Sin título.

A veces, lo único que necesito,

es una sonrisa.

A alguien que sin pedir nada a cambio,

me ofrezca su hombro para llorar.

A veces, sólo quiero ser entendida y

no juzgada. Ser querida y no rechazada.

Escasamente cuento con la suerte

de encontrar personas buenas.

No buenas sólo por encima. Buenas

desde el alma.

De esas que me brinden una pequeña

rendija de su luz y de su nobleza.

A veces, no estaría mal un

abrazo reconfortante.

Que si me ven con el rostro rojo,

me pregunten porqué lloraba y que

se sienten a escucharme sin preguntar

nada más.

Es tan horrible la sensación de que

todo lo que hago está mal.

De que si respiro, soy indigna de ese aire.

De que si hablo, debo callar para

no fastidiar a nadie.

A veces, no estaría mal que me

ataque el monstruo de las cosquillas.

Que alguien me vea y no sienta

lástima, sino preocupación y cariño.

A veces, quisiera reír hasta

quedarme sin aire y la única opción

que quede, es dar golpes por no

poder reír más.

Es tan frustrante ver el tiempo

pasar y que nada pase en mí.

Sigo igual, con el mismo dolor

en el pecho, riéndo maliciosamente

por no poderlo arrancar.

Decepciones en mi pasado,

decepciones en mi presente y no

sé si estaré lista para las decepciones

de mi futuro.

A veces, deseo sentir y no ver

lo que sienten los demás.

Compartir, disfrutar sin preocupaciones

aunque sea por un rato y sin que la

realidad esté tocando mi puerta

a cada instante.

Sólo deseo actos provenientes

del corazón, no por obligación,

por lástima o por se vean sin

ninguna otra opción.

Callar es lo que me "ayuda".

Al menos no agobio a nadie

con mis problemas que no le interesan

o que tal vez sí, pero que no están

obligados a cargar con mi peso.

A veces, quisiera que las cosas

por las que he luchado, se

inclinen ante mí.

Que no me las arrebaten o

que no se alejen más.

Pero, eso no pasa.

Nada de lo que añoro sucede.

Al menos soy feliz en el mundo

creado en mi cabeza.

Imaginando que todo está bien,

que pertenezco a el lugar en donde estoy.

Un lugar de fantasías que no

duele menos que la realidad.