❉ [180] ❉∴･ ¡Comienza el Festival Deportivo! ∴･ #torneorol22

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#KristaIsBack

  

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¡Muy buenas a todos, espero se encuentren genial!

Aparezco de nuevo para entregar mi participación al nuevo evento de la comunidad, el cuál tiene como temática el desarrollo del conocido Festival Deportivo, rememorando un poco lo que fue el #OurOwnFestival.

Sin más agregar, ¡vamos a ello!

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El siguiente es un evento llevado a cabo por Tsu, donde se desarrolla el Festival Deportivo, mismo en el que los participantes deben atravesar las rondas para ser de los mejores.

Post Original:#Torneorol22

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En esta primera ronda y como es sabido, los participantes deben completar una carrera con diversos obstáculos, divididos en tres fases distintas, dónde deben superar los desafíos para acceder a la siguiente parte del evento.

Post Original: #Torneorol22

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Krista Litzer es una chica de 16 años, cabello negro el cual le llega hasta la cintura, suele lucirlo suelto, en una coleta o en ocasiones lo sujeta de forma desprolija, mientras que sus ojos son de color ambarino como los de su padre.

Su cuerpo es delgado, esbelto y con curvas proporcionadas.

:sparkles: Más info aquí :sparkles:

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Título:

¡Comienza el Festival Deportivo!

Personajes:

Krista Litzer, Oc de Rem)

Cantidad de Palabras:

2824.

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La emoción y algarabía de cada año se hace presente nuevamente con el Festival Deportivo en la U.A, dónde los jóvenes aspirantes a héroes participan para demostrar sus habilidades y ser reconocidos como los mejores.

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La algarabía era indudable en aquella mañana en la que, una vez más, iniciaba uno de los eventos más esperados en el país nipón, el cual involucraba a los alumnos de la prestigiosa Academia U.A, el Festival Deportivo.

Semanas previas al evento, los jóvenes estudiantes habían estado alistándose para tal ocasión, algunos intensificando sus entrenamientos personales y otros, alimentándose de las competencias anteriores, aprendiendo un poco más de las diversas pruebas que posiblemente afrontarían.

La alemana se hallaba completamente fascinada con todo aquello que experimentaba en ese momento, desde pequeña había oído sobre las anécdotas de su progenitor quién, en el pasado, había ido a formarse como héroe en aquel país.

Krista había llegado temprano a las instalaciones de la academia, colocándose en los vestuarios su uniforme de deportes para luego acoplarse a sus compañeros para así dirigirse en grupo al gran estadio en donde estarían participando de las actividades.

Desde las afueras, podían escucharse los gritos de emoción del público, algo que era capaz de erizar la piel de los participantes.

Las voces de los profesores anfitriones se lograba escuchar con claridad, los cuales luego de dar los saludos pertinentes, hicieron pasar a los estudiantes a la arena, para que puedan ser observados por los espectadores. Cada uno portaba un número, que lo identificaría en el evento.

El 18 había sido asignado a la extranjera, la cual al oír su nombre y apellido, esbozó una amplia sonrisa, saludando con confianza a una de las cámaras y oyendo el griterío del público ante ello.

Pasados unos segundos, los profesores mostraron en pantalla el primer desafío, que consistía en una carrera de obstáculos dividida en tres etapas. Tras ello, el conteo para el arranque de la prueba tuvo lugar y apenas llegó a su fin y sonó la campanilla de salida, los jóvenes se apresuraron a correr hacia el pasillo que minutos atrás parecía amplio, pero en ese instante y con la aglomeración de los participantes, quedaba angosto.

Krista no perdió tiempo y desplegó sus alas, las cuales agitó suavemente para elevarse entre la multitud, observando como varios chicos más lograban utilizar sus dones para salir de aquel sitio.

Una vez en el exterior, la joven guardó aquel par nuevamente, comenzando a correr en dirección al primer obstáculo de la prueba, denominado: Bajo tierra.

—¡En la primera prueba, deben encontrar la lata con su número, que está enterrada a un metro de profundidad en la arena! —exclamó Champi.

—Tengan en cuenta que si encuentran una lata que no es de ustedes, pueden entregarla al participante que le corresponda, como dejarla en su sitio e ignorarla. No pueden adueñarse de la que no sea de ustedes, porque no podrán pasar el obstáculo —prosiguió Kirby.

Las voces de los profesionales resonaron por los parlantes, explicando lo que debían realizar los alumnos en aquella etapa.

Antes de ingresar al terreno, Krista divisó unas cuántas palas, por lo que tomó una de ellas y se dirigió rápidamente al sitio para iniciar la excavación. Aquella actividad le recordaba un poco a su infancia, cuando en el parque jugueteaba con sus amigos a hallar tesoros escondidos.

"Bien, debo hacerlo de esta manera. Aquí el viento no me servirá y solo traerá problemas", pensó para sí misma, dando la primera palada.

Cavó por unos minutos, hasta dar con algo que resonó de manera metálica. Dejó la pala a un lado y se ayudó con sus manos, logrando encontrar una lata que no le correspondía. Volvió a enterrar la misma, pero a una profundidad menor antes de desplazarse a otro sitio y realizar el mismo procedimiento.

Nuevamente no encontró la suya, por lo que realizó la acción anterior antes de continuar en otra área. Cuando comenzó a cavar de nuevo, cuando de pronto, escuchó una voz detrás de sí, ocasionando que se girara para encontrarse con la joven Akohana Youko.

La fémina contaba con una contextura atlética, de cabellera color verde oscuro, ojos rasgados del mismo color más claro que el de su pelo y algo azulados en la parte superior.

Ambas era compañeras de clase, y según sabía de la contraria, era una joven caracterizada por su semblante serio, determinado, segura de sí misma y de carácter fuerte.

—Oye Krista… —espetó la chica discretamente.

—¿Hana?

Sin perder tiempo, la chica extendió una lata que contaba con su número, el 18. Ésto sorprendió a la alemana, la cual abrió sus ojos con cierta desmesura ante aquel acto.

—Mi lata… —musitó.

—Deberías de irte ahora que tienes la oportunidad —soltó la contraria, con una expresión de pocos amigos.

—Muchas gracias, Hana —expresó tomando el artefacto.

—No es nada, no te preocupes Krista. Sólo creí que la necesitarías más que yo —dijo en un tono serio—. Tu quirk no es muy eficiente en este terreno…, sin ofender —continuó con soltura.

—Sí, lo sé. De utilizarlo, causaría un caos —declaró, notando la expresión ajena—. Descuida, soy consciente de mis limitaciones. Por otro lado, permíteme ayudarte a buscar tu lata, así estaremos a mano. ¿Qué dices? —imdagó con una pequeña sonrisa decorando su rostro

—Mmm…, está bien. Como sea —susurró volteando su mirada, gesto por el cual la alemana sólo permaneció al margen—. Bien, puedes empezar a buscar por allá y yo buscaré por aquí. Conozco la ubicación de todas las latas, pero no sé cual es la mía. Encontré varias por aquel lado, cualquier cosa me lo puedes decir.

Tras ello, ambas se separaron con el fin de buscar la lata que le correspondía a la peliverde, para así lograr avanzar a la siguiente etapa.

Tomó su pala y volvió a excavar en el sector que le fue comentado, logrando dar rápidamente con otra lata. Al quitarla, sonrió con la numeración que ésta tenía.

—Oye, Hana… —llamó la azabache, de la misma forma que su compañera minutos atrás.

—¿Qué pasa Krista? ¿Necesitas ayuda? —preguntó la susodicha, acercándose a ella.

—No, es solo que… —continuó la fémina, sosteniendo la lata número 6—. La encontré por aquí. Ahora podremos ir a la siguiente prueba y estaremos a mano —espetó viéndola a los ojos—. Sé que no te gusta mucho el trabajo en equipo, pero a veces es necesario — dijo entregándole la lata.

—Gracias Krista, mucha suerte… Espero ambas pasemos a la siguiente ronda —afirmó Hana con una pequeña sonrisa, agradeciendo la ayuda de la extranjera.

Ya con sus respectivas latas, ambas chicas se desplazaron hasta la murralla en donde las mismas debían ser entregadas, verificándose de que sean las correctas y así, estás pasaron a la siguiente etapa.

Krista comenzó a correr de nuevo, atravesando el tramo ante ella que la conducía hacia el denominado: mar caótico.

—Esto me emociona, varios alumnos lograron sortear la primera parte —dijo con entusiasmo el profesor Kirby.

—Aquí jóvenes, deben de dar con los banderines que se encuentran distribuidos por la zona, pero…

—No todo es fácil. Con sus barcas, deben sortear icebergs, tiburones y remolinos marinos de gran tamaño —indicó Kirby tras las palabras de su colega—. Así que… ¡Suerte, jóvenes!

Luego de aquellas palabras, la azabache avanzó un poco más hasta notar las mencionadas barcas, tomó una de ellas y comenzó su travesía. Por suerte, el mapa se mostraba en varios proyectores flotantes, gracias a esto, tuvo una idea de la ruta que tomaría, movió el timón, girando a la izquierda con cuidado de no pegarle al iceberg que se encontraba cerca, el interruptor del barco dio una alerta de color verde y divisó al frente un banderín. Con ayuda de sus dedos, moviéndolos suavemente, ocasionó que el viento se lo acercara, logrando obtener el primero.

Se embarcó en busca del siguiente, pero una corriente fuerte y repentina comenzó a jalar su bote, se tratata de un remolino, por lo que sin dudar, comenzó a generar más ondas de aire que lograran contrarestar la fuerza contraria, saliendo de aquel percance y continuando su rumbo, pero de pronto, un gran tiburón hizo acto de presencia, golpeando con fuerza la barca y asustando a la fémina.

—Maldición —dijo al tiempo en que giró en dirección al animal, que se acercaba velozmente para dar otra embestida.

Sin vacilar, dejó el timón y con ambas manos, fue juntando cada vez más ondas de viento, generando un tornado de tamaño considerable, que podía manejar, arremetiendo contra el mamífero para apartarlo, mientras extendía sus alas y se elevaba un poco, para ver sus alrededores.

De pronto, notó que alguien iba cayendo luego de que el tornado se disipara, por lo que rápidamente movió sus manos para lograr suspenderlo en el aire y que éste no fuera al agua.

Era un chico de cabello marrón y una contextura delgada, además de portar unas gafas peculiares.

—Oye, ¿te encuentras bien? —indagó.

—Sí…Sí claro, muchas gracias —contestó el extraño.

—Intenta tener más cuidado, hombre de hojalata. Los tiburones van a tratar de comerte a este paso. Tuviste mucha suerte de que lograra verte —espetó para luego mover sus manos y enviar al chico hasta la orilla con una brisa suave.

Krista de nuevo se centró en sus objetivos, regresando a su barco para navegarlo en busca de los banderines, no pasó mucho cuando aquel chico al que ayudó hacía unod minutos atrás, se encontraba detrás de ella sobre la embarcación que debió ser del quinto competidor.

—¡Hey, Hey! —bramó un par de veces—. Soy Dosen, Joki Dosen… Ese viento…, era tuyo, ¿verdad?

La chica lo observó un tanto confundida, mientras se detenía, logrando preocuparse un poco por aquel sujeto que parecía estar bastante mal para aquel tramo de la competencia.

—Krista Litzer.. Y sí, era mío —pausó un instante—. ¿Te encuentras bien? No te ves...

—¿Bien? Estoy más que bien ahora que estás aquí. Por ayudarame, pienso devolverte dicho favor, solo voy a necesitar un poco de tu poder.

—Okeey… ¿Cuál es tu idea? —inquirió dudosa.

—Mi idea hermosa dama, no solo es una idea, es la idea venida de mi gran mente, veras —inició el chico estirando sus brazos—. Mi quirk, básicamente me permite ser elástico, así que mi idea es simple: mantendré ambos botes juntos mientras uso mi otro brazo como hélice para impulsarnos —explicó al tiempo de colocar su brazo alrededor del bote de la fémina—. Lo que tendrás que hacer tú, es mantenerme encaminado. Yo seré la vela y tu el timón. Usa tu viento para redirigirme por el sendero correcto.

—Primero que nada, eres un poco presumido, ¿te lo han dicho antes? —recriminó Krista ante aquella actitud que poseía el contrario, acomodandose un poco el pelo—. Pero tu plan no suena nada mal. No creo que perdamos nada intentándolo.

Sin más, volvió mover sus dedos, atrayendo las ondas del viento para así impulsar ambos botes con la ayuda de Dosen. La velocidad iba en aumento, mientras que los chicos esquivaban los obstáculos ante ellos y tomando los banderines necesarios para conseguir sobrepasar la fase.

Dosen definitivamente y de una manera casi literal, había caído del cielo para ser su compañero en aquella etapa que estaban atravesando con gran éxito y consiguiendo llegar a la otra orilla. El chico bajó a la superficie muy feliz, mientras ella ya estaba lista para seguir su camino.

—Tu plan fue efectivo, pero no cantes victoria. Queda una fase más. Gracias por la ayuda, te veo en la meta.

Contenta de superar la prueba, Krista se desplazó hasta el último escenario de la carrera, que tenía como escenario un panorama de tinte más serio: ciudad en llamas.

—Cada vez más estos aspirantes me sorprenden y enorgullecen —apremió el profesor Champi.

—Es verdad, pero ahora se viene la etapa final y la que determinará el pase a la siguiente ronda de este festival —añadió Kirby con tono alegre.

—Correcto, profesor…. Jóvenes, en este escenario deben encontrar el maniquí que les corresponde por su número.

—No está permitido que destruyan, se apropien o toquen el maniquí que no les corresponde —advirtió Kirby—. Tengan en cuenta que como esto es un simulacro de rescate, deben cuidar la integridad de su maniquí.

Luego de aquellas palabras, Krista consiguió percibir en la distancia, el característico aroma de un objeto quemándose, devisando más adelante las edificaciones que ardían de forma constante.

Ya con sus alas extendidas, se apresuró a llegar hacia las estructuras, mismas que comenzó a inspeccionar sin demora.

Moviendo sus dedos, consiguió manipular el aire a su alrededor, logrando disipar las llamas y el humo de los pisos del primer edificio que estaba registrando, notando un maniquí que no cumplía con el requisito que necesitaba, por lo que lo dejó ahí y fue al siguiente lugar.

Procedió a volar alrededor de las dos siguientes edificaciones próximas a ella, realizando las maniobras anteriores y obteniendo el mismo resultado. Sin darse por vencida, pasó a la cuarta, en dónde le pareció notar algo extraño, por lo que decidió ingresar a la misma.

Dispersó varias llamas para crear un camino, desplazándose al interior del complejo, llegando a una zona de escaleras. Movió su cabeza hacia arriba, ascendiendo a través del hueco que las escaleras tenían en el centro, moviendo sus dedos, despejando la zona y sin encontrar nada.

En el quinto piso, divisó algo que parecía moverse, por lo que entró en el mismo, percatándose de que una persona se hallaba en el piso.

—¿Pero qué…? —musitó suavemente, abriendo los ojos con desmesura—. ¡Yumei! —gritó al notar a su compañera de clases en el suelo, rodeada por el fuego.

Movió sus dedos para generar más ondas de viento a su alrededor, comprobando que la fémina aún respiraba, por lo que sin perder un sólo segundo, disipó por completo las llamas que estaban alrededor de la chica.

La joven en el suelo era Kasumi Yumei, una fémina de figura proporcionada, con un cabello de color celeste al igual que sus ojos, que eran del mismo color.

—¡Yumei! ¡Yumei! —llamó al tiempo de mover suavemente su brazo—. Oye, ¿estás bien? —indagó.

—¿Eh? ¿Krista? —espetó algo adormilada—. ¿Qué sucede?

—Eso me pregunto yo, estabas en medio del fuego —dijo antes de notar el maniquí ajeno—, pero creo que ya sé la causa.

La ayudó a incorporarse, mientras la chica sujetaba el objeto que debía de llevar a salvo fuera de ese sitio.

—Debemos salir de aquí —dijo la alemana al notar cómo las llamas volvían a surgir—. Te abriré paso para que puedas llevar tu maniquí.

Tras ello, Krista empleó nuevamente su habilidad con el viento, consiguiendo que el piso se liberara parcialmente para que ambas pudieran abandonarlo.

—Bien, debo seguir buscando mi maniquí si quiero pasar de ronda —comentó la chica ya una vez fuera del edificio.

—Déjame ayudarte, así pasamos juntas —dijo con optimismo Yumei, ocasionando una sonrisa en el rostro de la alemana.

—Seguro, vamos a ese —indicó la chica mientras apuntaba la edificación ante ella.

Yumei por medio de su quirk, creó una nube en la que colocó su objeto y se montó a la misma, elevándose un poco para inspeccionar la estructura desde fuera, mientras Krista lo hacía desde el interior.

Repentinamente, la peliceleste comenzó a llamar a su compañera, haciendo algunos gestos desde el exterior para que le prestara atención.

—¡Hay algo en el sexto piso! —declaró con energía.

Krista no perdió tiempo en subir, llegando a la planta indicada y localizando el maniquí que tenía el número 18 en este. Se acercó a tomarlo entre sus brazos, como si se tratara de una persona real para acto seguido, notar como una nube se encontraba a su lado, sonrió al instante en guardar sus alas y se montó a la misma, la cual la llevó hasta el exterior, donde se juntó con su compañera.

—¡Sí, lo encontraste! —celebró la contraria.

—Gracias a ti, Yumei —dijo al momento de sonreírle—. Ahora vamos a terminar esta prueba.

—¡Claro! Pero Krista, espera… Pareces algo agotada —declaró la chica, volviendo a crear una nube—. Por favor, sube. ¡Salgamos de aquí juntas y superemos esto!

La energía que desprendía aquella fémina siempre era única, por lo que entendiendo sus palabras, la alemana nuevamente se subió a la nube, la cual recibió la orden de la peliceleste para abandonar la zona.

Ambas sobrevolaron la zona, notando a varios de los participantes buscando sus respectivos muñecos, mientras ellas se acercaban al área en donde debían de entregarlos y así, pasar al tramo final de aquella competencia.

Una vez dejaron los objetos, Yumei ordenó que las nubes se desplazaran con mayor velocidad, por lo que las chicas lograron completar la carrera, ingresando al estadio en donde una vez más, escucharon con claridad los alaridos del público.

—¡Vamos jóvenes! —bramó Champi.

—Cada vez van llegando los valientes y astutos estudiantes que lograron sobrepasar cada obstáculo en esta carrera, por lo que sin duda, esto les abre la puerta a la siguiente ronda.

Krista sonrió ampliamente ante aquellas palabras, agitando sus manos al tiempo de observar a su compañera con una amplia sonrisa en su rostro para luego levantar su mano y saludar a los asistentes, esperando con ansias el siguiente desafío.

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Y eso ha sido todo por hoy, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo de estar nuevamente en el evento.

Veremos si en la siguiente ronda logra estar mi niña.

Gracias por llegar hasta aquí y nos leeremos en el siguiente blog.

Bye. 🥰   

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