La Luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la Luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
su cabello de duro estaño.
Soldadito:
Huye Luna, Luna, Luna.
Si vinieran los soldados,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Luna:
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los soldados,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados
Soldadito:
Huye Luna, Luna, Luna,
que ya siento sus lagartos.
Luna:
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El General se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y fuego, los soldados.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados
Cómo canta el tucán,
iay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la Luna
con un niño de la mano
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los soldados.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

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