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❥ | J u n e | O7
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ᴡ ᴇ ʟ ᴄ ᴏ ᴍ ᴇ . . .✿'
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[B l o g d e e s c r i t u r a ]
<<Aquí Lisk >>
一 Í n d i c e ❜❜
│ :leaves: 1. Introducción
│ :leaves: 2. "Manos rojas" -parte 1
│ :leaves: 3. Despedida
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Hola comunidad.
Les traigo esta historia
un tanto diferente.
No es un fanfic, pero
igual espero que les guste.
La dividí en partes puesto
que era muy larga.
PD/ la portada no tiene
nada que ver pero estaba
bonita xd
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Existía un terror en la ciudad.
Se hacía llamar "El apostador" y nadie perdía contra él.
Era el verdugo, consagrado en cuerpo y alma
a un único pensamiento que estaba representando en la figura de su cabecilla, y
aquél pensamiento era la liberación del todo
mal que acaecía la ciudad: "los rojos".
El brazo del apostador estaba perpetuamente
armado del puñal, y la huella que dejaba tras
de sí era semejante al de una serpiente en un
desierto de sangre. Su mano atravesaba los
corazones despiadadamente. La humanidad había desaparecido por completo de aquél
hombre.
Sin pasión.
Sin compasión.
Sin corazón.
Pero como para todo aquél ser de fría alma existía algo que lo mantenía con vida. Una flor en medio de la maleza del mundo. Su hija.
Marem era de corazón fuerte y bondadoso y, dondequiera que la mano del apostador dejaba dolor, ella lo cubría con las suyas para curarlo. Pensaba que quizás así Dios podría perdonar el alma de su padre.
El apostador amaba a su hija ferozmente y, por ella, era capaz de matar a cada hombre sobre la faz de la tierra.
~
Todos los días el apostador se reunía con sus pares en la oscuridad de su morada, planeando nuevos ataques y descubriendo a rojos escondidos en medio de la ciudad.
Ellos estaban hablando en la cocina, como cada sábado a la noche. Sus conversaciones atormentaban el sueño de Marem. Esta vez no fue diferente.
En su sueño una figura estaba en medio del jardín. Las verdes hebras que emanaban del suelo cubrían sus pies.
La noche nublada marcaba un clima lúgubre.
Aquella mano realizaba un moviento circular, dando tajadas al viento y, al final de ésta, relucía una afilada hoja.
La figura daba pequeños pasos en círculos, una y otra vez. Atraída por su presencia, Marem bajó lentamente los escalones donde se encontraba.
La silueta era de un hombre, quien no reparó en su presencia; así que ella, sin temor alguno, continuó caminando.
Livianos pies flotaban sobre el césped.
Un segundo.
Dos.
Tres.
El hombre, cubierto por la oscuridad de la noche, se detuvo bruscamente con su mano derecha aun tendida en el aire. Marem se congeló, a tan solo diez pasos de distancia.
Su rostro giró hacia ella.
Una brisa movió sus cabellos y la incitaron a seguir avanzando, y en un respiro se encontraron frente a frente.
Ella pudo distinguir aquél rostro, cada curvatura e imperfección, y él con su mano izquierda la tomó del brazo bruscamente.
Marem sintió dolor pero no le importo, y también tuvo miedo de que no le importara el daño que le podía causar.
El filo del cuchillo se encontró en su garganta, presionando.
Su rostro, aun más cerca.
El aliento le calienta las mejillas, heladas por el viento, y es, en ese momento, que se percata de que siente frío. Todo su cuerpo está congelado. Y aquellos ojos oscuros miran directo a los de ella, envolviéndola en su sombría mirada y, luego, la abraza con los labios.
Frío.
Labios fríos.
Calor.
Sangre corre a lo largo de su garganta, pero ella no puede detenerlo, no puede detener la sangre. La tiene atrapada.
No quiere detenerlo...
~
El viento se cuela por su ventana, su cuerpo está completamente frío.
Marem se despierta sobresaltada, aun con la sensación presente de aquél extraño de su sueño. Sus manos recorren su cuello esperando encontrar algo, pero la ausencia de sus manos y su cuchillo es lo único que una vez hubo.
Lentamente se levanta, cierra la ventana y regresa a su cama, pero unas voces que vienen de afuera la detienen.
Es su padre.
Marem se encuentra acostumbrada a las reuniones de su padre, pero por alguna razón decide escuchar esta atentamente.
Con su mano sujetando la cruz del colgante de su cuello, se inclina hacia la puerta.
—¡Ya estoy cansado! Esos piensan que pueden escapar bajo nuestras narices —dice uno de los hombres.
—¡Malditos rojos! Siempre escondidos...cobardes—añadé otro.
—Tranquilos, tranquilos. —La voz de su padre calla cualquier queja que pudiese haber continuado—. Precisamente, por eso los llamé esta noche. Me llego la información que hoy un traidor se reunirá con un informante. Lo que no espera es que nosotros estaremos ahí.
—¿De quién se trata?
—Es hijo de un azul reconocido, el vocero de la zona norte de la ciudad...pero que decidió revelarse contra su padre...
—Maldito traidor...
—Claro que su padre no está enterado, y no dudo que estará de acuerdo con nuestra decisión y acabar con todo traidor. Es por eso que él nunca debe llegar a ese informante.
—El corazón de Marem se acelera, en cierta forma acostumbrada a las sentencias finales de su padre pero también horrorizada con cada una de ellas—. Enager Max morirá cuando el reloj marque las una. Nos dirigiremos a la fuente central entonces...
~
Amaba a su padre. Cuando niña ignoraba las espeluznantes historias que decían de él, y cuando tuvo edad suficiente para comprender lo que era realmente, un monstruo, no tuvo más que aceptar el hecho de que a pesar de la terrible vida de su padre aun lo quería. Con ella era completamente diferente, sus manos peinaban sus cabellos de niña, acariciaban sus mejillas cuando sonreían.
Pero ahora iba a matar a alguien que, como ella, estaba atrapado en la morada del enemigo. Sus ropas se teñían de azul, pero en su interior corría la sangre roja.
Tan pronto como su padre había firmado la sentencia de aquél hombre ella ya estaba colocándose una capa y zapatos, dispuesta a huir de su casa.
Tenía media hora. Media hora era el único tiempo que tenía para salvar la vida de alguien.
Y él tiempo se escurría rápidamente de sus manos y sus pies no podían combatir con el constante devenir. Sus piernas quemaban, sus manos sudaban, su respiración se entrecortaba.
Pero nada de eso importa, se dijo.
"Debo salvar a Enager Max de mi padre".
Así que continuó pese a todo.
Los callejones oscuros que atravesaba le brindaban la protección de cualquier par de ojos curiosos. Nadie debía verla.
La fuente, en el centro de la ciudad, era donde él debía hallarse y, sin saberlo, estaría al filo de la muerte. Allí debía encontrarse con su informante.
Al llegar Marem vio una figura parada del lado oscuro de la fuente, donde la luz del farol no llegaba.
"Debe ser él, es él" se repetía intentando recuperar el aliento.
Las calles solo eran transitadas por pocas personas, y aún no divisaba a su padre o alguno de sus compañeros que seguramente llegarían en pocos minutos a caballo.
Se acercó temerosa a la figura encubierta.
~
Enager Max advirtió una presencia detrás de él y se giró alerta, pero al darse cuenta que se trataba de una joven su temor se transformó en alegría en un segundo.
—¡Eli! Pensé que no vendrías.—Tomó a la chica y la encerró en sus brazos. Acariciando su cabeza dijo:—Mi padre no tardará en darse cuenta de todo, debemos huir. Ya no hay qué podamos hacer por la ciudad, todo se acabará... Azules, rojos, nada importa ya. Solo tú y yo, juntos huiremos porque nuestro amor podrá contra cualquier adversidad.
Las palabras ajenas dirigidas a Marem la mantuvieron callada.
—Ya no importa esta ciudad, nada ni nadie. Estaremos juntos por siempre. Eli, Eli, mi amada—suspiró—. El escaso tiempo que tuvimos juntos fue suficiente para llegar a amarte, pero pobre para poder demostrartelo.
El joven finalmente soltó a Marem, confundida y llena de las palabras de amor ajenas.
Max tomó el rostro de la muchacha dispuesto a sellar sus palabras en la promesa de un beso.
La capa que cubría su cabeza cae.
—Lo siento mucho joven Max Enager, no soy su amada pero sí su salvadora. Debes huir ya mismo de la ciudad.
El joven la mira negando con el rostro confundido. La luz bañe sus facciones...Marem no sabe cómo aquél chico de sus sueños está parado frente a ella.

Nos vemos en la siguiente blog.
<<Lisk se despide>>
[Editora blogger AW]
[Writing group]
:ed: Lisk
:copyright: Luna



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