tanto, estaba... siendo atacado por una intensa soledad. Una diferente, más real y literal de lo que se sintió jamás. El sireno lo agarro fuertemente y, de un solo tirón, lo lanzó al mar. Aquel choque contra el líquido lo despertó de su letargo, intento zafarse pero lo único que lograba era respirar bajo el agua en el que se encontraba. Sus pulmones pedían una tregua, la sal le lastimaba y cuando su corazón se hundía bajo aquel peso... solo escucho los dientes del tritón perforar su cráneo. Cada movimiento que hacía para seguir atravesar su carne, una neblina conformada por espuma los invadía a ambos. En sus últimos momentos se quedó observando aquellas pecas, estrellas que subían lentamente... Las burbujas le brindaban una extraña tranquilidad.
A la mañana siguiente, entre los resplandores del amanecer, un cuerpo moribundo se hallaba flotando en las costas por encima de la claridad azul del mar en aquella playa. Si bien portaba varias heridas... Lo que más prevalecía era un gran hueco en la cabeza, fruto de la pérdida del lóbulo frontal del cerebro de la víctima.
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