Saludos #nahuales en está entrega hablaré sobre los centros energéticos humanos en la Sabiduría Tolteca o sea los Kuekueyos.
Para iniciar con este tema es necesario una práctica previa como viene siendo:
Kinam, el yoga tolteca
En este disciplina, se busca alcanzar Senteotl, que no es otra cosa que la Conciencia Cósmica. Es decir, si son afines al pensamiento oriental, el Samadhi. El “kiname” (practicante) lo hará trabajando su Serpiente Emplumada, que no es otra cosa que el símbolo o metáfora del proceso de ascensiòn del alma. Para ello se ciñe a una serie de pasos, que se comprenden como una "Higiene Energética", y que consiste en:
1. Recapitulación de los sueños cada mañana al despertar, realizada sin ánimo de interpretación, sólo de observación. Podemos hacerla mentalmente o por escrito. (Cómo cuando prácticas para tener sueños lúcidos).
2. Practicar ejercicios físicos. Afirmaban los toltecas que cada día tiene una energía particular, positiva o negativa, que podemos acentuar o neutralizar mediante la técnica apropiada. En Kinam se promueve la práctica de las posturas del Tonal o día calendárico, basada en el Calendario Sagrado de Anahuac.
3. Meditación, realizada a continuación del ejercicio anterior. Consiste en recoger los sentidos, hacer silencio mental y, si es posible, entregarse al éxtasis.
4. Recapitulación de lo que hicimos durante la vigilia, realizada antes de dormir en la noche sin ánimo de interpretación, sólo de observación. Se puede hacer mentalmente o por escrito (se recomienda al estudiante de Kinam llevar un diario de sus sueños y vigilias, pues ello le ayudará a materializar el siguiente paso).
Primer Paso, Toltekayotl, aprendizaje
segundo paso, Nawatilli, normas, es el salto de la curiosidad al compromiso.
Este paso también se divide en dos etapas. La primera es el compromiso general; los libros toltecas lo resumieron en tres principios muy simples:
1. Topiltsin sentlasotla, amar lo divino.
2. Kateikniu’tlani, tener paz con los seres humanos.
3. Amo keketsa, no matar o no perder el tiempo.
Luego, el compromiso específico con su Maestro.
Amar lo divino nada tiene que ver con pasar al:
El tercer paso, Teochiwa, divinización.
El cuarto paso se llama Chipawa, transparencia; su objeto es que nos limpiemos física, psíquica y emocionalmente, hasta volvernos cual un cristal transparente que deja pasar sin distorsiones la luz del Sol.
Los “chakras” toltecas
Dentro de ese campo hay una serie de órganos llamados Kuekueyo, espirales luminosas, que funcionan como trans-formadores de la energía, almacenando las experiencias y modificando la percepción. De ellos afirma un códice mexica:
“Con nuestros Cuecueyo(s) iluminamos al mundo. En el sitio donde están nuestras luminarias, allí tenemos luz.” (Códice Matritense)

Algunos de esos centros se activan:
1. Kolotl, “escorpión”, en la base de la columna vertebral. Es la sede de los instintos sexuales, reproductivos y de supervi-vencia. Se activa al nacer y alcanza su pleno funcionamiento en la adolescencia.

2. Iwitl,” plumón”, en el vientre. Es la sede de los sentimientos filiales y patrios, y los impulsos de socialización y comunicación. Se activa en forma natural antes de la adultez.
3. Pantli, “bandera”, en el ombligo. Es la sede del ego y los impulsos de representación, competitividad y dominio. Se activa asumiendo los retos y enfrentando las dificultades.

4. Xhochitl, “flor”, en el corazón. Es la sede de las emociones, la sensibilidad artística y los impulsos altruistas. Se activa enriqueciendo y ennobleciendo las experiencias.

5. Topilli, “bastón de mando”, en la garganta. Es la sede de la voluntad. Se activa tomando decisiones y afrontando las consecuencias.
6. Chalchiwitl, “piedra preciosa”, en la frente. Es la sede de la intuición; su funcionamiento mínimo es la razón. Se activa mediante estudio, meditación, ensueño y recapitulación.

7. Tekpatl, “cuchillo”, en la coronilla. Este centro sintetiza la actividad de los demás, conectando la energía individual con la cósmica. En él radica el impulso de trascendencia que nos caracteriza como humanos. Se activa a medida que los demás centros lo hacen.

Los centros forman una red que organiza nuestro campo magnético.
El quinto paso, Teomania, meditación, se relaciona con la intuición, esa misteriosa facultad que en la vida cotidiana solemos tener atrofiada. La meditación era una práctica muy común en el México antiguo, según se deduce de la profusión de imágenes meditativas en el arte. Su objeto es llegar al estado de éxtasis.
En el Método Kinam, la meditación se divide en cuatro pasos, que son:
1. Mana, disposición.
2. Senmati, concentración.
3. Teomania, meditación.
4. Teowatia, éxtasis
1. Observación, un ejercicio muy simple que consta de tres partes:
a) Observamos serenamente lo que pasa a nuestro alrededor, sin hacer juicios ni comparaciones.
b) Una vez que nos ambientamos, escogemos un elemento del entorno, como puede ser una hoja o fruta de un árbol, una marca en la pared o el suelo, una nube, etcétera, y lo miramos fijamente, tratando de no parpadear.
c) Luego de unos minutos de forzar el enfoque, hacemos lo contrario: mantenemos los ojos sobre el objeto elegido, pero atendiendo a lo que hay en la periferia. La mirada periférica es de gran valor para educar la percepción.

2. Imaginación eidética. Seguramente hemos notado que, al apretar los globos oculares, aparece una serie de colores y formas geométricas. El orden en que aparecen no es casual, responde a nuestro estado energético y es uno de los indicadores que usa el médico chamán para analizar a su paciente. Existen ciertas asociaciones naturales de color y forma que podemos aprovechar como motivos de concentración; las básicas son las siguientes:
– Un triángulo rojo con la punta hacia arriba induce un estado de vigor.
– Un círculo blanco induce al análisis y la observación.
– Una media luna negra nos da fluidez y un sentimiento místico.
– Un cuadrado amarillo nos hace sentir serenos, seguros y sólidos.
El sexto paso, Nawallotl, nagualismo, tiene como objeto proyectar nuestro ser de ensueños, llamado “el doble” o “el nagual”.



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