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La espada mortal | Fan-Fiction

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La espada mortal.

Infeliz.

Anteriormente...

—Realmente… Ese chico fue quien sin pensarlo, aniquiló a muchas personas, trayendo caos y destrucción, muerte, pesadillas; los que peleamos por el ministerio para evitar la aniquilación, sabemos que él era una amenaza. La cual, todos temíamos por su desconocido poder; en resumen, ese chico que está tirado ahí, no era creyente, pero fue inducido al acervo del dragón, para poder crear pánico y destrucción a todas las formas de vida que hayan habitado Japón. Incluso, los guerreros Schichimen, huían despavoridos al saber que alguien con tal poder necrofago existía-. Dió su última declaración, Koji no parecía más que sorprendido y decepcionado, esa extraña combinación emocional, cuya imperfección se observaba en su rostro.

—No pienses que te dejaré vivir en paz aquí, si ya eres consciente de tu poder…

Kusabimaru, el apestado-.

Dos semanas después.

En el suntuoso Valhalla comúnmente las leyendas se pasean hasta que Odin les contribuye una información de vital importancia. Ocasionalmente, hasta las leyendas se entrenaban entre sí para poder ser los mejores de la arena o ser considerados los más fuertes, otros disfrutaban el tiempo juntos.

—¡Eh, Yumiko, nos vamos!—. Llamaba a la distancia la pelirroja Scarlet. Yumiko sin más enarco sus cejas buscando con el oído donde se encontraba su mejor amiga, esta sonrió abiertamente cuando dio a su paradero levantándose y yendo a toda velocidad hacia ella hasta disminuir su velocidad hasta estar cerca a esta.

Scarlet y Yumiko hablaban mientras se retiran se observan de soslayo; ambas parecían efigies en su eterna amistad. A lo cuál, muchos las considerarían incluso pareja.

Por otro lado, las leyendas se entrañan con la presencia del nuevo. Un hombre de estatura promedio con un cuerpo envidiable y de tez ligeramente bronceada; tonificado, sin embargo. Se veía que en sus ojos había solo un jurado de malvados que deciden la suerte en las vidas de sus oponentes en batalla. Koji le observaba, pero Kusabimaru fríamente ignoraba a quienes le observan en aquella taberna.

Hattori se acerca, Lin Fei también. Ambos se sientan a los dos costados de Koji y Wu Shang observa únicamente.

—Pienso que, tomar a este tío y asesinarlo seria una buena idea—. Le interrumpe instantáneamente Lin Fei con una voz madura.

—Koji... El chico no ha hecho nada, más que ignorarnos a todos—.

—¿Y eso qué me impide olvidar lo que hizo?—

—Tal vez el hecho de... Que te perdonó la vida, cuando estabas malhe—. Fue interrumpida instantáneamente.

Las palabras fueron un tajo punzante en el ego de Koji —¡Cállate, Fei!—. Sacudió la mesa con un golpe poderoso, resonó en las paredes ocasionando un silencio incómodo.

Kusabimaru se quedó sentado aún con un epidídimo en su mirar, sabía que su presencia jamás iba a ser bienvenida. Él era un hombre desagradable; pero por algún motivo, no quería dejarse odiar.

Abrio sus ojos levemente, sin decir nada. Los pasos de Koji eran constantes, agresivos, tomando del largo cabello a Kusabimaru hasta la pared más cercana, este, sin embargo, no emitió resistencia, no tenía una cara que defina tal vez su miedo, su ímpetu, o tal vez su sed de venganza. Koji, estaba arrugando el entrecejo como nunca lo había hecho sin dejar de ver a Kusabimaru con odio y mucho desprecio.

—Vi familias arder por tu culpa, ¡Como Japón caía en pedazos!—. Parecía aguantar toda su ira, la hundió en un puño. Asesto un terrible gancho contra la cara de aquel hombre que amordaza desde su cabello.

Kusabimaru no hace nada... Se quedó en silencio, dejándose golpear, tolerando la actitud de Koji, Kusabimaru quedó estático volviendo a paralelo con su cara golpeada. —¡Maldita sea tu existencia, por eso murieron tus padres, por tu maldita culpa, por tu maldita existencia, aquella maldición que cargarás para siempre para el resto de tu maldita vida!—. Kusabimaru arrugó el entrecejo momentos después, este acataba sus palabras. Koji salvajemente volvió a golpearlo, pero con más fiereza, un odio incontrolable.

—¡Koji, ya basta!—. Replicó Wu Shang acercándose hasta este, pero fue alejado por el antebrazo del Ronin. Koji seguía observando a Kusabimaru.

—¡Tu maestro, murió a causa de ti, por tu egoísmo, por tu supuesta protección!, ¿¡Sabes siquiera cómo lucían esos campos, llenos de cadáveres por tu culpa!?—. Antes de volver arremeterle cargo su puño con ira, la nariz de Kusabimaru estaba quebrada. Pero aquel puño solo finiquitó más su cara, la destruyo de un golpe certero, Kusabimaru sangraba pero parecía soportar.

Con una voz rasposa, Kusabimaru entrevió. —Entre tú y yo, hay muchas similitudes—. El azabache no perdió la cordura, por poco y más no tenía razón para atacar de nuevo a este. Se veía sereno. —Ambos, fuimos descendientes de la guerra, ambos sufrimos un terrible destino.

Y, ambos fuimos Shura—. Hattori se congeló, instantáneamente observó a Koji.

Koji se vio pálido, observaba a Kusabimaru con odio, pero no podía hacer nada más, el rostro de aquel chico sangraba pero seguía inexpresivo, de repente ya el Ronin por el miedo no podía pensar en nada más que la palabra Shura. Kusabimaru retiraba la ya débil mano de Koji encima de él, de su cabello, y bajó su puño, la voz del Shinobi era rasposa, fría, grave. Como si estuviera avisando de manera amenazante ante él. —Ambos servimos a un maestro. Ambos los perdimos. Ambos fracasamos. Pero. Ambos somos unos monstruos. Sea por las acciones que hicimos—. Este se alejó de él, fuera de la taberna.

—Hasta ahí llegan nuestras similitudes—. Terminó con una voz sombría, directa. Retirándose de la taberna.

En sus andanzas, Hattori se acerca a Koji por la espalda observándolo perdidamente sorprendida, tal vez decepcionada.

—Koji, tú no...— Lin Fei incluso, no sabría como reaccionaría Jiro si estuviera ahí. Solo observaban a Kusabimaru irse golpeado, pero sin inmutarse.

—¡Claro que no soy un Shura!, Eso es ridículo—.

—Como atacaste al apestado, creo que dice lo contrario—. Respondió Hattori a regañadientes.

Este espetó. —Cuestioname si deseas; igualmente te salvé de tu esposo cuando más lo necesitabas—.

—Koji, ya suficiente con un Shura aquí. No quiero lidiar contigo también. No. Incluso, creo que solo va haber un Shura aquí... Mejor intenta llevarte bien con él, así sea falso—. Contesto cortamente, seca, retirándose de la taberna, todos observan a Koji, aparentemente sorprendidos por lo que hizo.

Un ronnin se dejó llevar por la ira, por la existencia de un Shinobi. Algo que no sucedía nunca. Género odio y una extraña incertidumbre.

La marca de la muerte quedaba tallada en su traje... Y más misterios se sienten, Wu Shang le observaba.

》Koji, tus deseos de venganza te guiarán por el camino de la destrucción; esto podría ser igual o peor que el acervo del dragón...《Wu Shang temía, hasta entonces, decidió no hablar e irse junto a los demás, mientras el impactado Koji permanece a poca luz y en un solo punto. Con el miedo de ser visto como esa tempestad.

¡Más capítulos en progreso!

La espada mortal | Fan-Fiction-[C]
[CU]La espada mortal.
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[C]

[C]Anteriormente...

[C]—Realmente… Ese chico fue q
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