ᠻⅈꪖꪀᥴꫀ ༉ ᵒˢ ʲᵉᶰˡᶤˢᵃ و

;; ᭙ꫀꪶ ᥴꪮꪑꫀ (b)(a)(b)(i)(e)(s) ;♡.ೃ࿔ //

ᵇᵃᵇʸ ᶜᵃᶰ ʸᵒᵘ ᵐᵉᵉᵗ ᵐᵉ ᵗᵒᶰᶤᵍʰᵗ ᶤᶰ ᵈᵉᵗᵉᶰᵗᶤᵒᶰ      

ᶤ ᶜᵃᶰ ᶠᵉᵉˡ ʸᵒᵘʳ ᵇˡᵒᵒᵈ ᵖʳᵉˢˢᵘʳᵉ ʳᶤˢᵉ                   

≡;- ꒰ 18/09/19 ꒱ 🇨🇴 ˊˎ - ⿻                      

\\ Cꪮꪀtꫀꪀⅈᦔꪮડ ༉˚༄"

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                           :mailbox_with_no_mail: ;↷ ⁞ in troducción

                           :mailbox_with_no_mail: ;↷ ⁞ aclaraciones

                           :mailbox_with_no_mail: ;↷ ⁞ one        shot

                            :mailbox_with_no_mail: ;↷ ⁞ des pe di da

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ଽଽ ;; Iꪀtrꪮᦔꪊᥴᥴⅈꪮꪀ ༉˚༄"     

                      ¡Hola gente! ¿Cómo están?

                       Espero que estén muy muy

                      Bien, y sino, tranquilos,   sé

                       Que todo mejorará pronto.

                      El día de hoy les traigo   un

                      Muy bonito One Shot    que

                      Espero y   les   guste tanto

                       C o m o         a             m    í.

                      Así que traigan    un    buen

                      Café colombiano y    disfru-

                      Ten            su            lectura.

#WritterBlink

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ଽଽ ;; Aᥴꪶꪖrꪖᥴⅈꪮꪀꫀડ ༉˚༄"     

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¿ᵠᵘᵉ ᵉˢ ᶠᶤᵃᶰᶜᵉ?

           La palabra Fiancé es de origen francés,

            Y fue tomada por el idioma inglés más

           O      menos      desde      el siglo     XIX.

           Su significado varía según del contexto

           En el que se utilice, por ejemplo, podría            

            Utilizarse como "Prometid@, novi@"etc

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       ꒰๑͒•̀ꇵ͒•꒱و ̑̑            

           El OS está basado en el siglo XIX    en

            Una ciudad de Europa.   Cabe   aclarar

            Que en aquella época la sordera   era

           Considerada   una    enfermedad,    lle-

           Gando así a prohibirse el uso   y divul-

           Gación de la lengua de señas,   lo cuál

           Dió paso a nuevos inventos    para   in-

           Tentar "corregir" a las personas sordas

           Es     decir,    intentar    que    escuchen.

            Un punto importantísimo en este One

            Shot es que Lalisa puede   hablar,   no

            Muy     fluidamente,     pero    lo     hace.

           Muchas   personas   creen    que tener

           Discapacidad auditiva    afecta    total-

           Mente la capacidad del   habla, impidi-

           Endo a las personas con esta discapa-

           Cidad hablar, sin embargo no   es total-

           Mente cierta esta creencia, y, si dese-

           An ampliar esta información   pueden

            Leer                                                  aquí.

           Además Lisa sabe leer   los   labios :eyes: .

Era un día nublado y frío, uno de esos días que sólo despertaban las ganas de quedarse en casa descansando, disfrutando de un momento a solas, con sábanas y nada más que una pijama.

Sin embargo, Lalisa no contaba con esa suerte; por más que deseara poder dejar atrás todos estos "experimentos" que la tenían loca y acurrucarse entre sus sábanas celestiales no podía hacerlo.

La chica de cabellos rubios y piel blanca como la nieve prefería la muerte a seguir viviendo de esa manera, de doctor en doctor, entre instituciones especiales, entre gente que se apiadaba de ella y su familia y, peor aún, entre gente que la maltrataba debido a su condición.

Todo en ella estaba en perfecto estado, así que no podía comprender por qué el afán de sus padres en intentar arreglarla. ¿Estaba rota, quizá? No, definitivamente eso no era, todo estaba y encajaba perfectamente donde tendría que hacerlo, entonces, ¿Por qué las miradas extrañas, de pesar y temor?

Lo único que la joven creía que era la causa de todo lo anterior era su incapacidad para escuchar, pero las preguntas no dejaban de bombardearla de una terrible manera, haciéndola sentir asfixiada, en especial cuando la llevaban a esas instalaciones de un color muy aburrido y triste en donde le hacían mil exámenes para intentar descubrir la razón de su falencia.

Aún así, no entendía la razón de todo esto. Estaba en aquel momento de su vida en donde las dudas incrementaban y las respuestas desaparecían.

Pensaba en todo lo que la rodeaba y se preguntaba: "¿Todo esto por mi condición?"

Bien sabía que no podía escuchar como una persona normalmente lo hacía, y bien sabía que eso había comenzado desde que tenía cinco años de edad, pero nadie sabía el por qué.

En sus cortos dieciséis años de vida había tenido que pasar once de ellos intentando defenderse de las personas que se alejaban de ella como si tuviese una enfermedad contagiosa y mortal, aunque nadie sabía a ciencia exacta si efectivamente era así.

También, esos once años la habían hecho permanecer en distintas instituciones educativas especiales para personas con su misma condición, debido a que era bien pensado en aquel momento que aquellas personas al tener una deficiencia simplemente no estaban al mismo nivel que los mismos niños "normales".

Lalisa temblaba al recordar todo lo que había hecho pasar a sus padres; aprendieron lenguaje de señas para comunicarse con ella a la perfección, a pesar de que ella podía hablar un poco y leer los labios.

También gastaron la mitad de su fortuna en buscar una solución para el problema de su pequeña, aunque, ¿En realidad era un problema?

Para los demás definitivamente sí, siempre estuvo alejada de todos los demás por ser diferente, y siempre tuvo que ver cómo las madres de sus amiguitos cuando ella era sólo una niña alejaban a sus hijos y les reprochaban por estar con alguien «enfermo» dispuesto a contagiarlos de algo.

—No quiero ser un fenómeno, madre. —Le explicó ella a su madre con dificultad, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

Esa fue la primera vez que uno de sus compañeros le arrojó basura haciendo señas extrañas que Lalisa no comprendía.

Y, en aquel momento, sus padres decidieron buscar colegios para su pequeña, aunque las burlas no cesaron.

...

—¿Cómo estás, Lalisa? —Preguntó la maestra de la pequeña de cabellos rubios por medio de lenguaje de señas.

—Estoy bien, creo, últimamente estoy llena de preguntas. —Contestó con dificultad.

—Eso es normal, pequeña, pero ya se resolverán, ¿No lo crees?

—Supongo que sí. —La mirada perdida de Lalisa le advirtió a la mujer mayor que no estaba del todo convencida por sus palabras, y un silencio profundo se instaló en el lugar.

—¡Oh! Casi lo olvido. Hoy vendrá nuevamente el Dr. Holmes, ¿Lo recuerdas?

—Sí, lo recuerdo, el vino hace mucho, ¿No?

—Así es, pero esta vez no viene solo; su hija lo acompaña. —Esta vez, la maestra prefirió decirlo con su propia voz, sabiendo que Lalisa sería capaz de leer sus labios.

—¿Su hija? —La curiosidad en la pequeña hizo que su atención se volviera a concentrar en la mujer que se había dedicado a instruirla últimamente, y esta asintió.

—Se llama Jennie, tiene tu edad y es muy bonita, creo que es la única hija del Doctor.

—Vaya... Creo que estará en la lista de personas que me molestan debido a mi condición. —Al escuchar las palabras de su estudiante, la Señora Standford la miró con una mezcla de preocupación y tristeza.

—Ella es diferente, Lalisa, ya lo verás, está verdaderamente interesada en ayudar a su padre con esto.

—Ya veremos.

Y ahí terminó la conversación.

Días más tarde los padres de Lalisa llegaron corriendo a la casa con mucha desesperación, buscando a su hija por todos los rincones de su hogar, el lugar que la había visto crecer.

La joven estaba en el baño con un libro entre sus manos, pasando las mismas por cada página, demasiado concentrada y llevando el libro a sus fosas nasales para oler cada hoja, como si quisiera absorber las palabras.

Su madre la encontró en aquella posición y no dudó en interrumpir el momento, demasiado emocionada como para ser un lunes, y agitada por correr.

Su progenitora prácticamente vomitó las palabras en un intento desesperado por darse a entender, mientras que la joven de cabellos rubios intentaba leer sus labios, y al mismo tiempo estar pendiente de sus manos, moviéndose rápidamente.

La pequeña Manoban entendió lo que su madre quería decir; ya había regresado el susodicho Doctor con Jennie, la chica de la que tanto había hablar últimamente.

Su mente estuvo divagando todo el tiempo a pesar de que su madre parecía estar a punto de colapsar, cosa que le causó demasiadas dudas a Lalisa.

¿Su madre aún creía que su condición tenía cura? Ella ya había aceptado que no, aún así sus padres estaban empeñados a hacer lo que fuese para volver a su pequeña adoración una niña "normal".

Después de ese día estuvieron preparándose para la visita que cada vez estaba más cerca; corrían de un lado para otro debido a que el Doctor y su hija se hospederían en la casa de la familia Manoban, y los adultos deseaban que todo resultase perfecto.

Era una ocasión especial, así que la Señora Manoban se dedicó a comprar comida que le sirviera para preparar aquellos platillos deliciosos en los que era una experta, y mientras tanto su esposo trabajaba como nunca para poder permitirles una buena estadía.

El día llegó y el tiempo pareció congelarse, Lalisa aún pensaba que no valía la pena que sus padres invirtieran tanto esfuerzo y dinero en aquella ocasión, pero simplemente permaneció callada todo el tiempo.

El Doctor llegó y con el su hija, una adolescente un año mayor que la rubia, de cabellos castaños y ojos oscuros y penetrantes que inspeccionaban todo a su al rededor con curiosidad latente.

Era bella, demasiado, para ser sinceros. Lalisa quedó plasmada al verla entrar por la puerta principal hablándole a su padre acerca de algo que Lalisa no pudo entender debido a la distancia en la que se encontraban la una de la otra.

Deseó con desesperación poder escuchar su voz y se preguntó constantemente: "Si así es su rostro, ¿Cómo será su voz?"

Definitivamente sería como escuchar a los mismísimos Ángeles cantar.

Ese día las presentaron, pero ninguna de las dos se acercó a la otra en el resto del día.

...

—Disculpa... Oh, mierda, lo siento, no puedes escucharme, ¡Genial, Jennie! Lo arruinaste.

Aquella vez Lalisa sonrió con ternura, y sus palabras salieron disparadas.

—No puedo escucharte, pero sí puedo leer tus labios. —Tus «rojos y profundos» labios, pensó.

—Lo siento si te ofendí, de verdad no era mi intención... —Jennie sonrió con arrepentimiento y bajó su cabeza, vergonzosa de mirar otra vez a la rubia que tenía en frente.

La castaña no sabía cómo dejar de hablar en situaciones que lo ameritaban, sus palabras sólo salían de su boca en cantidades y después se arrepentía de tener tan poco autocontrol.

Aunque la mirada que le lanzó Manoban no denotaba molestia o incomodidad.

—Tranquila, supongo que estoy acostumbrada a esto.

A partir de ese momento la charla continuó con anormalidad, hablaron de cosas triviales y continuamente Jennie se detenía a hablar más despacio para que Lalisa pudiera leer sus labios más fácilmente, a pesar de que ésta le decía que todo estaba bien.

Los días pasaron y la castaña aprovechaba las noches solitarias para escaparse de su cuarto e ir al de su nueva buena amiga. Hablaban de tantas cosas que la noche se quedaba corta, y no dormían en lo absoluto.

Sin embargo, los chequeos con el Doctor Holmes no se hicieron esperar; eran casi diarios y sumamente agotadores. No podían avanzar demasiado porque cuando lo hacían nuevas incógnitas aparecían, dejando en blanco al respetado experto.

"No estás rota" se repetía todos los días para intentar recompensar el agotamiento que las sesiones con el padre de su amiga le proporcionaban.

Jennie ayudó mucho en ese proceso de aceptación. El tiempo que estuvo de visita en su casa compartió su pensamiento respecto a la condición de Lalisa y en ningún momento se burló de ello; al contrario, estaba sumamente interesada por comprender las cosas nuevas que el mundo le presentaba.

Le gustaba aprender, tanto así que le rogó a Lalisa que le ayudara con el lenguaje de señas, cosa que la rubia aceptó con gusto.

El Doctor Holmes no avanzó con su investigación, así que simplemente un día decidió empacar sus cosas e informarle a su hija primogénita que partirían de la casa de la familia Manoban inmediatamente.

La noticia destrozó los corazones de las dos muchachas, pero aún así decidieron afrontar su despedida de la manera más madura posible.

Algún día tenía que pasar, y las dos estaban listas para aquello.

La despedida fue corta. Lalisa evitó llorar, y más bien le agradeció por todo el apoyo que le había brindado. Nunca había tenido a alguien como ella y le hizo saber que la recordaría hasta el final de sus días.

Aquel día fue la última vez que se vieron.

Sin embargo, muchos años después Jennie escribió un libro hablando de su experiencia con Lalisa, el cuál tituló "To my dear Fiancé", que alcanzó fama mundial.

Ella se dedicó a intentar cambiar la visión que todos tenían de la sordera en aquella época, y fue la inspiración de muchas personas que pasaban por una situación parecida. Todo eso, por su Fiancé, por la chica a la que nunca olvidaría; Lalisa Manoban.

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ଽଽ ;; Dꫀડρꫀᦔⅈᦔꪖ ༉˚༄"   

              ¡Muchas gracias por haber llegado

              Hasta    acá! Espero que les haya

              Gustado y hayan disfrutado su lec-

              Tura, nos leemos en un    próximo

               B               l                   o                 g.

ᵖᵃˡᵃᵇʳᵃˢ: 1768

ᵗᵒᵈᵒ ʰᵉᶜʰᵒ ᵖᵒʳ ᵐᶤ