『Two-shot』•❀•『Sparchess』•❀•『Pt. 1』

『O4:5O』                              •❀•                           『17-3-25』

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↬『Perfil』↫

『14’ ɑpɾơx. ɗҽ ℓҽcтuɾɑ』

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•❀•『¡Hơℓɑ cυҽɳтɑ-cυҽɳтơѕ!』•❀•

•❀•『¿Qué Tal?』•❀•

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uəᴉq əɹ ənb oɹədsə

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En este blog les traigo la primera parte de un two-shot de sparchess sin ninguna trama (o peor: con la misma trama de siempre), que en realidad se suponía que fuera un one-shot pero me quedó muy largo, y probablemente siga estando muy largo para lo que la gente tolera dedicar a leer una publicación hoy día, pero bueno, en fin, juro que no sé hacer las cosas más rápido ni más cortas, lo siento ( :pensive: ). En un rato o mañana publicaré la siguiente parte, ya está hecha, pero para dar la impresión de que la comu está menos muerta (¿).

Sé que ha pasado mucho tiempo y lo siento, pero quería traerles algo invernal sobre ships para estos últimos días de invierno ya que no pude traerles nada para San Solterín.

Le advierto una vez más: este escrito no tiene trama, ni originalidad, ni siquiera mucho shipeo y casi que se lee mejor como un "recopilé todos los momentos de la franquicia en los que Sparrow y Duchess aparecen en la misma escena y luego ya no sabía que hacer, mwuak".

y perdón por el mal título ajahahjs.

El que avisa no traiciona ( :relieved: ).

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•❀•『La noche más larga de un corto invierno』•❀•

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Se agolparon ansiosos afuera de la oficina del director. Si miraba a su izquierda podía ver a su compañera de cuarto y a dos de sus compatriotas, Bunny y Alistair. Los recordaba bien, de la primera vez que habían llegado a Ever After High como por arte de magia. Aquella vez, Alistair le había dejado una gran primera impresión: era alto, guapo, rubio... A veces, ella se preguntaba si de verdad quería un príncipe o si sólo quería la ilusión de un chico perfecto, uno que cualquier chica normal le envidiaría, como él. Tal vez no era un príncipe lo que le interesaba, sólo el deseo de tener alguien notable que se preocupara por ella.

A este punto, sabía perfectamente que eso estaba fuera de su alcance. Quedó claro a los pocos minutos de su fortuita aparición que él sólo tenía ojos para esa chica-coneja que había traído en sus brazos, y que ahora esperaba emocionada a su lado. A decir verdad, no había nada en ella que le pareciera digno de iración, excepto su capacidad de transformarse en un conejo, y Duchess podía asegurar por experiencia propia que los dones de transformación en animales no eran algo que buscaran particularmente los chicos. No parecía para nada inteligente, tampoco valiente o confiada y no era especialmente bonita. Bueno, en realidad recordaba que Sparrow había exclamado algún elogio tan pronto como la vio aquel día. Aunque eso tenía sentido en algún punto; lo que a Duchess le parecía virtuoso rara vez coincidía con las características que apreciaban los hombres. Si a Alistair, que parecía guapo e inteligente, podía gustarle Bunny, más podía gustarle a un idiota como Sparrow. Miró levemente al pelirrojo parado a algunos centímetros de su espalda, tan expectante como todos los ahí presentes. Luego miró una vez más al rubio y desplazó su mirada hacia la bajita muchacha. En su forma de verlo, las chicas solían apreciar el intelecto, pero los chicos rara vez lo hacían. Y este caso no era una de esas excepciones.

Devolvió su mirada a través de la puerta una vez más. Si bien sólo habían pasado cuestión de minutos afuera de la oficina, Duchess se estaba volviendo impaciente. Qué pésimo atributo para una bailarina.

– Vamos, vamos... – insistió ansiosa, esperando que el director Grimm tomara en cuenta su presencia. Esto animó a Lizzie a hacer lo mismo:

– Dígalo, puede hacerlo –.

Como si sus palabras tuvieran alguna magia intrínseca, montones de nieve cayeron directamente sobre el escritorio del director. Frustrado y al límite, el hombre se resignó y finalmente dio el tan esperado comunicado a través del micrófono:

– Está bien, ¡basta! Atención estudiantes, las clases se suspenden porque en Ever After High ocurre un increíble día nevado en verano –.

Todos saltaron de alegría, menos el director, claro. Por el rabillo del ojo pudo ver a Alistair tomar a Bunny de la mano y salir corriendo felices en otra dirección. Lizzie se fue también por su lado, y Sparrow hizo lo mismo. Duchess se fue por su propio camino.

Excelente, tendrían unas buenas vacaciones antes de tiempo.

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Excelente, estas vacaciones serían demasiado frías después de todo.

La diversión no duró más que un día. El invierno pronto descendió sobre cada rincón de Ever After de la manera más profunda que jamás había visto. Y de pronto se preguntó para qué quería tanto esas vacaciones.

Miró el televisor que transmitía las aventuras de Blondie y las demás para acabar con el invierno. Se veían emocionados para estar al borde de la muerte. A veces Duchess se preguntaba si así se sentía ser alguien importante.

Cuando se tuvieron que refugiar, lo obvio se había vuelto aún más evidente de lo que ya era: mientras todos intentaban preservar el calor junto a sus amigos o abrigarse en el extenso cabello de sus hermanas, Duchess quedó relegada a una esquina, solitaria. No todo el mundo podía cobijarse cerca del caldero de Baba Yaga o al calor de Nevermore. Con los hermanos Crumb a su lado, estaba claro que a Ginger no le sobraría ni un chocolate caliente. Bunny y Alistair no estaban muy cerca de ningún fuego, pero se mantenían juntos bajo la misma manta, y eso debía proveerles calidez suficiente.

Cuando el invierno y el frío azotaban con inclemencia recordó que en verdad, ella estaba sola, como solía estarlo. El pensamiento le hizo volver a los fríos inviernos en su castillo, que cerca de una masa de agua y en la profundidad del bosque, resultaban realmente álgidos. Y entendió que tal vez por eso le gustaban las vacaciones en Ever After High; por decisión o por concesión, nunca estaba lo suficientemente sola como para recordar que así acostumbraban a ser sus vacaciones.

Por la televisión podía ver a Daring y Rosabella tratar de batallar contra un monstruo de hielo. Ah, Daring. El desagradecido, egocéntrico y guapo Daring. Ahora era una bestia. Tal vez él sólo había sido perfecto en el exterior, pero aun así, Duchess podía notar a Rosa enamorándose de él. Y él la amaría también, porque qué motivo habría para no amar a una chica tan dedicada y generosa.

Duchess suspiró, a lo mejor por amargura, o para exhalar algo de aire que la calentarla. Pensó que tal vez no era un príncipe lo que quería; sólo deseaba creer la falsa mentira de que alguien perfecto, alguien amado y apreciado, alguien que no tuviera rencores y dolores, podía querer a alguien como ella. Que alguien que tenía todo y podía tenerlo todo, sería capaz de tener ojos para alguien con tantas falencias.

A este punto, sabía perfectamente que no. Después de ésta y tantas más incontables experiencias, se vuelve fácil notar que la vara no es la misma para todos. Cualquier regla que se precie de tal nunca es aplicada a todos de la misma manera, por muy regla que se considere. No todos pueden gozar de la misma misericordia, ni a todos les vale el mismo aprecio por iguales acciones.

Tal como Rosabella lo estaba demostrando, Daring jamás había sido un príncipe encantador. Sólo un príncipe bastante superficial. Y aún así, Duchess y tantas más lo habían adorado y algunas posiblemente lo seguirían haciendo aunque protagonizara el peor de los actos. Apple, por otra parte, que se enorgullecía de no ser como él, había arruinado todo por su hipocresía unos meses atrás, pero resultó que la culpa cayó nada más que sobre la Reina Malvada y la presión que había ejercido en la pobre jovencita. ¿Quién podía juzgarla por escucharla, cuando se había enfrentado al miedo y la desolación de perder la vida y el trono para el que se había preparado? Porque al final, la culpa no podía ser de una pequeña, hermosa, rubia, inteligente y servicial princesita.

En cambio, no todos tenían esa suerte. Las acciones de la Reina Malvada y de sus sucesoras jamás serían defendidas bajo esas excusas. Tampoco lo serían las de Duchess. Tal vez por eso el director consideraba que ella tenía el potencial de tomar su papel. Quién se convertía en el malhechor, tal vez, dependía de quién tenía el privilegio de contar la historia.

Es verdad, que a este punto, Duchess era innecesariamente mala. Era mala porque simplemente sabía que no podía ser nada mejor. Como la Reina Malvada embrujando el País de las Maravillas, Duchess era mala porque no podía ser mejor en ser buena, en ser bella o en ser desinteresada, por lo tanto, nada podría conseguir intentando eso. ¿Pero por qué juzgar por ser malvado a quien de otra manera no puede conseguir nada? Y Duchess necesitaba conseguir algo, y para eso necesitaba ser mejor en algo. Necesitaba ser alguien merecedora de estima y respeto, digna de envidia y aplausos, necesitaba ser la primera bailarina. ¿Era eso egocéntrico? Sí, ¿pero era tan distinto de lo que Apple quería? Querer gobernar para obtener el aprecio de la gente no era un objetivo menos vanidoso. De cierta forma, la motivación de Apple que la llevó a asociarse con la Reina Malvada durante los eventos de hace unos meses tampoco habían sido muy distintas de las que había tenido la Reina Malvada original: preservar su trono, su posición, la vida que había construido. ¿Y no era la preservación el principal objetivo de todo ser? ¿No era ese el objetivo por el que ella necesitaba a gritos reclamar un lugar? ¿No es eso lo que haría cualquier cisne destinado a morir?

Las ráfagas de viento soplaron más frías y se preguntó si seguirían así toda la noche. La primavera había comenzado tan distinta. Recordaba la feria a la perfección. Kitty le había tirado un helado en la cara, pero de buena gana algún tiempo después la invitó a tomar el té; Lizzie fue simpática con ella y le mostró con emoción cómo preparaba sus vestidos; Sparrow, aunque se molestó con ella por incluirlo como decoración del árbol, pasó buena parte de la tarde en su compañía. Cuando el clima era confortable, algunas personas moderadamente fastidiosas como ella le dirigían la palabra. Pero todos ellos tenían mejores personas con las que estar cuando el frío gobernaba. Todo el mundo sólo quería preservar lo que le importaba cuando la situación apremiaba. De alguna manera, todos eran egoístas. Justo como ella.

Afortunadamente, llegado a cierto punto, la maratón de desventuras se acabó, y la mayoría, sin mucho que hacer, optó por tratar de descansar un poco. Jillian se durmió pronto, y dejó a Humpty descansar contra su espalda, sabiendo que no sería muy bueno para él dormir contra el rígido suelo. Poppy O'Hair se cubrió por completo con los mechones de su hermana, que se los cedió gustosa. Lilly-Bo Peep usó la tibia lana de su ovejita de almohada. Alistair durmió con su mentón sobre la cabeza de Bunny, que se volteó para dormir plácidamente sobre su hombro. Lentamente, Duchess observó como el improvisado e incómodo refugio se convertía para todos en un lugar lo suficientemente acogedor como para dormir. Esperó que el sopor la invadiera a ella también, pero el sueño no llegó. Lo único que su cuerpo podía hacer era temblar y cuestionarse por qué no podía ser como los demás. Especialmente como ellos dos. Incluso si creía que Bunny era una ilusa, no podía dejar de sentir envidia de ella. Ser tan simple y tan feliz; lo hacía parecer tan fácil.

El único sonido que podía oírse era el del viento, y justo cuando pensó que iba a volverla loca, un sonido suave pero claro se oyó desde la entrada. ¿Qué hacía alguien entrando a esa hora?

La figura entró haciendo tanto silencio como pudo, lo cual no era demasiado, pero pareció ser suficiente para que nadie se molestara en levantarse. Ella se mantuvo atenta, hasta que poco a poco consiguió reconocer a la silueta. Abrió la boca para decir algo, pero el recién llegado se llevó un dedo a los labios pidiéndole que se mantuviera callada y se acercó a ella.

Cuando le pareció que estaba suficientemente cerca como para que la escuchara susurrar, espetó de la manera más contundente que podía en ese bajo tono.

– ¡Qué haces con todo eso Sparrow! ¿Y qué hacías fuera? ¿Quieres morirte de hipotermia o qué? –

– ¡Ey! – gritó susurrando en el mismo tono, quejándose de que bajara la voz. – No iba a dejar que estas bebés se pongan amargas en mi casa del árbol – Por "bebés" se refería a un cajón de una docena de cervezas.

– ¿Estás loco? ¿Cómo fuiste a tu casa del árbol con toda esta nie-? – Sparrow evidentemente tenía ganas de contar su micro-expedición exitosa, porque la cortó antes de que terminara su pregunta.

– Ni te imaginas, fue una locuuura – canturreo en los desciveles bajos en los que estaban llevando la conversación. Quien lo diría, no sólo se podía gritar susurrando, sino que entonar rock también. – No se podía subir por la escalera, así que tuve que subirme a una de esas, ¿qué son? Como minimontañas; te hacés una idea. Y me tiré de ahí con la patineta que me dio Hunter antes, y no saaabes, fue como volar, viejo –expresó con una cadencia llena de satisfacción. Duchess, en cambio, aborrecía la historia cuanto más la escuchaba. – y; ah, cierto, ¿has visto a Hunter? Quería compartirle una de éstas –

– ¡Hunter está durmiendo! ¡Como todos los demás! ¡Qué cla-! – Una vez más la interrumpió en seco; así habituaban a ser las conversaciones con Sparrow.

– Bueno, ey, tú no estás dormida precisamente –.

– Toda la gente normal sí lo está –. Replicó y lo miró sentenciosa. Él sólo chasqueó la lengua y bufó una carcajada.

– ¿Y tú qué, no cuentas por ser medio pato? –

Duchess se exasperó, y sabía que no estaba de humor para tolerar el viento frío, sus pensamientos aún más gélidos y además a Sparrow. Se decidió a no lidiar con la única cosa de las tres que podía evitar y empezó a erguirse con la intención de buscar otro lugar para sentarse, pero él la detuvo apenas empezó su maniobra.

– ¡Ey, qué haces! –

– ¡Largándome a otro lado, por supuesto! – pronunció con su tono altivo de bailarina presumida que la caracterizaba. – ¿No se nota? –

– ¡No puedes simplemente ponerte a caminar por aquí, vas a despertar a todo el mundo! – Lo miró con el ceño fruncido. ¿Cómo podía decir eso después de haber andado como en una pasarela con botellas tintineando? Pero cada vez su tono se volvía menos susurrado, y de pronto sintió a alguien mirándolos, así que frenó en seco sus intentos de irse.

Sparrow se dio por satisfecho y se sentó a unos centímetros.

– ¿Quieres una? Normalmente no ofrezco pero creo que son suficientes para una noche –. Por dios, ¿pensaba tomar todo eso en una noche?

– No gracias –. se volteó a ver al lado contrario, esperando que eso la ayudara a concentrarse en dormirse.

– ¿Segura? Parece que estuvieras temblando. El alcohol es bueno para calentarse. Y por eso: – Tomó un sorbo largo de su botella.

Duchess suspiró, pero esta vez incluso el aire blanco que exhaló era frío. Sparrow pareció notarlo, así que sacó otra botella y se la ofreció. Duchess la declinó una vez más, pero Sparrow la abrió y se acercó más a ella para dársela. Ella rodó los ojos. Sabía que era una pésima idea tomar con el director durmiendo a sólo unos pasos de ellos, y para empezar no era algo que Duchess disfrutara hacer demasiado. Pero Sparrow parecía estar a punto de acercarse un poco más con la bebida y la idea de calentarse con algo le parecía fabulosa, aun si era una cerveza, así que la agarró con resignación.

Sparrow se dio por hecho, y se acostó contra la pared un tanto incómodo. Él tomó otro sorbo, observándola de refilón. Duchess levantó la ceja, cuestionándole el motivo de su mirada. Él decidió aclarar la duda de ambos:

– ¿Los patos no toleran mucho el frío?

Bien, listo, no iba a gastar su energía en eso. Se dispuso a irse, y una vez más empezaron los litigios.

– Que no puedes ponerte a caminar por aquí, ¡ey! ¿Tan fácil te ofendes? Vamos, era sólo una broma – se quejó, y tomándola del brazo, hizo que se sentara una vez más. Sus manos estaban sorprendentemente tibias para haber estado afuera al menos las últimas horas. Más aun considerando que sus guantes sin dedos eran poco útiles para el frío. – Ey, el frío te pone de bastante mal humor, Marquise – la molestó con una sonrisa burlona –. Parecías contenta cuando el director anunció que se suspendían las clases.

Ella recordó la escena. Sí, había estado ansiosa por unas micro-vacaciones, ¿Y quién no? Recordaba a Lizzie, Alistair y Bunny esperando las buenas noticias junto a la puerta. También el aliento de Sparrow sobre su cabeza; y luego verlo festejar. Aparentemente él seguía en el mismo humor, porque ya estaba abriendo su tercera cerveza y el frío parecía no molestarle. Ella, no.

– Sí, no sé por qué estaba contenta – contestó finalmente Duchess, suspirando. A decir verdad, había sido raro de su parte involucrarse en algo como pedir vacaciones. Cuando lo pensaba racionalmente, no podía creer que se hubiera prestado a eso; no era lo que una estudiante buscando la excelencia haría. – Ni siquiera sé por qué fui a su oficina al igual que ustedes, yo soy una buena alumna –.

Sparrow se lo tomó más personal de lo que ella había pretendido, y reaccionó bullicioso.

– ¡Ja! Bueno, –golpeóse su pierna y continuó– qué pensamiento más optimista que tienes de tí misma, vaya, yo diría que has caído bastante en desgracia como para considerarte una buena estudiante.

– Ah, disculpa, ¿y tú si lo eres? – Mantener el volumen bajo había dejado de ser una preocupación para ambos.

– No – rebuznó – exactamente por eso tú tampoco lo eres.

– Y yo en qué- – "me parecería a alguien como tú" esperó decir, pero nunca pudo completar su oración.

– ¡Pues en más de lo que quisieras! Te recuerdo que tú te has lucido mucho más que yo este año, ¿no recuerdas el Día de los Corazones Sinceros? Yo me perdí la fiesta, pero tú perdiste la poca imagen de estudiante perfecta que te quedaba– dijo con sarcasmo. – Casi seguro que tu querido director Grimm te ve con peores ojos que a mí –. Parecía que en eso iba a terminar su sentencia, pero de pronto los rasgos del pelirrojo se extendieron en una mirada fanfarrona. – ¿O tú por qué crees que él te puso en Villanería General con nosotros? ¿Porque eres linda y buena? Mirá, para mí que tú estás bastante más cerca de ser un cisne negro que uno blanco – se burló con descaro.

– ¿Y quién eres tú para criticar que yo esté en esa clase? Tú – bufó con una mano en su cadera, – ni siquiera eres un villano tampoco. ¿No deberías ser un héroe para los desdichados y no sé que? Pero mírate, ni el destino puede convertirte en eso, nada puede quitarte lo arrogante y holgazán – lo reprimió, con los ojos saliéndosele de las órbitas y la exasperación en ascenso.

– ¡Ja! – río jactancioso. –Pero al menos soy bueno en ser lo que soy. Te recuerdo – sonrió con malicia, – que yo saqué una A en Villanería General y tú ni siquiera una F. No eres una buena estudiante –

Sparrow se carcajeó, pero rajó la vibración de sus risas el claro sonido de uñas clavarse contra cristal. Duchess apretó entre sus manos la botella antes de apoyarla en el suelo con otro clak, y se levantó. Y esta vez, se fue.

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Y hasta aquí chicos/as. Espero que les haya gustado, y de todas formas, gracias por leer mi blog.

Espҽɾɑ, ¿тҽ ѵɑs ɑ iɾ ყɑ? Nơ ơℓѵiɗҽs:

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Aɦơɾɑ sí, мҽ ɗҽspiɗơ.

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